martes, 28 de enero de 2014

SIN COMBATES PARA LA FELICIDAD

Los pequeños con frecuencia pelean por su derecho a ser reconocidos. Es una constante lucha de rivalidad “inocente” que se da entre hermanos y compañeritos de clase, vecinos, primitos; esto lo hacen con el fin de demostrar a los demás y a ellos mismos su sentido de pertenencia, su territorialidad y sus capacidades. Los papitos normalmente reaccionan enojados y a toda costa tratan de imponer su autoridad; creyendo erróneamente que así calman la situación.

Si los papitos buscan las causas que provocan las peleas entre los niños, con seguridad solo se verán abocados a un cansancio agotador; ya que los pequeños no poseen madurez para entender que en la vida no se trata de competir, ni quién es mejor en algo, simplemente de tratar de hacer las cosas bien y vivir en armonía con los demás. Los niños pelean por cosas simples cómo: el control de la televisión, el asiento delantero del auto, ropa, zapatos, notas del colegio, regalos diferentes que les dan, juguetes, quién toca el botón del ascensor, la luz de la habitación, los deportes, etcétera. En si son cosas triviales que pueden convertirse en largas horas de llanto para ellos.

Lo primero es tener normas claras con antelación, por ejemplo “sales a jugar”
pero te portas bien sin pelear…porque a la primera pelea, te entras.. la norma debe ser verificada que le quede clara al niño, luego escuchar argumentos, si el chico cae en una rabieta ni modo cumplir la norma establecida es prioritario, la paciencia es vital, pues si el adulto la deja perder, todos pierden… Un niño inquieto y de mal genio, en cualquier momento va a estallar. Los papitos deben arreglar esos pequeños problemas de carácter que más adelante pueden ser peor. Las rabietas y peleas deben arreglarse uno a uno, para poder escuchar las diferentes versiones de los protagonistas. Y posteriormente se el niño agresor pedir una disculpa, aceptar la culpa es necesario para que los chicos aprendan a controlar su carácter, y el otro a ejercitar el perdón.

Es un grave error castigar a los chicos peleones, mandándolos a estudiar, los castigos deben estar asociados a gustos que no interfieran con las necesidades básicas del pequeño, ejemplo no ver más tele. Hay que aceptar que las peleas existen y que los papitos no las lograrán extinguir directamente, menos aún con gritos y castigos. Confiar en que es posible encausar las peleas y hacerlo pronto, pues lo peor sería que los hermanos se acostumbren a esta forma violenta de dirimir sus diferencias. Entender que aunque las pelas son “normales”, eso no significa que esta situación deba ser admitida. En resumen, calma, lucidez y claridad cuando empiezan los gritos y puñetazos de: él me hizo y yo no.

Durante la primera infancia la causa más común de las pelas son los juguetes, y por favor los papitos no deben alentar las peleas con insinuaciones como: “si te pegan, pega tú el doble”, violencia solo genera más violencia; algunos niños son premiados involuntariamente por su comportamiento agresivo. Por ejemplo, puede que un niño empuje a otro niño, tirándolo al piso y quitándole su juguete. Si el otro niño llora y se aleja, el niño agresivo se siente victorioso ya que consiguió el juguete. Es importante identificar si este patrón está ocurriendo en los niños agresivos. Cuando las peleas son frecuentes, esto puede ser una señal de que el niño tiene otros problemas. Por ejemplo, puede estar triste o alterado, tener problemas controlando el coraje, haber sido testigo de violencia o haber sido la víctima de abuso en el cuidado diurno, en la escuela o en el hogar. Las investigaciones han demostrado que los niños que son físicamente agresivos a temprana edad tienen la tendencia a continuar dicho comportamiento cuando son mayores. Los estudios también han demostrado que los niños que son expuestos a la violencia y la agresión repetidamente a través de la televisión, los videos y las películas, actúan de manera más agresiva. Si un niño pequeño tiene problemas persistentes con la acción de pelear y de morder o exhibe un comportamiento agresivo, los papitos deben buscar la ayuda profesional de un psiquiatra de niños y adolescentes o de otro profesional de la salud mental que se especialice en la evaluación y tratamiento de los problemas del comportamiento en los niños pequeños. Nuevamente aquí hay que traer a colación al ejemplo como el mejor maestro, un chico que vive en un ambiente donde todo se soluciona a los gritos y está continuamente expuesto a peleas verbales agresivas entre sus papitos y adultos, inevitablemente será un chico agresivo. En la primera infancia son frecuente las `peleas entre hermanitos, esto muchas veces llega a preocupar a los papitos, si bien es cierto lo más saludable debería ser evitar las peleas, no se puede negar que éstas forman parte de la vida de los niños. La intervención temprana es mucho más efectiva. No hay que esperar a que el niño empiece a mostrar un comportamiento más agresivo. Hay que mediar tan pronto se observe que el niño se siente frustrado o que se está alterando.

