jueves, 28 de julio de 2011

INTELIGENCIA PARA LA FELICIDAD


“La inteligencia es considerada como la capacidad de procesar la información y utilizarla para resolver problemas de la vida cotidiana. Según este criterio sería un error decir que sólo es inteligente aquella persona que puede solucionar problemas matemáticos o lógicos, ya que estaríamos dejando de lado aquellas capacidades personales que permiten enfrentar problemas relacionados al bienestar personal y a la convivencia social.”

Cuando se habla de inteligencia se hace referencia también a aquellos procesos cognitivos como la atención, concentración, la memoria, el aprendizaje, etc., ya que el funcionamiento de estas variables sumado a una adecuada nutrición y un ambiente familiar favorable permiten constituirla. Y por su puesto la inteligencia está asociada a la felicidad, es por eso que hay que estimularla adecuadamente desde la gestación. Y ¿Cómo se puede potencializar el desarrollo de la inteligencia en los primeros años de vida? La inteligencia humana es producto de dos factores: El potencial biológico y el entono donde se crece y se educa. El potencial biológico está dado por el desarrollo cerebral que se posee, ya que al nacer las neuronas entran en conexión (sinapsis) con mayor rapidez y es en durante la primera infancia que se formaran las estructuras o redes neuronales que posibilitan el desarrollo de la inteligencia y que son utilizadas posteriormente en la etapa adulta para el aprendizaje de nuevas habilidades. El entorno es otro factor importante, ya que es necesario un ambiente rico en estímulos, sensaciones, emociones nobles y expresiones de amor y creatividad, que éstos sean adecuados en calidad y cantidad, y que exista un ambiente favorable que propicie el bienestar del niño. El niño debe estar en contacto con los objetos, descubrir sus formas y funciones, realizar actividades que posibiliten desarrollar su potencial.

¿Qué son las inteligencias múltiples? Actualmente, existe una teoría que recibe bastante aceptación por los psicólogos y educadores ya que se relaciona íntimamente con el concepto de inteligencia vigente, la teoría de las inteligencias múltiples, modelo propuesto por Howard Gardner, define a la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o de crear productos, que sean valiosos en uno o más ambientes culturales, refuta la primacía del CI (coeficiente intelectual) argumentando que no existe una única clase de inteligencia, sino un amplio espectro de ellas, no tenemos una sola capacidad mental, sino varios modos de ser inteligente, entre las que se conocen: la inteligencia lógico-matemática, la espacial, la lingüística, la musical, la corporal, la interpersonal y la intrapersonal. Este criterio permite comprender cómo algunos niños son buenos para determinadas materias, mientras otros son mejores entablando relaciones interpersonales o demostrando habilidad para la música o el arte.

Por estas razones se deben propiciar actividades y juegos que permitan desarrollar las inteligencias múltiples en nuestros niños, así se puede notar qué tipos de inteligencia son más predominantes en ellos, descubrir cuáles son sus fortalezas y sus debilidades y darle la oportunidad para que explore libremente, sin presiones y que desarrolle sus propias inclinaciones durante su crecimiento.

La inteligencia emocional; como se deja claro, la inteligencia no está referida sólo al aspecto racional, el desempeño también depende de utilizar otras habilidades y estrategias con eficacia como ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones, controlar el impulso y demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar, mostrar empatía y abrigar esperanzas (Goleman, 1995). A esto se le conoce como Inteligencia Emocional, y tampoco son capacidades innatas sino que pueden ser aprendidas y mejoradas por los niños, siempre y cuando se les enseñe con amor, paciencia, claridad y mucho ejemplo.

La inteligencia emocional se forma desde la primera infancia, en la familia a partir de la crianza con amor y se refuerza o consolida en la escuela; es reflejada en el actuar del niño y le sirve para lograr el éxito en el plano personal, social, laboral y en general, en todas las relaciones humanas. En conclusión, se necesita que la familia y la escuela, principales educadores para la felicidad, busquen desarrollar las inteligencias múltiples, enfocando en todo momento el aprendizaje y la práctica de habilidades como manejar emociones y aprender a expresarlas adecuadamente, aprender a compartir en grupo, respetar a los demás.

Un niño inteligente no es aquel que sabe más, es aquel que sabe actuar de manera inteligente frente a cualquier problema, personal, social o académico. Cada niño tiene un talento especial. Es ideal manejar estos conceptos para ser cautelosos con los hijos y aceptar sus talentos en ciertas áreas e incentivar su desarrollo en aquellas menos favorecidas. A continuación unas amables sugerencias:

Para incentivar la inteligencia lógica –matemática enseñarle desde muy chico a explorar su entorno físico: Ordenar sus juguetes y clasificarlos por tamaños o formas. Si se quiere potenciar su lenguaje, la inteligencia lingüística puede ser motivada con cuentos o ilustraciones que en principio despierten su curiosidad por la lectura. Trabajar mucho los sinónimos, leerles poesía y practicar con él trabalenguas.

Mientras crece hay que animarlo para que haga ejercicios: correr, saltar, natación e incluso el baile lo ayuda a desarrolla la inteligencia cinéstica-corporal. Esta es una difícil realidad a la que enfrentan muchos papitos de familia, creer que su hijo no es capaz de aprender, lo dicen, los maestros, los vecinos, los amigos y los familiares, frases como: ¡Tu hijo es tonto!, ¡No le puedo enseñar nada! o peor aún, ¡deberías sacarlo de la escuela! ¡Ponlo a trabajar, porque para la escuela no sirve! Se van repitiendo continuamente, lastimando nuestra percepción y la autoestima del chico si éste llega a escucharlas. Esta situación es triste, o aquella que desde chico se le está empaquetando: “él no sirve para las matemáticas, yo tampoco ni para los idiomas”, y termina el chico creyéndose tales atrocidades. Y si a lo anterior se le suma que su rendimiento escolar es bajo, se confirma el diagnostico que hacen los papitos y mamitas inseguros, el chico es lento! Sin embargo ¿Qué tanta verdad se encierra en estas frases? ¿Será cierto que los niños son incapaces de aprender?, demos otra mirad.

