martes, 23 de febrero de 2016

ESCASEZ PARA LA FELICIDAD

Confucio decía que: “hay que educar con un poco de hambre y frío”. Educar para la felicidad desde la primera infancia requiere adquirir conductas esenciales a este concepto, pues si de chico se tiene todo, y se satisfacen las necesidades en exceso, seguramente se estarán formando personalidades que creen tener derecho a todo, por ser el centro del universo, y mientras se es chico eso sucede, los niños son el centro del hogar, peor aún muchas veces los padres por sus múltiples ocupaciones remplazan cariño y calidad por cantidad de regalos, o le dan gusto a sus hijos en todo, entonces jamás se aprende a luchar por sueños, mucho menos a esforzarse, hay que educar con “normas”. Pues si bien existen derechos también hay deberes, y estos se inculcan en la primera infancia.

Obviamente este aprendizaje debe estar basado en el amor, con un lenguaje cargado de sentimiento, hay que tener presente que desde la gestación se les debe hablar a los niños, de esta manera se educa el cerebro, se estimula el hemisferio izquierdo y el lóbulo temporal. 

En los últimos meses de embarazo el bebé ya identifica la voz de la mamita, e inclusive se angustia
cuando ella se estresa, es mas cuando empiezan asistir a su jardín infantil, se enfrentan a la “dura realidad” de que no son el centro del universo, y los niños deben educarse para el futuro real, en donde se defienden con actitud y autonomía, es educar para respetar, tolerar, ejercitar la paciencia, por eso hoy el articulo se identifica con la frase de Confucio, si desde bebés se le enseña que la comida no se bota y se come lo que hay, sin nuevas preparaciones, ni domicilios, el niño va aprendido perfectamente como es vivir con respeto, además hay que decirles no de vez en cuando, jamás usar el no para descalificar, juzgar, condenar, el no, para restringir antojos, por ejemplo se le compra solo un juguete escoge uno entre varios pero solo uno, porque si se cede a todos sus antojos.. Por favor! serán chicos atiborrados de bienes materiales, comodidades y tecnologías, el frío y el calor será para ellos cuestión del termostato.

Los educadores para la felicidad deben fortalecer y estimular, voluntad, confianza, autonomía, para que en su adolescencia, juventud sean chicos sanos, armónicos y equilibrados y por encima de todo considerados y agradecidos con la vida que les toco. Volvamos a Confucio que decía “Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío”. Por eso las normas son importantes y aunque parezca inverosímil, las normas son sinónimos de amor, y si de regalos se trata los educadores de la felicidad regalan a sus niños tiempo con calidad y amor y así los infantes crecen felices en el amor y en la confianza mutua. Y como ya he dicho anteriormente recuerden que el mejor maestro es el ejemplo.

Con Caricias Calientitas

domingo, 14 de febrero de 2016

HABLA PARA LA FELICIDAD

El lenguaje de la felicidad de los bebés comienza desde temprana edad con balbuceos y sonidos vocálicos y guturales, que son una serie de respuestas ante los estímulos del medio ambiente. Es importante hacer buen uso del lenguaje y ser claro pues el bebé “sí entiende”, entonces es de suma importancia hablar con los bebés, incluso desde el vientre materno, así se le permite al pequeño familiarizarse con la voz de los más allegados, es de esta manera que empieza a conocer padres, familiares y amigos como los sonidos del lenguaje. 

La comunicación oral debe permanecer a lo largo de la vida de la infancia, esencialmente en el primer año de vida, donde adquiere la estimulación adecuada para el desarrollo del lenguaje: En el primer año de vida (0 a 12 meses) explicar al bebé lo que se hace diariamente, con palabras dulces: los quehaceres domésticos, lo que se hace con él (alimento, baño, etc.), y lo más importante, decirle que lo queremos, y que nos gusta lo que hace; felicitamos cada logro. Cantarle, leer cuentos, mostrar imágenes para que las relacione con palabras, como cuando le mostramos la foto de mamá. Contestar cualquier balbuceo del bebé, y hacer pausas cuando “hablamos” con él para dar tiempo a que responda. Como sugerencia, la pronunciación del adulto debe ser clara, con voz suave y procurando exagerar las gesticulaciones, con la intención de que el bebé nos imite. 

En el segundo año de vida ( 12 a 24 meses) los pequeños incorporan varias
palabras a su lenguaje, pero también se comunican por medio de señas o gestos. Es muy común que utilicen para todo una sola palabra, o simplemente señalen lo que quieren, y papá o mamá lo interpretan y se lo dan. Los adultos no deben caer en ese juego, sino ayudarlo a hablar: Es recomendable decirle el nombre de las cosas antes de dárselas: “¿quieres agua? ¿si? Dime: dame agua….aaagua” y esperar un momento para que el bebé lo intente; si lo hace le decimos lo bien que lo ha hecho, y le damos entonces el agua; si no dice nada, de cualquier manera le damos el agua, pero seguimos haciendo lo mismo cada vez que pide algo; poco a poco aprenderá a pedir, y luego, con nuestra ayuda, a dar las gracias, como quien dice etiqueta y protocolo infantil… En caso de que el niño conozca y use palabras, se le debe insistir poco a poco que pronuncie correctamente; igual que nosotros; le hablamos con dulzura, hablar por teléfono con alguien que le resulte familiar, animándolo a responder y hacer preguntas, conversar acerca de su día, etc. Grabar su voz y luego ponerlo a que se escuche, su asombro es total… y decirle “esa es tu voz”. La mejor manera de incrementar el lenguaje del menor es hablando con él, preguntarle cosas y esperar una respuesta, es decir, hacer pausas, y luego alegrarnos mucho cuando nos conteste.