Cuando los niños pequeños pelean a menudo, la “supervisión” debe ser más
cercana. Si el niño le pega a otro niño, de inmediato separe los dos niños. Luego trate de consolar y atender al niño que ha sido golpeado, e inmediatamente acuda a las normas establecidas. Al bebé que comienza a caminar (de 1 a 2 años) hay que decirle: "NO SE PEGA, DUELE CUANDO PEGAS". Al niño pequeño (de 2 a 3 años) SE LE DICE: "YO SÉ QUE ESTAS ENOJADO, PERO NO PEGUES. CUANDO PEGAS DUELE" Esto comienza a enseñarle la empatía hacia otros niños. Además cuando se está ya en calma se le puede preguntar, si a él le gustaría que le hicieran eso, pegar por ejemplo, jamás por ningún motivo solucionar con más golpes la pelea. Esto le enseña al niño a usar comportamiento agresivo.

Los papitos no deben ignorar o menospreciar las peleas entre niños cualquiera que sea su relación, hermanos, compañeritos, vecinos, amiguitos, en fin. Hay que enseñarles con una gran dosis de dulzura que la agresión no es la forma correcta para conseguir lo que uno quiere. Por ejemplo: imaginemos el caso de dos niños, uno de 6 y otro de 4 años de edad. El mayor está jugando con una pelota hasta que el más pequeño aparece para quitársela. Y ahí se forman peleas y gritería. El pequeño grita y patalea porque quiere la pelota. Interviene los adultos y exigen s que el mayor conceda la pelota al más pequeño. Con eso se estará reforzando de una manera positiva a que el pequeño siempre patalee y grite para conseguir lo que quiere. Entonces una solución prudente es guardar la pelota, ni para el uno ni para el otro.

Frente a las peleas entre chicos, el papel de los papitos es fundamental, ya que un adecuado manejo por parte de ellos puede facilitar que los niños aprendan a resolver sus propios problemas por sí solos, a compartir, a encontrar soluciones y a comprender que a veces se gana y en otras ocasiones se pierde. Ante cualquier circunstancia, lo importante es explicarles con anterioridad las reglas que todos deben seguir y que si no se cumplen habrá consecuencias. Los especialistas consideran que las peleas tienen causales diferentes como: La necesidad de ser queridos; esto hace que los niños quieran tener la atención de los papitos o adultos a cargo; en estos casos el hermano es visto como un competidor respecto al amor de sus progenitores y es común que imaginen que quieren más al otro, por esta razón se debe evitar ponerse de lado de uno de ellos en el momento de la peleas. Cuando no desean compartir: los niños comúnmente pelean por un juguete o cuando el otro chico coge algo que le pertenece, lo que más les importa es competir y posesionarse de lo que consideran suyo. Cuando sienten que existen preferencias por alguno en el caso de hermanitos, compañeritos, primitos, hay que ser equitativos en la atención que se les presta, en estos casos las correcciones y castigos deben ser parejos; hay que evitar que los chicos piensen en que hay un “preferido”, por tanto es probable que exista mayor rivalidad entre ambos. Algún cambio en su entorno, un conflicto en el ambiente familiar o en la escuela puede generar estrés en los niños y propiciar este tipo de conductas.