Generalmente los padres de familia han visto que si bien sus hijos obtienen bajas calificaciones en la escuela, son capaces de sorprenderlos en muchas otras actividades, por ejemplo al tocar un instrumento musical, reparar un motor, al expresar una idea, al acomodar un mueble, al observar la naturaleza, etcétera. Los papitos, observan esto y muchas veces le dan poca importancia, a pesar de ello, deberían dar mayor importancia y cuidado a este tipo de situaciones, que están expresando las inteligencias más determinantes. Hoy en día se ha descubierto que los seres humanos tenemos no una, sino múltiples inteligencias, es decir, que no todos procesamos el conocimiento de la misma manera, ni le damos la misma importancia a las cosas. Por ello es conveniente que los papitos conozcan de sus hijos el tipo de inteligencia que tienen, a fin de que éstos puedan desarrollarla y afinar cada vez en mayor medida.

El presupuesto básico es que pensemos que los chicos NO SON TONTOS, sino que por el contrario falta saber descubrirle la inteligencia que tienen, y por ello los papitas en muchas ocasiones se ven enfrentados a pensar que son incapaces de aprender, pero esto no es una realidad. A continuación unas definiciones que a veces se ignoran:

Inteligencia Lógica - matemática, la que se utiliza para resolver problemas de lógica y matemáticas. Es la inteligencia que tienen los científicos. Se corresponde con el modo de pensamiento del hemisferio lógico y con lo que nuestra cultura ha considerado siempre como la única inteligencia.

Inteligencia Lingüística, la que tienen los escritores, los poetas, los buenos redactores. Utiliza ambos hemisferios cerebrales.

Inteligencia Espacial, consiste en formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones, es la inteligencia que tienen los marineros, los ingenieros, los cirujanos, los escultores, los arquitectos, o los decoradores.

Inteligencia Musical es, naturalmente la de los cantantes, compositores, músicos, bailarines.

Inteligencia Corporal - kinestésica, o la capacidad de utilizar el propio cuerpo para realizar actividades o resolver problemas. Es la inteligencia de los deportistas, los artesanos, los cirujanos y los bailarines.

Inteligencia Intrapersonal, es la que permite entendernos a nosotros mismos. No está asociada a ninguna actividad concreta. Inteligencia Interpersonal, la que nos permite entender a los demás, y la solemos encontrar en los buenos vendedores, políticos, profesores o terapeutas. La inteligencia intrapersonal y la interpersonal conforman la inteligencia emocional y juntas determinan nuestra capacidad de dirigir nuestra propia vida de manera satisfactoria.

Inteligencia Ecológica, la que utilizamos cuando observamos y estudiamos la naturaleza. Es la que demuestran los biólogos o los herbolarios.

Entonces como se puede apreciar existen muchos tipos de inteligencia, lo único que corresponde a los papitos y educadores es ver cuáles de ellas son las la que tienen desarrollada los chicos a fin de potenciarla. Esto significaría en esencia que los niños en la primera infancia solo necesitan una manera distinta de aprender, y que esto se da en el momento en que los papitos y educadores son capaces de potenciar su tipo de inteligencia. Y ¿Cómo descubrir el tipo de inteligencia que tiene mi hijo?, ¿de qué instrumento se pueden valer papitos y educadores?

Primero la observación hecha de manera personal hacia los hijos, existen en Internet muchos instrumentos para descubrir y potenciar el uso de las inteligencias múltiples. Una vez descubierto el tipo de inteligencia, le queda a los papitos, y educadores, potenciarla, abrir camino a fin de que el hijo, por sus propios medios, pero con la guía y ayuda del adulto, pueda desarrollarse de la mejor manera en el ámbito que le toca.

Hasta los 6 años de edad, se produce un gran desarrollo en el cerebro del niño que no volverá a tener en toda su vida. Y los papitos pueden y deben ayudar mucho, por éste motivo es imprescindible encontrar las mejores formas de potenciar las capacidades del niño. La estimulación del bebé desde el primer momento de su nacimiento, conocido como “aprendizaje temprano” va a favorecer el desarrollo de la curiosidad, capacidad y atención del niño. Todo esto hará que aprenda más rápidamente y mejor.

Existen formas de estimular la inteligencia desde bebés pero sobre todo lo más importante es que el niño disfrute y los papitos deben estar atentos para que el bebé no se canse ya que puede producir en él irritabilidad o hasta insomnio.

De 0 a 3 meses: Estimular en estos meses al bebé visualmente con juguetes de colores. Cuando se le cambie el pañal se pueden hacer ejercicios de movilidad, en piernas y brazos. Ponle música relajante. Acariciarlo con frecuencia. Cuando le bañes familiarízale con movimiento dentro del agua. Colgar un móvil, que el bebé pueda apreciar desde la cuna, grande de colores fuerte y ojala musical.

De 3 a 6 meses: Seguir estimulando el sentido de la vista con objetos móviles que seguirá con su mirada. Estimular el sentido del oído: hacer palmadas suaves, silbar, hablarle desde distintos puntos o incluso colocarse donde el bebé no alcance la vista. Hay que hablar al bebé con mucha frecuencia. Hacer juegos sencillos como esconder y aparecer juguetes o peluches. En éstos meses es el mejor momento para iniciarlos en la natación. Cambiar su cuna de puesto en el mismo cuarto, le permite al bebé nuevas miradas, dejarlo solo en su habitación, de forma que pueda ver la puerta, el mejor muñeco para aparecer y desaparecer es la mamita.

