viernes, 15 de junio de 2012

SIN SOPREPROTECCIÓN PARA LA FELICIDAD


Para que los chicos alcancen  un buen desarrollo emocional y  un ejercicio de la felicidad apropiado, necesitan sentirse queridos y cuidados por sus papitos; sin embargo, un exceso de protección puede traer más desventajas que bondades. 

Los estudios serios en la historia de la humanidad “Infantil” muestran que hasta el siglo XVII una de las principales causas de mortandad infantil era el infanticidio, qué tal?..  Empero, desde hace poco tiempo los pequeños ha pasado de tener un escaso valor a ser “El Rey Niño”, hoy se aboga por sus derechos, es mas poco se difunden sus deberes, hoy son  el centro de atención, familiar, social, escolar, gubernamental,  el consumismo es  inspirado en ellos y por su puesto herramientas de manipulación que los chicos usan perfectamente, esta situación es la más común en núcleos sociales citadinos.

Es habitual que todos los papitos  quieran lo mejor para sus hijos: los mejores alimentos, los cuidados médicos más avanzados, la ropa más bonita y los juguetes más estimulantes,  y con este argumento los papitos construyen para sus pequeños “mundos rosa”, y hasta la lluvia  excluyen,   y omiten totalmente, que su hijo se enfrente al mundo y esto no es sano para el desarrollo emocional!   Son estos una “clase” de papitos,  ellos viven al pendiente de todos los detalles que hacen la cotidianidad de sus hijos, se “empelículan” antes de, por ejemplo, antes de que su niño intente jugar con algo, ya presuponen peligro en los juguetes, que causan heridas, luego infecciones, luego gangrena.. y así van armando películas de sobre protección,  que solo impiden al niño disfrutar en su “libre medida”; igualmente estas situaciones aíslan socialmente al chico, son papitos que tristemente ven peligros donde no los hay, papitos que incrementan “falsas asepsias” ,  a los 3 años quieren hervir  sus utensilios de comida, mientras que permiten que las mascotas caseras duerman en sus cunas;  estas acciones solo arruinan el óptimo  aprendizaje del niño, es duro decirlo pero “castran” las fantasías. 

Existen señales o síntomas  que alertan cuando un chico está sobreprotegido: -Cuando los pequeños  se equivocan o se caen los papitos raudos y veloces disculpan la situación con excusas como, aun no lo sabe hacer, no se le ha enseñado, y tristemente en el fondo le están adiestrando para evadir responsabilidades y a creer que el mundo gira a su alrededor. – Cuando hay intereses comunes por un juguete con un primo, otro chico, en fin… en seguida salen los papás y le hacen una argumentación “irreal e irrelevante” sobre la propiedad y le explican que el juguete no es suyo.. y lo aíslan inmediatamente; pues le están programando  a  no solucionar sus diferencias y abandonarlas.-Cuando proveen de bienes y servicios al pequeño “antes”  de que él lo solicite,  en este caso concreto se les está diciendo todo está dispuesto para ti, no tienes que luchar por nada.

Pues sin ánimo de asustar, y mucho menos de invitar al abandono o descuido, la sobreprotección  es tan nociva como sus antagónicos, es decir que tiene más consecuencias negativas que positivas, ya que a los niños les costará mucho vivir felices.  Además, que se está obstaculizando  continuamente que el pequeño  aprenda por sí mismo y se exprese naturalmente ante  las situaciones que surjan a lo largo de su proceso evolutivo puede provocar: Poca confianza en sí mismo, cero tolerancia ante el dolor y el fracaso, mucha dependencia maternal y paternal, niños insatisfechos que no valoran y creen tener derecho a todo y que todo el mundo les corra,  caracteres compulsivos e intensos porque no conocen limiten. Y todo esto desencadena unas inadaptadas relaciones  sociales, les cuesta jugar o conversar con otros niños de su edad, no son capaces  de atreverse a situaciones nuevas, porque sus papitos hacen lo imposible por impedirles los problemas y se extralimitan para solucionarlos, con tal de evitarles frustraciones y sufrimientos, aunque sean insignificantes situaciones. 

Desde los primeros meses de vida hay señales de sobreprotección, por ejemplo:
Cuando a los bebés no les dan alimentos sólidos para evitar que se atoren, cuando los niños se demoran para caminar porque así evitan caídas,  lenguaje atrasado, debido a que los papitos  les adivinan los balbuceos y señales, y entonces los chicos no tienen ninguna necesidad de  hablar, pequeños de 6 y 7  años que hay que bañarlos, vestirlos, darles la comida, etc. Y sin ir muy lejos alguno papitos les hacen las tareas a sus hijos… para que ellos no se cansen, así como excusarlos ante el colegio por una ausencia injustificada; arreglar su cuarto en su medida, darle gusto en la comida, eliminar de la dieta familiar lo que el chico no quiere. 

Los papitos  sobreprotectores piensan que a mayor cantidad de cuidados, mayor es el amor que les dan a sus hijos. ¡Gran error! Esta conducta les dificulta el desarrollo de su personalidad. Entonces es hora de evitarle estas penosas molestias a los más chicos, es hora de educar con amor con límites,  con autonomía, con motivos y estímulos a su creatividad,  es que hay papitos  que les inducen los juegos con las palabras, la forma.. ellos vienen con el chip perfecto para cada edad!    

Se trata de que los papitos tomen conciencia que sus hijos, desde la concepción van creciendo… evolucionando,  y necesitan construir su propia identidad, hay que permitir  que los niños se desenvuelvan  libremente, experimenten  por sí solos  y crezcan  al ritmo natural de la vida. Y ¿Por qué se da la sobreprotección?, lo común es que sean los papitos primerizos, por desconocimiento, y bueno aquí va una afirmación delicada pero cierta, la sobreprotección es más común en las mamitas que en los papitos,  porque a ellas les cuesta mucho separar el cordón umbilical, ellas asumen embarazos “larguísimos”. 

La lógica de los papitos sobre protectores, es el miedo que tienen a que sus pequeños  “crezcan”, se “independicen” y cada vez “necesiten” menos cuidados; también hay referentes de infancia en la conducta de los papitos, igual hay casos “especiales” ejemplo, cuando los pequeños padecen enfermedades terminales, o fueron concebidos después de muchos años de desear un hijo, en fin razones a montones pero la  verdad es que como dice el refrán: “Es mejor atajar, que arriar”. 

Permitirles «ser-ser» ellos, partiendo de la seguridad y el amor. Darles las herramientas para superar los obstáculos, no hacer las cosas por ellos.

Con Caricias Calientitas

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