Caricias Calientitas recomienda incentivar, motivar a los hijos únicos como a los hermanitos a que aprendan a resolver sus conflictos por sí solos y sólo intervenir en casos extremos. Conversar con ellos, con dulzura, amabilidad y mucha claridad cuando los niños no llegan a solucionar el conflicto, hay que escucharlos para que puedan calmarse y reflexionar sobre lo sucedido, si es necesario hacer que estén separados por un momento para evitar que continúen peleando y puedan calmarse. Las comparaciones son odiosas, como por ejemplo “entiende, él es más chiquito…”; esto sólo aumenta la rivalidad entre ellos y la rabia, igual plantear situaciones hipotéticas que esto le sucede a los niños desobedientes… al grano, la situación real es la que necesita solución… 

Felicitarlos cuando no peleen, elogiar a ambos cuando compartan o solucionen sus
conflictos, esto hará que las conductas adecuadas se repitan. Enseñar con “EJEMPLO” que pelear no es la solución, por ejemplo si la pelea es por algún objeto específico o un juguete, el niño debe darse cuenta que el pelear sólo ocasionará perderlo. En este caso la intervención de los papitos o el adulto a cargo, es decisiva ya que deben establecer las normas o consecuencias de las conductas inadecuadas de los niños. Y siempre cumplirlas. Aunque suene repetitivo hay que enseñarles con el ejemplo, es obvio que si el niño observa peleas entre los papitos, seguirá este modelo, pues creerá que es la única forma de resolver los problemas.

Con Caricias Calientitas

miércoles, 22 de enero de 2014

NUTRICIÓN PARA LA FELICIDAD

Una sana alimentación desde la primera infancia es fundamental para el crecimiento óptimo del niño. Si el niño está o no bien alimentado durante los primeros años de vida, tiene un efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender, para comunicarse, pensar analíticamente, socializarse efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas. La alimentación es la base necesaria para un buen desarrollo físico, psíquico y social de los niños. Una buena nutrición es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida. Una buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del tiempo de vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Es en este periodo que los niños podrán adquirir buenos hábitos durante la comida en lo que se refiere a la variedad, al sabor, textura, color, etc. Los efectos de la desnutrición en la primera infancia pueden ser devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo.

En muchas ocasiones los papitos, con la disculpa perfecta por cierto, de que el niño esté bien nutrido, hacen de la hora de la comida un “tormento”, con angustia, ansiedades y reproches a la conducta del niño frente al alimento. Los niños tienen la sabiduría natural frente a sus necesidades fisiológicas y hay tantas estrategias para lograr que coman, sobre todo crear el hábito de la buena mesa y que comer sea un placer.

El hambre, que es la normal demanda del alimento, es diferente al apetito que es el
normal deseo de satisfacer el gusto, el pediatra está a cargo de ir guiando a la mamita para la introducción de nuevos alimentos, es vital que a la hora de comer se respete, y aquí nuevamente viene el ejemplo, mamás que no comen verduras cómo van a logran esa actitud ante sus hijos; pues bien existen numerosas formas para que además se mantenga el equilibrio entre crecimiento físico y emocional del menor, dado que este desarrollo va directamente ligado a sus hábitos alimenticios. El momento de comer, debe ser agradable, aseado, relajado y necesaria para el niño, por su puesto el castigo no está invitado a la mesa.

Por ejemplo servirle en un plato grande para que él vea poca comida, crear presentaciones “cómicas”, que maneja sus utensilios, la cuchara, existen juegos infantiles de cubiertos, motivarlo a que se involucre, una ensalada de frutas él puede colaborar, y muy importante cuando ya tenga edad en lo posible debe comer con toda su familia en la mesa; así el ejemplo hará que el niño se apropie de los hábitos alimenticios de su familia, asimilando la conducta y modelos de ésta. El menú, no debe ser escogido por el niño, es el menú de la casa, aquí cabe resaltar que si bien se está tocando el tema de la alimentación, inmersos vienen valores humanos, sociales y culturales, aquí está el respeto, las buenas maneras, la higiene, sí, estos valores se ausentan de la mesa, el niño y los papitos tendrán nuevos problemas.

Obviamente el niño ingiere menor cantidad que los adultos, sin ser permisivos al extremo hay que permitir que él decida y coma la cantidad que necesita para satisfacer su hambre y desarrollar de forma sana sus gustos. Ahora que si ya no quiere nada y es costumbre esta actitud habrá que consultar al pediatra, sin hacer purgas caseras, e ir diagnosticando suplementos vitamínicos, estimulantes del apetito, por favor jamás es sano auto medicar por elemental, simple y sencillo que parezca, recuerde que el crecimiento físico y emocional del niño están en juego.