De 6 a 12 meses: El momento de aprender a gatear es muy importante, ya que gatear o trepar para ponerse de pie requiere serie de movimientos y habilidades imprescindibles para aprender a dominar su cuerpo y desarrollar su inteligencia. Hay que promoverles este placer, hay que gatear al lado de él. Jugar con el bebé a reconocer sonidos, olores y sensaciones al tacto con objetos duros, calientes, fríos, rugosos, suaves, húmedos, secos…

Estimular el sentido del gusto, las comidas serán toda una aventura para el pequeñín, un gran descubrimiento, dejarlo que la toque con sus manitas, aunque no lo parezca está aprendiendo, ya tendrá tiempo de aprender buenos modales en la mesa, todo llegará. Es momento también de crear rutinas en los momentos claves del día, baño, comidas, paseo, siesta, la hora de acostarse en la noche, lectura del cuento diario y así alcanzar hábitos! Hay que permitirle tocar la cara del adulto: cuando toque la nariz, sacar la lengua resulta divertido para ellos.. Si tira de la oreja sonará una fanfarria, si pulsa la mejilla, cerrar los ojos. Estos juegos sencillos donde el niño tiene que descubrir relaciones de causa-efecto son muy interesantes y provocan muchas sonrisas.

De 12 a 18 meses: Es el momento de incentivar a hablar al bebé, se puede hacer animándole a que participe de las conversaciones, también haciéndole preguntas sencillas de responder afirmativamente o negativamente, repetir algún estribillo de canciones que amplíen su vocabulario, cuentos o poesías, pues en esta etapa aprende a decir sus primeras palabra, aunque hay bebés más charlatanes que otros, cada niño llevará su ritmo. Y como a esta edad ellos se fascinan tirando todo el suelo, es un interés compulsivo, es aquello de causa efecto, a demás de experimentar, texturas, colores, sonidos.

Primeras palabras. Cualquier momento y situación será buenos para enseñarle nuevas palabras y repasar las que ya conoce. Las partes del cuerpo, nombres de animales, colores, prendas de ropa. Preguntas claves como: ¿dónde está el perrito?, ¿dónde está la nariz?, ¿dónde está el peluche…?. Se trata de jugar a una especie de escondite con los objetos y sus nombres. Y ojala en orden los juguetes y libros en el mismo lugar, porque así va aprendiendo el orden y el aseo.

De 18 a 36 meses: Alrededor de los dos años pueden ir entendiendo las bases de juegos como el dominó y tener sus primeros contactos con el ajedrez y las damas. Usar imágenes de colores con números y palabras para que se familiarice con sus formas mediante el juego. Hay que permitirle y facilitarle hacer dibujos, o garabatos, dejarlo que ponga a volar su imaginación, también se puede ir iniciándolo en rompecabezas simples.

De 3 a 6 años: Puede empezar a aprender mas de dos idiomas, seguir con la práctica de fomentar su reconocimiento de objetos con el tacto, Puede empezar a aprender a tocar algún instrumento musical, puede si es posible para los papitos tenerle algunos instrumentos musicales, como panderete, acordeón, flauta, dulzaina, tambor. Leer cuentos e inventar historietas, hacer repasos de lo que se hizo en el día, repasar emociones, resolver por qués? ayudados de ejemplos reales, memorizar versos, y bueno algo en la computadora, no adicción. Como empiezan la etapa escolar, es importante que aprenda un idioma, ahora son esponjas y aprenderán más rápido. Si los papitos o uno de ellos sabe el idioma, es importante hablarles en él y cuando sea un poco más mayorcito ayúdale con alguna academia.

Se trata por lo tanto de ofrecer al chico, el máximo de oportunidades para que desarrollen al máximo todas sus capacidades. Es imprescindible además de todo esto, el cuidado básico y una buena alimentación. Y por su puesto cuidar de la parte afectiva que sea amorosa, dulce, amable, creativa, tierna, segura, tan sencillo como hacer sentir bien, divinamente, feliz, que el chico se sienta querido y apoyado. Todo esto va a favorecer no solo el desarrollo intelectual sino también el psicológico.

Hay que dejar claro que la estimulación temprana es diferente a forzar al niño a hacer algo para lo que no esté preparado. La mejor forma de estimular a los niños es a través del juego, sustentando en el amor y con el respeto por la diferencia.

Con Caricias Calientitas


jueves, 21 de julio de 2011

CUMPLEAÑOS… PARA LA FELICIDAD


En la primera infancia los papitos y las mamitas sobre todo el primer año son los que quieren celebrar, pues los chicos aun no poseen el espíritu de tal celebración, pero bueno hay que celebrar, las fiestas de un año, deben ser cortas, con actividades propias de esa edad, para que el homenajeado, Jeronimo mi vecino favorito que cumple, y todos los cumpleañeros de un añito; entonces que, disfrute la fiesta, porque en la mayoría de los casos, son los que menos disfrutan, entonces hay que lograr que Jeronimo el cumpleañero sea el centro de la fiesta, por ejemplo, los gorritos, a los bebés no les gustan y se vuelve una peleilla para que se dejen tomar las fotos, su vestuario debe permitirle que si el helado se le riega no pase nada, porque los adultos quieren a los bebés de un año mantenerlo impecables con vestuario “acartonado”, bueno rico poner el toque del festejado en las tarjetas de invitación, qué tal la huella? Queda preciosa y le marca la diferencia.

La hora debe ajustarse al horario del bebé, para que esté despierto y con energía, hay que hablarle de la fiesta, se le puede enseñar a mostrar su dedito cuándo le pregunten cuántos años tiene? Jeronimo ya muestra su dedito y está haciendo curso para apagar la vela.

