jueves, 15 de diciembre de 2011

NAVIDAD SIN PÓLVORA PARA FELICIDAD


Luces multicolores, estallidos sin fin y ambiente navideño giran alrededor de la pólvora, un demonio vestido de ángel. Algunos se preguntan ¿qué sería de la Navidad sin pólvora? Otros, simplemente, les responden que se encontrarían con una época sin pabellones de quemados en los hospitales. ¿De qué está hecho este material de diversión y tragedia? ¿Por qué los niños en la primera infancia tienen que escuchar los estruendos de la pólvora para pasar bueno? Una tradición que ha encantado a generaciones en todo el mundo pero que también ha sido la culpable de diversas pesadillas, donde los más chicos son los más afectados.

Luces en el cielo “Entre pitos y matracas, entre música y sonrisas, el reloj ya nos avisa que ha llegado un año más. Las mujeres y los hombres un besito nos daremos y entre todos cantaremos llenos de felicidad”. Y estos coros decembrinos también están acompañados por el sonido de la pólvora, que anima hasta un velorio en estos tiempos de fiesta. Las luces en el cielo representan esa magia de la Navidad y la unión que existe entre los pueblos. Evidentemente, este artefacto explosivo sólo debe ser manipulado por profesionales. Todo un ritual gira alrededor de la pólvora: “Los juegos pirotécnicos son tan bellos como peligrosos. Es por eso que sólo debe ser manejada por gente especialista en estos explosivos. Miren papitos educadores para la Felicidad ni siquiera las famosas luces de bengala son inofensivas, por el contario se conocen infinidad de caso donde los chicos pierden la vista, un dedito…Y muchas veces son los papitos los que inducen a los niños a la quema de estos artefactos. Cuando hay un espectáculo de juegos pirotécnicos deben estar presentes el cuerpo de bomberos, ambulancias y policías para prevenir cualquier accidente”. Dicen que el fruto prohibido es el más tentador.

En este caso, la pólvora, ilegal en todo sentido, se resiste a desaparecer en cada diciembre y se muestra como un títere de la irresponsabilidad de la sociedad. No empieza la temporada y ya hay más quemados que gente disfrutando.

Aquellos sujetos con ojos rasgados, los chinos, le han regalado al mundo la maquinaria más asombrosa, los electrodomésticos más novedosos y la pólvora más luminosa. Fue en China donde se creó, por equivocación, esta herramienta ambiente para cualquier fiesta. El profesional en química que combinó las fórmulas para otra cosa se dio cuenta del material explosivo que estaba en sus narices. En el siglo X la pólvora fue utilizada para las guerras entre mogoles y húngaros. Cuando llega a Europa fue bautizada como el “Fuego griego”. Tanta historia para ilustrarles a los lectores de Caricias Calientitas, que la pólvora, utilizada irresponsablemente, puede causar efectos catastróficos para todos. Ojo, que las tales chispitas están elaboradas de un material nocivo para el organismo. El sólo hecho de poseer nitrato de potasio y azufre es un peligro para los niños que supuestamente disfrutan de esta herramienta. El peligro también radica en las partículas de fuego que vuelan de una dirección a otra, ocasionando un daño irreparable en la vista de cualquier persona”.

Irresponsable es aquel que prende una papeleta con un cigarrillo, tira un volador hacia las personas cercanas, le da pólvora a los niños para que jueguen, prenden tacos en las alcantarillas, fabrica pólvora sin ninguna protección… irresponsable es aquel que no se conforma con sólo verla, sino que tiene que manipularla para disfrutar de estas festividades.

La Navidad, que debe ser motivo de alegría por el cumpleaños del Niño Dios, que nació en la tranquilidad de un pesebre, se transforma en ruidosa celebración que muchas veces termina poniendo su cuota de dolor especialmente en los hogares pobres. Distinto al estallido fatal de los cohetes y petardos, es el fuego pirotécnico que, alejado del alcance de la humanidad, se desgrana silente en el firmamento para iluminar la Noche Buena.

Hacen falta más espectáculos de estos en nuestro medio para contrarrestar el estallido de los morteros que crispan los nervios y nos transportan mentalmente a un campo de batalla. Que Santa vuelva a su trineo llevando a los niños por el mundo mágico de la Navidad y que en cada casa veamos nacer al Niño Jesús reviviendo la tradición. Si bien es cierto que de la elaboración de los productos de pólvora depende el sustento de muchas familias pobres, también es una realidad que ellas mismas han sido víctimas mortales de su propio patrimonio, cuando se incendian estos talleres artesanales, con sólo el calor de una brasa.

Lo conveniente sería que todas las municipalidades prohibieran la venta de artículos de pólvora sin importarles los impuestos que ellos generan, y que los artesanos de estos explosivos encontraran una forma de ganarse la vida que reporte únicamente efectos beneficiosos. Pero sobre todo, para evitar tragedias, debe estar de por medio nuestro raciocinio. Debemos pensarlo dos veces antes de darle dinero a un menor para que vaya a comprar un cohete que atente contra su propia integridad física y la tranquilidad que desearía para sí, el Niño Dios. Para todos mis adorados chicos un feliz navidad y mi mayor deseo es que la navidad les traiga hogares unidos, amorosos y sobre todo felices.