Por su puesto existen muchas familias vegetarianas, e introducen a sus hijos en esta dieta, que por nada debe ser rigurosa y estricta, por el contrario debe asegurarle al menor consumir suficientes minerales (hierro, calcio), y vitaminas D y B12. Al consumir alimentos como frutas, vegetales, legumbres, granos, frutos secos, soja, etc., pueden mantenerse saludables, y mejor aún consultar con el especialista, para poder seguir algunos cuidados nutritivos, y asegurarse de que el cambio no afectará de forma negativa a su crecimiento y desarrollo. Según los expertos, los niños pueden seguir una dieta vegetariana desde que no sea tan estricta. Los resultados de algunos estudios en los que se comparó la dieta de niños vegetarianos con la de niños no vegetarianos, concluyen que una dieta ovo lacto vegetariana proporciona un desarrollo y crecimiento físico adecuado, como con cualquier otro tipo de dieta. Por lo mucho que se habla de las proteínas, todo el mundo sabe que son importantes para el organismo. Pero lo que no es tan conocido es qué son realmente, para qué sirven y por qué son tan vitales. Pues bien, puede decirse que las proteínas son biomoléculas constituidas por unos aminoácidos que básicamente son carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. También pueden tener azufre y en algunos casos fósforo, hierro, magnesio y cobre, entre otros elementos, de manera que hay que consultar al especialista.

Otro aspecto a tener en cuenta es la diferenciación niña-niño, ya que el comportamiento
frente a la ingestión de una misma dieta es diferente, así, el varón utiliza mejor los nutrientes; en cambio la niña tiene mayor estabilidad genética frente a la hipo-nutrición y otras condiciones ambientales adversas. De acuerdo a esto, aunque las necesidades energéticas aumentan con la edad en términos absolutos, el porcentaje de requerimientos para el crecimiento disminuye al mismo tiempo que lo hace la velocidad de crecimiento, y lo mismo sucede con la proporción de proteínas necesarias para el crecimiento.

Aquí algunas estrategias para una dieta saludable desde la primera infancia:
* Asegurar un aporte calórico suficiente, de acuerdo con la edad y la actividad física.
* Mantener una correcta proporción entre los principios nutritivos.
* Modificar el consumo de proteínas, procurando que estas provengan de ambas fuentes: animal y vegetal, pero potenciando el consumo de cereales y legumbres frente a la carne. Para esto aumentar los primeros platos y acompañamientos o guarniciones y disminuir el tamaño de la carne, pollo o pescado.

* Borrar de la dieta el consumo de grasa visible de las carnes, y recomendar que se aumente el consumo de pescados ricos en grasas poliinsaturadas sustituyendo a los productos cárnicos 3 a 4 veces por semana. Potenciar el consumo de aceite de oliva frente a mantequilla o margarinas. Cero embutidos.

* Incrementar el consumo de cereales (pan, pasta, arroz) y frutas, preferentemente frescas y enteras. Cero gaseosas, refrescos comerciales, es mejor el jugo natural, y bajos en azúcar.
* Procurar una alimentación variada.
* Evitar el consumo excesivo de sal.
* Es fundamental tener en cuenta los gustos, costumbres y condicionamientos sociales y económicos para no recomendar dietas difíciles de aceptar y de seguir por el niño o por la familia.
* De la comida chatarra, es mejor dejarla por fuera de la dieta, los productos de paquete no son buenos ni apropiado para los infantes y tampoco para los adultos.
* Inculcar modales adecuados en la mesa.


En algunas culturas que los niños estén gordos es sinónimo de “sanidad” y es falso, es mas hay que evitar la gordura en los pequeños, pues si de chicos se le dan grandes cantidades de comida, de adulto tendrá un estomago grande que necesitará mas comida para llenarlos, nuevamente el pediatra debe participar activamente en la guía alimenticia en la primera infancia.

Nuevamente tomar conciencia que el mejor ejemplo es el maestro. Y el educador para la felicidad debe invitar a la mesa a la paciencia, la creatividad, la dulzura, y la cordura. 



Con Caricias Calientitas 

martes, 14 de enero de 2014

ABUELAS PARA LA FELICIDAD

Las abuelitas son sinónimo de dulzura, sabiduría, ternura, paciencia, complicidad, caricias, delicias culinarias, pero cuando ellas son las encargadas de cuidar a los niños, jamás se le debe delegar como una responsabilidad de carácter obligatorio, pues un hijo es responsabilidad de los papitos. Las abuelitas según los papitos no tienen nada más que hacer que estar cuidando los nietos, pues aquí cabe recalcar que las abuelitas ya no tienen la suficiente energía para correr, saltar, en ocasiones las abuelitas tienen sobre peso y esto las impide para desplazarse con el  niño en brazos, entonces aparece la inseguridad, una caída puede ser fatal para los dos.