Feliz cumpleaños a ti!! Todo es nuevo, abrazos a granel, besos de las tías con colorete, música, todo el mundo quiere que el bebé este radiante y a la orden del día. Una celebración en la primera infancia es como una lluvia de emociones. Ojo que la celebración es para un niño, no para el adulto, por lo tanto el menú debe ser infantil, por ejemplo un refrigerio Nutri-lúico un heladito payaso encima de la torta, unas hamburguesitas marcianas: se tiñe el queso crema de verde (anilinas vegetales), de ojos 2 torrejitas de zanahorias, de boca salsa de tomate, de antenitas pimentones en julianas, de cabellos ricitos de lechuga, y ellos asesorados la van armando y aunque resulte difícil de creer se comen las verduras, y cero platos fríos, es que a veces los atiborran de comida, torta sencilla, caserita, a ellos no les gustan las tortas negras envinadas; jugos naturales y helado es suficiente.

En cada familia la celebración del cumpleaños tiene su particularidades, incluso vienen ajustadas al aspecto cultural e incluso religioso. Cada cumpleaños de un niño es motivo de celebración para la familia. Hoy como los papitos trabajan, las celebraciones se trasladan a las sala-cunas y jardines en otras ocasiones se contratan lugares especializados, y en algunos casos la nana, o niñera es la que organiza la fiesta, en fin cada familia decide el tipo de celebración, pero bien importante si es tener en cuenta los gustos del menor, por ejemplo los niños de 1 a 3 años para qué un mago? No tienen la capacidad de concentración 30 minutos quietos, los bebés un concurso de bebés gateadores, carritos de arrastrar, espacio seguro, música suave infantil, cantos, palmitas, tortitas, mejor dicho dejar volar la imaginación, cajitas musicales, mostrarles laminas alegres y leerles cuentos, de 2 años en adelante títeres cortos, los payasos a gusto del cumplimentado, existen chicos que les tienen miedo.

Cuando el niño más grande participa de los preparativos de su fiesta, está estimulando su toma de decisiones, aumentando su capacidad de recibir afecto y manifestar agradecimiento, establece huellas en su memoria, construye razonamientos propios e independientes, adquiere noción de pasado y presente, y ni que decir de la creatividad y la ilusión. La sensación de seguridad se apodera del pequeño pues, ver a sus padres juntos y alegres lo aproxima realmente a la felicidad; sus primeras celebraciones son como las bases de su interacción social, importantísimas para el correcto desarrollo del niño, para que se sostenga y crezca de forma saludable.

Cuando son muy pequeñitos si la fiesta va a ser sorpresa se debe medir el nivel de ansiedad del niño, porque de pronto los sorprendidos son otros, los padres e invitados, puede enojarse mucho porque la situación no es como él la imaginó, ó en lugar de alegrarse, el niño puede asustarse, ya que no entiende lo que está sucediendo. Por eso lo mejor es que el niño participe en los preparativos, en la escogencia de los invitados, el menú, las sorpresas, las actividades; además en esta actividad está estimulando al 100% sus sentidos, participar en los preparativos, el puede ver, escuchar, manipular, organizar y tocar y de esta manera aprenderá a hacer, dejar hacer, cambiar, modificar o no hacer más; y aquí nuevamente aparecen los beneficios su proceso de maduración está aumentando.

Recalcar nuevamente la importancia de tener en cuenta los hábitos y gustos que el pequeño tiene por algunos juguetes o cosas. En los mas grandecitos influye la publicidad consumista… es mas la mayoría de los “conflictos” con los niños en la primera infancia se originan alrededor de los regalos: lo que quiere el niño no es lo que sus papitos consideran más bueno o más educativo para él, o los allegados no pueden permitirse el gasto del juguete que quiere el pequeño, en este momento el niño aprende a recibir y a dar; estima que el valor del regalo no es monetario sino el gesto y el cariño con que se lo dan; en este orden de ideas la celebración es ensayo perfecto para fortalecer actitudes. Es conveniente después de la fiesta ver las fotografías en compañía del niño y así se está estimulando la memoria y los recuerdos agradables! Feliz celebración! Y por supuesto celebrar el día del no cumpleaños como Alicia en el país de las maravillas.

A jeronimo felicidades por sus 365 días de amor, de caricias, de sutiles susurros de ternura, de logros, 365 días de pañales, teteros, compotas, que de alguna manera va dejando atrás, para Jeronimo su primer año, estrenando caminado, que sus primeros pasos y los del resto de la vida sean dulces, suaves, pero firmes, seguros; para Jeronimo una celebración que resulte un mágico momento de fantasía y expresión de amor, FELIZ CUMPLEAÑOS JERONIMO!

Con Caricias Calientitas




jueves, 14 de julio de 2011

ABUELITAS PARA LA FELICIDAD


“La dulce espera de la pareja”: “Las abuelas y los abuelos pueden disfrutar mucho con la llegada del nieto, y comportarse como lo que son: abuelos. Que no es lo mismo que padres. Son roles distintos, cada uno con sus delicias y sus sinsabores, sus responsabilidades y libertades”. María Luisa Lerer

El nacimiento de un bebé en cualquier cultura es importante y se reviste de rituales familiares, sociales, religiosos, culturales, que empiezan desde el embarazo que si la forma de la panza, en fin y las abuelitas son campeonas en estas lides. En la India, por ejemplo las abuelas introducen un diente de ajo en cada oído de las mamitas y cubren su cabeza con un pañuelo durante tres meses. Sólo así las parturientas podrán evitar la condena de sufrir dolor de cabeza de forma perpetua, y así en todas partes del mundo se tejen conjeturas sobre lo mejor para la dulce espera, el parto y por su puesto el recién nacido, indudablemente, cada acción está encaminada al bienestar de la mamita y el bebé.