Con Caricias Calientitas

sábado, 3 de diciembre de 2011

VISITAS PARA LA FELICIDAD


La época de diciembre y sus fiestas navideñas, hoy en día se adelantan amablemente con la decoración, para más decir mi vecina Alexis la puso desde septiembre; tiempo de encuentros, visitas, celebraciones, agasajos, que definitivamente no hacen parte de la cotidianidad de los chicos; y teniendo en cuenta que la mayor parte de los comportamientos infantiles son aprendidos y la conducta del niño es el resultado de la interacción del pequeño con su ambiente social, familiar y escolar. Coloquialmente decimos que “hace lo que ve”. En la primera infancia “visitar o ser visitado” es inconsciente y se manifiesta con timidez extrema, o extroversión salida de tono, agresividad en ocasiones, siempre se tiene edad para ponerse en el lugar de los demás hay que enseñarles amablemente a comportarse.

Para poder cambiar los inadecuados hábitos infantiles lo primero es cambiar el ambiente en que vive el niño ya que es la raíz del problema; nuevamente hay que traer al ejemplo a colación, el mejor maestro es el ejemplo. El comportamiento entre padres, con los hermanos, con los amigos, con la gente en general, puede potenciar la empatía o la antipatía. No significa que para cambiar los hábitos haya que utilizar el castigo físico o emocional, ni más faltaba ya que esa no es nunca una buena opción, hay vías mucho mejores y efectivas: hablar con amor, dulzura, claridad con ellos, hacerles entender que se es feliz cuando hacemos felices a los demás, al bebé enseñarle a sonreír, a los más grandecitos las palabras mágicas, saludar, por favor, gracias, son indispensables, ponerle ejemplos cercanos con su muñeco preferido, también con conocidos, familiares, amigos, etc.… Por ejemplo: vamos para la casa de los abuelitos, vamos a estar felices, o vienen los primitos vamos a compartir con ellos…

Antes de "ir a la visita" muchos niños se preocupan y sienten aprensión ante la visita hay que diferenciar porque hay visitas de visitas, ir donde el médico, a la iglesia, a una oficina, es diferente a ir donde amigos y familiares igual en el caso contrario, viene el médico, la abuelita, los primos. Independientemente de tener que ir a una visita cualquiera, el chico debe ser preparado con amor, igual hacemos nosotros, de lo contario se vuelven propensos a tener miedos y algunos hasta pueden sentirse culpables. Algunos temores y sentimientos de culpa son fáciles de detectar y los niños hablan abiertamente sobre ellos, pero hay otros miedos que mantienen en secreto y no hablan sobre ellos. Preparar al hijo para la visita, le ayuda a expresar esos miedos y a vencerlos y mejor aún si se le muestran las ventajas de ir a visitar o que los visiten.

A menudo los niños temen que sus papitos los dejen solos en la visita. Es frecuente en niños de menos de siete años, pero también puede estar presente en niños mayores, de hasta 12 o 13 años. Miedo a algún miembro de los que se visita. Lamentablemente, una de las preocupaciones del niño puede ser la actitud y forma de proceder del adulto. Un niño puede malinterpretar cualidades como la rapidez, la eficiencia, la objetividad y la distancia como seriedad, frialdad o rechazo. Es bueno jugar a la visita en casa los días previos.

Algo que los emociona y compromete es llevar un presente, linda costumbre que se adquiere para toda la vida. Se promueve el agradecimiento, la generosidad y el respeto por la diferencia. El miedo ante lo desconocido hace que los niños también puedan sospechar que los van a tener que dejar a dormir y otros creen que jamás van a volver a ver a sus papitos. Además, los niños a menudo tienen sentimientos de culpa y creen que su comportamiento es como un castigo por algo que han hecho o que han dejado de hacer. Los niños que se sienten culpables también pueden creer que las visitas forman parte del castigo.

Por eso hay inculcar la felicidad, con alegría, con espíritu investigativo, lo que vamos a ver, a quiénes vamos a ver, y aquí viene un coco para todos “no tocar” por eso hay que establecer límites en el hogar tales objetos son de papito, les enseñamos como se llaman, se los mostramos pero no los tocamos, con ejemplos con sus propios juguetes y sus muñecos preferidos se logra esta sencilla tarea, cuando la situación parece salirse de las manos porque en la casa visitada hay un objeto para el pequeño maravilloso, pues hay que acudir a los sofismas de distracción, mira mi lindo aquí está tu muñeco, es importante que el pequeño siempre lleve su “objeto de seguridad” su peluche preferido, y si no lo llevó pues inmediatamente ir a los exteriores mostrar, flores, en fin, se debe visitar casas que se sepa los niños son bien recibidos.

Imagínense papitos lo que puede sentir un niño que llega a un lugar donde hay un pueblito de pesebre lleno de colores y juguetes electrónicos con movimiento, pues lo mismo que siente el papá cuando visita un concesionario de carros y ve el carro deportivo de sus sueños, unas ganas locas de tocar, subirse en él, aquí hay que usar la memoria selectiva, en la casa tenemos uno muy chévere distinto pero lindo, y con ese somos felices! Además ponerse en los zapatos del niño resulta supremamente útil para buscar soluciones alternas.

Con Caricias Calientitas

La Navidad es ante todo una fiesta para los niños, y por ello hemos creado aquí secciones especiales para los pequeños y jovencitos que viven las fiestas a plenitud y se mantienen en nuestro corazón durante toda nuestra vida.