Todos los niños deberían tener una abuelita, especialmente no ven televisión, porque ellas son las únicas que parecen tener tiempo para los niños. Vienen las confusiones por la ausencia de los papitos, especialmente por las largas jornadas laborales, y entonces muchos niños le dicen mamá a la abuelita. Es ventajoso que ellas sean las supervisoras de las cuidadoras, pues es alguien de confianza, y hay que decirlo, no los maltratan. Sin embargo, deben establecerse límites. Los psicólogos afirman que, por la experiencia y la autoridad se sienten con la potestad de participar en la crianza de los nietos. Las normas deben ser uniformes con respecto al hogar del pequeño, pues las abuelitas tienden a ser permisivas; es también aconsejable que los papitos pasen tiempo con sus hijos, para no delegar demasiadas funciones y decisiones en ella. Una manera de lograrlo es estar pendiente a lo largo del día. Es clave llamarlos varias veces desde la oficina y compartir tiempo a la llegada a casa.

Otro consejo para los papitos es ser considerados con la abuelita. Hoy en día se
conoce a través del libro: Síndrome de la abuela esclava, que a las abuelitas se les recargan tantas obligaciones, impropias para su edad, que terminan fatigadas y enfermas, con problemas físicos como mareos, decaimiento, dificultad para respirar, cansancio o caídas frecuentes, entre otros. Aunque su ayuda es fundamental, también debe tenérseles consideración, pues ya no está en sus manos el papel de la crianza. Las abuelitas no deben tomar grandes decisiones, ni encargarse de aspectos de la crianza que les corresponde a los papitos. Es posible que la abuelita no se queje y cuide de los nietos con diligencia, pero aparecerán manifestaciones físicas y emocionales que reflejen su cansancio. Es difícil diagnosticarlo, precisamente porque ellas quieren participar de las actividades con sus nietos. Lo ideal es buscar un equilibrio entre las responsabilidades y sus capacidades.

Abuelitas hay de todo tipo, desde las que consultan todo, todo, todo, antes de hacer (y entonces te llaman al trabajo unas 42 veces en la mañana para ver si le ponen la camiseta blanca o la celeste) hasta las que están absolutamente convencidas de que su verdad es la verdad. Lamentablemente, en muchos casos, esa verdad, era absolutamente válida hace 30 años atrás, pero no hoy día, o no para los papitos. Hay abuelitas que son muy valerosas en la vida de sus nietos, y como por lo general son bastante consentidoras y se toman el rol de salvadoras únicas cuando los papitos no complacen todos los antojos del pequeño, aparece un error frecuente que finalmente les quita autoridad a los papitos, y torna a los niños engreídos, caprichosos e intolerantes, actitudes que distan años luz de la felicidad. Debe quedar claro y establecido que la crianza de los hijos les compete exclusivamente a los papitos; si éstos por ocupaciones laborales no pueden dedicar el tiempo necesario a educar a sus hijos, entonces las abuelitas pueden cubrir esa ausencia temporalmente, concertando con los papitos sobre los modos, estilos y obligaciones que toda crianza demanda y nunca ejecutar lo contrario a lo establecido.

Los niños deben ir creciendo y conociendo a sus papitos en todos los aspectos de la vida, deben sentir su amor, sentirse disfrutados, jugar, cantar, con sus papitos, así se les está permitiendo y fortaleciendo desarrollar con firmeza su auto concepto, se fortalecen con el amor y se brinda así su sentido de pertenencia al grupo primario de apoyo que lo acoge con firmeza y afecto. Las abuelitas pueden colaborar y ayudar con su experiencia a los papitos trabajadores y novatos, pero con límites. 