Cuando llega bebé normalmente la mamita de la chica acompaña a la familia para el parto y supuestamente durante los 40 días posteriores, y es aquí donde las abuelitas pueden resultar de gran ayuda, o pueden interferir en la relación familiar, primero que se subestima a la mamita primeriza, porque ellas asumen al bebé como propio, y lo bañan, lo cambian, porque la mamita “no sabe” y se lo pasan para que lo alimente, y entonces la pareja queda relegada al papel de espectadora. Obviamente la abuelita es la persona de confianza, y es válida su ayuda, pero las abuelitas en la mayoría de los casos se extralimitan, queriendo hacer según su parecer y poniendo en entre dicho las costumbres de la familia del papito, y cuando los papitos son de regiones geográficas distinta, sí que hay diferencias, esta situación trae consigo problemas familiares, que para nada ayudan a la mamita y al recién nacido, esta diversidad de opiniones entre los adultos referentes a los cuidados del recién nacido resulta confusa; la sugerencia es tener desde antes las reglas del “juego” muy claras, una amable conversación es vital, para que el gran acontecimiento sea un momento de dulzura recubierto de amor.

Aun así, si los problemas son frecuentes y los papitos sienten que no pueden tolerar las diferencias, es momento de plantearse por parte de la abuelita que su intervención sea respetuosa, oportuna y amable. Las abuelitas son los familiares más alcahuetes con los niños, pero cuando ellas ejercen autoridad y establecen normas, además de generar trabas en la crianza, pueden desestabilizar a la pareja, igual con los recién nacidos.

Existen teorías psicológicas que afirman que las abuelitas contribuyen en buena parte a malcriar a sus nietos, porque son alcahuetas. Además, cuando a ellas se les cede un espacio importante con los niños, en el que comparten actividades como la visita al médico o la clausura del colegio, van imponiendo sus normas, que en muchas ocasiones chocan con las establecidas por los papitos. Y como las parejas hoy en día en su mayoría tienen que trabajar, entonces las abuelitas asumen un rol más activo en la crianza de los niños, entonces, quienes más participan en la crianza son ellas. Pero, en vez de ejercer un papel facilitador, se convierten en un obstaculizador del proceso y asumen tan bien su papel, que terminan desautorizando a los papitos, señalan dichos estudios. Esta situación genera uno de los problemas más frecuentes y más graves en la crianza, que es el desacuerdo entre los adultos.


Estas situaciones tienen su origen en nacimiento, en ese momentos las abuelitas se sienten las únicas responsables de los cuidados del recién nacido, con una disculpa perfecta y es que la mamita descanse y se recupere; y bueno estos chicos son los que adelante se reconocen como malcriados; porque la falta de acuerdo frente a las normas de lo que el niño debe hacer en casa genera lo que conocemos como: rebeldes, caprichosos, voluntariosos, que no respetan la autoridad, agresivos, no acatan normas, hacen lo que se les antoja y si no se hace lo que ellos dicen, viene la pataleta, y además son niños a los que no se les puede decir no. No toleran la frustración.

Por eso las abuelitas son bienvenidas en visitas sociales y familiares cortas, además porque la responsabilidad de la crianza y cuidados es de los papitos, muchas mujeres en el mundo entero afrontan la dulce espera, el nacimiento, y la dieta en compañía de su pareja, y alguien que colabore con los oficios extras, arreglo de la casa, cocina, pero el cuidado del bebé es exclusividad de la mamita. Por su puesto no quiere decir que las abuelitas no puedan dar un tetero, cambiarlo y hasta bañarlo, pero no en exclusividad; siempre debe existir un acuerdo mutuo de cómo la abuelita participa en los cuidados del recién nacido. De no ser así su intervención puede llegar a fragmentar el matrimonio, porque es una causa frecuente de discusión, de desacuerdos y la inmadurez de los papitos o de la relación puede llevar a una separación.

Una manera de evitar que la abuelita se extralimite y se afecte la crianza del niño, es que los papitos procuren buscar mayores espacios con sus hijos. Pero si ellos ceden esas responsabilidades, después no pueden ejercer la figura de paterna, otra forma es mostrarle a la abuelita las consecuencias que acarrea cambiar las normas.

Tampoco pretendo poner a las abuelitas como las brujas de los cuentos, ni mas faltaba, también hay abuelitas a las que esclavizan, pierden su identidad, para ser hacedoras de todos los oficios caseros y son las responsables del cuidado y crianza de los niños, y eso no es justo, es la abuelita que le toca asumir la llegada de sus nietos como una segunda maternidad y, por eso, se entregan completamente, hasta el punto de aislar sus intereses. Incluso, generan manifestaciones emocionales y físicas, porque sus aptitudes están mermadas por la edad. Y llega un momento en que las capacidades y la voluntad de la abuelita no son suficientes para cumplir las tareas que desde hace años está desempeñando, pero no renuncia a ellas y se produce un desequilibrio, la abuelita empieza a presentar molestias como tensión alta, ansiedad, picadas en el pecho, estrés, desgano o tristeza, que nadie asocia a las cargas que tiene, en ocasiones con sobre peso, debe desplazarse con nietos en brazos en largos trayectos, que solo son un acto de irresponsabilidad de los papitos, que excusados en la manutención de la misma, creen que ella está en la obligación de responder por todos los nietos en cuidado y crianza.

Las abuelitas de alguna manera merecen el trato de los nietos, amor, dulzura, mimos, cuidados, prevención, ella solo está para cantar, narrar cuentos, hacer galletitas, reír, reunirse con sus amigas, pero en su oficio de abuelita no está ser responsable de sus nietos. Las abuelitas son tiernas, son como muñecas de porcelana que hay cuidar como a un chico durante la primera infancia!

Con Caricias Calientitas



sábado, 9 de julio de 2011

EDUCACIÓN ESPIRITUAL PARA LA FELICIDAD


La opción de educar espiritualmente a los niños, es una tarea fascinante para los papitos y los demás educadores, y aunque no existen fórmulas sencillas para el cultivo espiritual, hay algunas orientaciones reflexivas que pueden ayudar mucho en este empeño.

Al igual que el desarrollo cognoscitivo y el sexual, el desarrollo espiritual es un proceso natural que ocurre espontáneamente si el niño encuentra, primero un excelente ejemplo, un apoyo y circunstancias apropiadas y, por el contrario, este desarrollo se suprime o se obstaculiza, privara al niño de los recursos para el disfrute pleno de su existencia como persona feliz.

Así como para los papitos, en el proceso de crianza está la prioridad de atender las necesidades físicas e intelectuales de los niños a medida que avanzan en su proceso de crecimiento y desarrollo, de igual manera es necesario promover en los chicos el desarrollo y fortalecimiento de la dimensión espiritual. Resulta inapropiada la actitud de los papitos que no ejercen sobre sus hijos ninguna formación espiritual, porque la asimilan con un credo religioso, y entonces dejan a la deriva, que para que cuando el chico esté adulto decida a que credo religioso entrar. Dejar de lado el acompañamiento moral o espiritual a un hijo dejándolo al azar o a su propia elección “cuando tenga edad” para ello, es considerado por varios autores como altamente inconveniente. Si la orientación espiritual no está presente durante el proceso de crianza incluyendo la fase educativa, el niño cuando la conozca la considerará extraña al proceso y tendrá el concepto de que no es indispensable.

Los papitos pueden y deben promover en sus hijos el crecimiento espiritual al igual que se cultiva el crecimiento físico, el emocional, el intelectual y el social. Se debe tener muy en cuenta el pensamiento de Heráclito cuando afirma que “el que conoce lo externo es un erudito, el que se conoce a sí mismo es un sabio”. El espíritu de un niño es espontáneo y único. Con su inocencia, los niños pueden recordar a los adultos una espiritualidad que es sencilla, directa e increíblemente original, con su bondad, los niños hacen evocar creencias y valores esenciales. La formación de la dimensión espiritual de un niño se logra por medio de una estrecha comunicación entre los papitos y éste, en la que se dan respuesta a muchas preguntas esenciales de la vida.

Existen actitudes parentales que fomentan la espiritualidad, los siguientes elementos son fundamentales dentro del proceso de fomento de la espiritualidad en los niños:

Crear confianza con el hijo. El amor y la confianza constituyen los dos elementos fundamentales para la relación entre los papitos y los hijos. El niño necesita sentirse lo suficientemente seguro para poder explorar, puesto que la exploración en la niñez se constituye en un elemento fundamental de su espiritualidad en el sentido de que cuando los niños empiezan, por ejemplo, a apreciar la naturaleza, surgen entonces las preguntas sobre quien hizo la luz del sol, por qué llueve, etcétera, escalones importantes en la formación de la dimensión espiritual. Las semillas de la confianza surgen de la interacción entre los papitos y el hijo. La etapa de confianza Vs desconfianza constituye la base fundamental de las demás etapas de la niñez. Algo que no es que la confianza se relaciona en algunas culturas con la fe religiosa, pues la fe es fundamentalmente una confianza en lo que no se puede ver pero se puede creer. De hecho, la confianza es la base sólida sobre la cual la persona se sostiene espiritualmente y la que le permite afrontar con entereza las dificultades y frustraciones normales en el discurrir de la existencia humana.

Cultivar la libertad. La libertad debe ser cualidad característica de un hogar espiritual y debe garantizarle al niño, libre de inhibiciones, expresar ideas, hacer preguntas y manifestar dudas acerca de cuestiones espirituales. Como padres de familia se debe encontrar la justa medida para el ejercicio de la libertad con los hijos. El reto grande está en tratar de no reprimir al hijo, pero tampoco permitirle que vague sin ninguna orientación, cultivando un espíritu de libertad que combine la orientación con la tolerancia, en una relación caracterizada por el diálogo y el respeto mutuo. Nunca se insistirá lo suficiente en que la clave para educar espiritualmente a los hijos está en que los papitos sean sensibles a los matices de la personalidad de los hijos y a sus curiosidades y necesidades individuales.

Demostrar interés en la vida del hijo. Para poder crear un clima espiritual en la vida del niño es necesario invertir tiempo, cariño y aportar una gran dosis de sinceridad por parte de los papitos. El ejercicio de una auténtica capacidad de escucha es fundamental, reconociendo al niño como un interlocutor válido de acuerdo con el momento de su desarrollo. Recuérdese con Tagore que “quien ha perdido el niño que hay en sí mismo, es incapaz de educar a los niños de los hombres”. La significación, entendida como el hecho de sentirse el niño importante para sus papitos y las personas que lo rodean, se constituye en un elemento fundamental en su desarrollo como persona, incluyendo en ella la dimensión espiritual.