Y aquí cuando la abuelita es la paterna, en ocasiones se crean relaciones difíciles entre la suegra y la nuera, es en estas circunstancias donde pueden surgir los conflictos; sobre todo si viven en casa de la abuela y ésta adopta el rol de la perseguidora con la esposa del hijo, critica su rol de ama de casa, porque "no lo atiende como debería, como yo lo atendía", y luego cuando nace el nieto, ingresan a cuestionar su rol de madre, apoyándose en que ellas han sido madres mucho antes y que saben las reglas de juego de la crianza infantil. Hay algunas abuelas que incluso recurren a métodos no honestos, como el decirle al niño que ella es la buena porque lo consiente y le da sus gustos y que la madre lo castiga (corrige) porque no tiene paciencia, de ese modo la abuelita gana el rol de la buena y la mamita el de la mala, en ese estado de cosas la guerra se declara, muchas incluso consiguen crear crisis entre los padres del niño, en estos casos mejor optar por una niñera, una guardería y la abuelita en espacios familiares.

Sucede también que hay abuelitas que quieren compensar con sus nietos, las fallas cometidas con sus hijos cuando eran chicos, y ejecutan toda una serie de permisiones a los nietos, los sobrecargan ante sus demandas, no permiten que los corrijan y nunca les niegan nada; así los papitos van pasando a un segundo lugar, sobretodo porque los niños pequeños se guían más por el principio del placer; pero se les debe ir preparando para su ingreso al principio de la realidad y hay que recordar que en la vida real no siempre se puede obtener lo que se desea, de esa manera a los niños, complacidos en todo, no los entrenan para afrontar las frustraciones que muchas veces depara la vida, y al no estar preparados, van a sufrir y se van a decepcionar más adelante.
Las abuelitas, que consientan, mimen, cuenten cuentos empitucados, canten nanas, acaricien, pero guardando las distancias en cuanto a crianza se refiere.


Con Caricias Calientitas.

domingo, 5 de enero de 2014

PROTECCIÓN PARA  LA  FELICIDAD

La adopción aparte de ser un acto de vida, de construcción interior y de amor, es también un genuino momento y un original raudal de felicidad. La adopción se puede referir a una maternidad “adoptiva” , que si bien existe la maternidad biológica, hoy en día la maternidad adoptiva es internacional, la dulce espera de esta maternidad es algo mas ansiosa, pero segura, en cuanto desear tener un bebé, el bebé adoptivo siempre es deseado con amor, lo que no pasa siempre en la dulce espera biológica, el aspecto legal hace que la dulce espera adoptiva se frustre en algunas ocasiones; pues las diferentes legislaturas por la burocracia misma empapelan y traspapelan la secuencia jurídica.

La dulce espera adoptiva puede durar desde un mes hasta año y medio, juegan muchos factores, edad de la madre, estabilidad emocional y económica, disponibilidad, nacionalidad, vienen las visitas domiciliarias para evaluar la integralidad de los papitos adoptivos, en Colombia se conocen casos de madres adoptivas sin pareja, entonces por su puesto la dulce espera se convierte o mas bien esta impregnada de ansiedad. Se entiende por adopción o filiación adoptiva al acto jurídico mediante el cual se crea un vínculo de parentesco entre dos personas, de forma tal que establece entre ellas relaciones análogas o muy similares a las que resultan jurídicamente de la paternidad biológica. Las legislaciones establecen unos requisitos mínimos para poder adoptar, entre los cuales son comunes: Una edad mínima del adoptante que suele superar la de la mayoría de edad y, en ocasiones, una edad máxima. Plena capacidad de ejercicio de los derechos civiles.

En el plano afectivo la adopción, es el deseo de dar amor, protección y felicidad a
un ser desprotegido que lo necesita, la hipersensibilidad aparece en el periodo pre-adoptivo, es como estar embarazada y de golpe se sabe que a alguien le ha pasado algo y entonces la pregunta ¿irá todo bien? Cada vez que hay una llamada oficial del Instituto gubernamental, o cada vez que llega un papel certificado o cada vez que llama un policía a la puerta porque hay un papel de los juzgados, ésos son momentos de extrema dureza porque realmente se depende de que un hombre o una mujer diga sí y se acaba todo el estrés o diga no y todo empieza para el horror.

Hay que pensar muy bien, que ser padres cambia la vida totalmente. No importa que sea biológico o adoptado, el proceso de crianza y educación de un bebé es un acto de amor, lleno de matices, que nunca ha de estar manchado por ningún otro interés. Hay parejas que optan por la adopción con el fin de ser útiles a la sociedad, por lo tanto, convierten su tarea de padres en un acto solidario. Grave error. Los niños necesitan de amor, protección y entrega absoluta. Por eso, sería bueno plantarse s la pregunta de ¿quién se va a beneficiar con esta adopción? Y si la decisión es la adopción, lo mejor es acudir a la Oficina de Protección a Menores de la comunidad autónoma. Allí hay que llenar una serie de informes y solicitudes que, más tarde, pasarán a valorar los técnicos. Una vez aprobado hay que pasar las pruebas de idoneidad, que vienen a ser una especie de confirmación de que la pareja está “sana” y son personas “equilibradas”.

Sea una adopción local o internacional, como sea y desde donde proceda, lo importante es que hay que cubrirle todas las necesidades físicas y emocionales con el cariño que se merece. Ser padres es una hermosa tarea que se ha de elegir libremente. Nuevamente recordar que adoptar es un acto de bondad y amor que significa para muchas parejas la oportunidad de experimentar la paternidad. Muchas personas se enfrentan a grandes obstáculos cuando quieren procrear, la adopción simboliza un sueño para ellos; antes, la adopción sólo formaba parte de una porción limitada de la población, pero ahora muchos famosos han decidido adoptar niños, es un hecho que en los últimos años, varios famosos se han inclinado a adoptar aun teniendo hijos propios. La incógnita queda abierta ¿acaso será una moda, un gancho publicitario o simplemente una búsqueda constante de la felicidad? La adopción como una forma de ejercer la paternidad, una oportunidad de darle amor y hogar a un niño, que como muchos en el mundo, se encuentra solo y a la deriva. Repasada la definición enciclopédica, el plano afectivo es de suma importancia, pues total lo jurídico aunque lento y burocrático camina, pero es el deseo de dar amor, protección y felicidad a un ser desprotegido que lo necesita, es una actitud que no se improvisa y nace en la pareja, se nutre con amor, se sueña en compañía; también hay que evaluar, presupuestar y planear acciones vitales como: la capacidad de proveer alimento y en general todos los derechos y suplir todas las necesidades del infante. Cuando se tiene una maternidad adoptiva los cabellos, las células, la gotita de sangre son la ofrenda a la verdad y no ofenden, por el contrario defienden desde la historia genética la verdad que se jugó en lo casual y en lo causal de una vida que se encuentra con la de los papitos adoptivos.

Los papitos adoptivos deben ser capaces de liberarse, de prejuicios sociales,
 religiosos, deben ser padres de amor, de vida, formar parte de una intimidad que los enorgullezca. La adopción como un acto de amor no se debe ocultar; los especialistas sugieren ir familiarizando a los niños con el término adopción, que ellos desconocen. Los cuentos son una herramienta útil a la hora de explicarles más fácilmente ‘esta verdad’.

Tan sencillo como que existen parejas que la cigüeña nunca encontró su dirección, y entonces ellos deciden buscar un hijo de una mamita y un papito que por sus circunstancias y como un acto de amor deciden dar su bebé en adopción; jamás hablarle mal a los chicos de sus progenitores biológicos; hacerles claridad en que los papitos adoptivos son para toda la vida, siempre la verdad, en siglo pasado la adopción era un secreto, es mas ni en la edad adulta se les revelaba a los hijos su origen; algunos hijitos adoptados son el resultado del cumplimiento de una promesa a un santo, a la Virgen, ojo que la adopción no es un acto de caridad es un acto de amor! Si, la verdad sobre la adopción no se da con naturalidad la reafirmación personal y social del “adoptado” se va al suelo. Los chicos preguntan de dónde vienen los hijos, y bueno aquí el momento perfecto, con palabras sencillas, claras, sin armar un tratado jurídico, social, religioso, por favor es hablar de un acto de amor! 

Hoy, antes de los cinco años, los niños empiezan a hacer preguntas y es oportuno contestarlas con claridad. Ojo, nunca decirles que sus padres biológicos los abandonaron, para qué? Es mejor decirles que los querían tanto que como eran muy jóvenes, inexpertos y no tenían estabilidad económica prefirieron que otros papitos se hicieran cargo de su felicidad! La adopción es un coqueteo con la cigüeña, enamorándola con amor, deseo, ternura, afecto, para que deje a merced de la dulce espera adoptiva un bebé feliz!!

Con Caricias Calientitas