Reconociendo de manera clara la gran influencia de los papitos, es necesario tener en cuenta también otras vivencias en la formación espiritual como las que tienen la educación formal, los amigos, los medios de comunicación y los diversos cultos religiosos. Como muy bien lo describe Herman Hesse, “no sólo me educaron mis padres y mis maestros. Me educaron también potencias más altas, más ocultas y más misteriosas. Fueron mis maestros, además, los árboles cargados de manzanas, la lluvia y el sol, el río y el bosque, las abejas, los pequeños animales y el dios Pan”.
Relacionado con lo anterior, una vida poblada de soledades aparece como rasgo común. En muchos de ellos se testimonian niñeces solitarias y difíciles pruebas infantiles como la lejanía o ausencia de alguno de sus padres, de las que salieron victoriosos por medios muy particulares y con marcas espirituales inconfundibles. Es frecuente encontrar en ellos algunos rasgos comunes de personalidad: la propensión al retiro y al silencio, la capacidad de resistir al prejuicio establecido, la fe en la ley física y un sentido religioso sui generis. Su soledad fue casi siempre no buscada y logró convertirse en suelo fértil para su vocación naturalista. Lo anterior se puede correlacionar con la tendencia que se va abriendo paso hoy entre los puericultores en lo referente a promover y respetar en el niño sus momentos de silencio y contemplación, que se constituirán después en el germen de una sana introspección.

Se entiende por “espiritualidad” también, la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive ser transformado por ellas. Representa en las condiciones actuales en que se debate la sociedad una alternativa importante que ayuda a salir a sus miembros fortalecidos de la severa encrucijada en que se encuentra. Son numerosas las investigaciones que hablan de cuán determinante resulta en la vida de un ser humano y especialmente en sus motivaciones para actuar y para vivir, tener algo o alguien en quien creer firmemente, que le dé sentido y significado profundo a la lucha y a la existencia misma. Es algo que está estrechamente ligado con la dimensión de trascendencia del ser humano, que abarca la fe desde la perspectiva religiosa y también desde la capacidad para descubrir la belleza que está presente en sí mismo, en los demás, en el medio natural y en la cultura.

La dedicación a una causa tiene una influencia en la orientación de la vida. Lo que uno se propone ser, cambiará lo que es y lo transformará en una persona totalmente distinta. No es el pasado sino el futuro lo que condiciona, porque lo que uno se propone llegar a ser, es lo que determina lo que es. Por lo tanto son importantes las preguntas: ¿a qué me he comprometido?, ¿a dónde voy?, ¿qué me propongo llegar a ser?

Nunca es demasiado temprano para comenzar con la educación espiritual del niño, ni siquiera el momento en que respira por primera vez. En algunas culturas aborígenes hay rituales muy tempranos, al igual que en el Islam y otras religiones, que marcan tempranamente el comienzo de la vida espiritual del niño. Es importante tener en cuenta, como lo afirma Dorothy Briggs, que “desde los primeros momentos los niños son sensibles a su entorno, saben si se les levanta con ternura o con los brazos tensos y mucho antes de aprender el lenguaje saben si las voces o las miradas son amistosas o amables, bruscas o indiferentes”. En la formación espiritual de los niños como en todo el proceso de la crianza, los padres y adultos significativos como modelos, tienen una importancia capital. El ejemplo arrastra y más aun cuando está fundamentado en el ser y en el hacer, más que en el decir. Recuérdese esta profunda afirmación de San Agustín: “Cantemos una nueva canción pero no con nuestros labios sino con nuestras vidas”.

Unos dicen que hacia los 4 o 5 años de edad es un buen momento para realizar con los niños unas primeras aproximaciones en torno a la espiritualidad como un sentimiento que nos liga a un ser superior y que nos va aproximando lenta y gradualmente a la noción de trascendencia, fundamental en tantos momentos y etapas del discurrir por la vida. Los niños entre los 7 y los 9 años son más abstractos en su manera de pensar sobre un ser superior. Ya no interpretan de manera literal lo que dicen sus padres y ya pueden pensar sobre lo que no es visible o evidente. Lo ideal es desde el momento de la concepción, durante su estado pre-natal su medio sea de amor, de dulzura, de amabilidad, de ternura, en últimas son estos sentimientos los que hacen que chico sea espiritual.

Como conclusión, se puede afirmar que todo lo que se haga por fortalecer el desarrollo de la dimensión espiritual de los niños, redundará en una notoria mejoría de la calidad de vida no sólo de los niños sino también de las personas que tienen la inmensa fortuna de convivir con ellos, es iniciar la maestría del amor con felicidad!

Con Caricias Calientitas


domingo, 3 de julio de 2011

MÚSICA PARA LA FELICIDAD



La música es un excelente método de estimulación prenatal, relaja y calma a la mamita y a su bebé. Si bien se recomienda utilizarla a partir del quinto mes de gestación, se pueden entregar al niño los beneficios emocionales de la música aún antes de que empiece a oír.

El feto dentro del útero percibe los latidos cardíacos y los movimientos respiratorios maternos y éstos son para él sus sonidos de amor o más conocidos como parámetros de bienestar. Por lo tanto, se dice que las mamitas embarazadas que diariamente dedican un tiempo para relajarse escuchando música, pueden ayudar a sus bebés a sentirse más calmados y felices.

Es una verdad que la música produce relajación y esto genera una descarga hormonal y de endorfinas que se traducen en una sensación de bienestar que se acompaña de una frecuencia cardiaca sin variaciones y una respiración materna tranquila y rítmica. Eso, indudablemente beneficia a la madre y a su bebé, es felicidad.

Está establecido que el oído se desarrolla completamente a los 4 meses y medio de gestación, el niño empieza a percibir sonidos a partir de ese momento y lo que mejor oye es la voz materna. Esta viaja a nivel del sistema óseo, es decir, los sonidos que la mamita produce se transmiten a través de los huesos de la pelvis, que funciona como una verdadera bóveda, y la vibración de esos sonidos va directamente al feto. Además el niño tiene la capacidad de discriminar sonidos, es decir, bloquea los de frecuencia baja, como los que emiten los órganos, fluidos internos de la mamita o la respiración, y elige escuchar los de frecuencia alta, como la voz de su mamita.

Distintos experimentos científicos revelan que el feto es capaz de oír y que la música colabora con el fortalecimiento del vínculo que une a una mamita con su bebé. Es por eso que la música tranquila y las canciones de cuna que la mamita canta o escucha llegan a oídos de su hijo a partir del quinto mes de gestación, este tipo de música estimula la estructuración y el desarrollo del cerebro del niño, facilitando de esta forma el establecimiento de la red neuronal, mejorando la función cerebral.

Al nacer los niños son capaces de reconocer los sonidos conocidos, lo que les provoca tranquilidad y seguridad. Y a través del apego los niños reconocen los latidos de la mamita, su respiración y su voz, lo que se complementa muy bien con música conocida, se puede afirmar que son recuerdos felices del vientre, por eso es útil usar estos estímulos positivos en situaciones de llanto o cólicos. Estas técnicas junto al masaje infantil son empleadas antes de recurrir a medicamentos. La música ayuda al pequeño a potenciar su memoria, ya que se ha demostrado que a partir del tercer trimestre es capaz de recordar un sonido y relacionarlo con uno que ha escuchado con anterioridad, también se utiliza, en niños y en adultos, la voz materna filtrada para resolver problemas emocionales. Para lograr este beneficio se recrea la vida en el útero a través del sonido, por eso es importante que las mamitas guarden un CD con canciones o melodías que ellas mismas han escogido o creado.

Investigaciones realizadas por un grupo de psicólogos ingleses han demostrado que los bebés recuerdan las melodías que han escuchado dentro del vientre materno, los bebés, durante el primer año de vida, pueden recordar y preferir la música que oyeron durante su gestación, probablemente, desarrollan una sensación de "familiaridad" con esta música, una melodía especial. los primeros resultados indican que si se hace escuchar a un bebé una melodía determinada durante los últimos tres meses de gestación, y después de los tres meses de vida se repite esa melodía, ellos buscan con sus ojos la fuente de donde sale la música, no así, si se les hace escuchar cualquier otra.

Asimismo, se ha observado que a partir del primer año de edad los niños tienen mayor preferencia por la música viva y rápida como "Las cuatro estaciones", de Vivaldi, por ejemplo. Actualmente se está evaluando en qué medida esta estimulación prenatal que reciben mediante la música, sirve para desarrollar sus capacidades intelectuales o habilidades musicales a largo plazo, la música debe ser suave y sin grandes variaciones de volumen ni de ritmos. “La música clásica y en especial el piano, son muy útiles para relajarse. También es adecuada la específica para relajación que incluye sonidos naturales como el de las olas.

Es sabido por todos que la música tiene varios géneros para niños, relajante, canciones muy infantiles, nanas, y canciones para chicos mas grandecitos. La música está siendo introducida en la educación de los niños en edades preescolares debido a la importancia que representa en su desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz. La música es un elemento fundamental en esta primera etapa del sistema educativo. El niño empieza a expresarse de otra manera y es capaz de integrarse activamente en la sociedad, porque la música le ayuda a lograr autonomía en sus actividades habituales, asumir el cuidado de sí mismo y del entorno, y ampliar su mundo de relaciones. La música tiene el don de acercar a las personas. El niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con otros niños, estableciendo una comunicación más armoniosa, a los chicos desde bebés la música les encanta, les da seguridad emocional, confianza, porque se sienten comprendidos al compartir canciones, e inmersos en un clima de ayuda, colaboración y respeto mutuo.

La etapa de la alfabetización del niño se ve más estimulada con la música. A través de las canciones infantiles, en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, y acompañadas de gestos que se hacen al cantar, el niño mejora su forma de hablar y de entender el significado de cada palabra. Y así, se alfabetizará de una forma más rápida. La música también es beneficiosa para el niño cuanto al poder de concentración, además de mejorar su capacidad de aprendizaje en matemáticas. La música es pura matemática. Además, facilita a los niños el aprendizaje de otros idiomas, potenciando su memoria.

Con la música, la expresión corporal del niño se ve más estimulada. Hoy se utilizan nuevos recursos para adaptar el movimiento corporal a los ritmos de diferentes obras, contribuyendo de esta forma a la potenciación del control rítmico de su cuerpo. A través de la música, el niño puede mejorar su coordinación y combinar una serie de conductas. Ponerlos boca arriba y bailar en frente hace que ellos se muevan mientras la mamita canta y baila. Ideal cargarlos, abrazarlos y entonar entonando ritmos infantiles. Cantar con ellos es una sensación agradable, dulce y tierna, a cantar papitos y mamitas!

El oído es uno de los sentidos que el bebé tiene más desarrollado al nacer, en seguida se nota s que la música le encanta a los bebés, y que es muy receptivo ante un ruido o melodía. El bebé nace con un ritmo interior, ha oído los latidos del corazón desde el vientre, ha percibido el vaivén de los pasos de la mamita, por eso la música conecta con él desde el principio. Hay juguetes en los que la música es esencial y otros en que es un elemento más. Y todo sin excepción, le entusiasma y provoca su reacción inmediata.
Las melodías que escucha el niño desde el primer día de vida, le ayudan en su proceso de asimilación de sonidos ¿Te has fijado que sus primeros balbuceos son muy musicales? La música es parte importantísima en el desarrollo del lenguaje. La música le relaja, le anima, le hace reír, pero también puede molestarle si es estridente. Cada momento tiene su música o melodía, hay que descubrir cuál es la favorita de cada bebé observando sus reacciones. Y dicho sea de paso, hay cultivar que los niños, canten música infantil, las canciones arrabaleras y de despecho, con letras “infames” y ordinarias no son para que los niños las repitan!

La mejor música: las palabras de amor, el sonido que producen los besitos voladores, las caricias de galope, los susurros de amor en fin la música de ser felices!

Con Caricias Calientitas