A partir del tercer año de vida ( 24 a 36 meses) los niños incorporan más frases elaboradas a su lenguaje. Comienza la etapa de los cuestionamientos “¿Por qué…?”, tal vez esto resulte fatigoso para los acompañantes, pero hay que ser conscientes que los pequeños se encuentran interesados en investigar todo lo que les rodea, por este motivo es importante que las respuestas sean correctas para no limitar su aprendizaje. Un ejercicio de estimulación distinto que se puede aplicar con el niño, es ponerlo frente al espejo, y el adulto detrás de él; vocalizar exageradamente para que el pequeño observe e imite los movimientos; se pueden pronunciar varios adjetivos como bonito, feo, alto, bajo, etc., y aplicarlos. 

También en esta etapa es tiempo de que el pequeño comience a conocer las palabras de cortesía “gracias”, “por favor”, etc, nuevamente aparecen las palabras mágicas ya oficialmente, y si al pequeño le es complicado pronunciar algunas palabras, se pueden practicar inventando canciones divertidas, para acostumbrar al niño con el sonido y pronunciación. Por lo general, en esta edad, los niños suelen confundir los conceptos del tiempo: mañana, ayer, hoy, etc., para ayudarlos se puede hacer con ellos un collage de imágenes dividido en tres partes, que cada uno represente los diferentes momentos del día, y las actividades que se realizan en cada uno de ellos. De igual forma se pueden introducir actividades poco frecuentes que se llevaron a cabo el día anterior, o las del día siguiente, para ayudarlos a construir el significado del tiempo, y las palabras que los representan. Finalmente, hay que enfatizar una vez más la importancia de la comunicación con los niños y niñas, y dirigirse a ellos empleado un lenguaje correcto, claro, sencillo, pero sobretodo afectuoso, en su expresión y entonación. 

Con Caricias Calientitas…

miércoles, 3 de febrero de 2016

MELODÍAS PARA LA FELICIDAD

La música ayuda notablemente al desarrollo del cerebro en la primera infancia, un experimento desarrollado por psicólogos canadienses comprobó que la enseñanza musical acelera el desarrollo del córtex cerebral de los niños desde su gestación hasta los 6 años, música adecuada por su puesto, pues también tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención. Es increíble pero gracias a la mejora de memoria como efecto de la música, los chicos adquieren una facilidad de aprendizaje en su proceso de lecto-escritura, y pre- matemáticas, todas las ventajas que produce una buena estimulación musical, contribuyen positivamente a su optima ubicación en el entorno y contexto, e incluso aumenta el coeficiente intelectual.

La buena música, representa siempre beneficios para el niño, mejora sus
capacidades cognitivas, y estimula de forma amable y dulce la sensibilidad de los niños, en el periodo de 2 años y medio en adelante los niños que han sido estimulados con música adecuada, tienen mayores probabilidades de aprender a tocar un instrumento, es tan especial y necesaria la música en la primera infancia, que opinan los expertos sobre el lenguaje maternal y su asociación melodiosa al ritmo de asimilación del niño, cabe recordar que a partir del sexto mes de embarazo, el bebé ya distingue la voz de la mamita, la música siempre en toda etapa de la primera infancia, ofrece una metodología que permite, descubrir, experimentar y desarrollar la sensibilidad musical del niño. Estas no resultan ser afirmaciones traídas de la nada por su puesto son resultados de experimentos serios realizados por investigadores idóneos, por ejemplo en medir la actividad del cerebro del pequeñín a través de la técnica conocida como magneto-encefalografía, mientras los niños escuchaban dos tipos de música: una procedente de un violín y otra de un bullicio. Igual con chicos mas grandecitos se han realizado test musicales donde se les pedía distinguir entre armonías, ritmos y melodías, y una prueba de memoria en la cual tenían que escuchar series de números, recordarlas, y luego repetirlas. Y de esta manera se hizo posible verificar de que maravillosa forma los niños captan, perciben e integran los sonidos musicales, así como los cambios inducidos por la actividad musical sobre el córtex cerebral, además, estos niños alcanzaron una capacidad de memorización más importante que los del segundo grupo.

Desde su vida intra-uterina, el niño tiene su primer contacto con el universo de los sonidos y ritmos. Los latidos del corazón de la mamita, otros que realiza su propio cuerpecito, y también del exterior. Cuando nace, van apareciendo otros sonidos: los cantos de la mamita y el papito, imita palmitas, todos estos sonidos y cantos van estableciendo, a su vez, una relación afectiva con el bebé: con su voz los educadores para la felicidad le brindan afecto, cariño, contención y comprensión.
Al poner a los niños en contacto con el hacer musical (cantar, bailar, tocar instrumentos, explorar sonidos y jugar con ellos)se les esta dando la entrada a expresarse creativamente a través de otro lenguaje y por su puesto, se esta beneficiando su desarrollo cognitivo y emocional. Los niños aprenden a escuchar en lugar de oír, a establecer relaciones, a memorizar, a expresar. La música los mueve y los conmueve con sus melodías y sus fraseos, con sus ritmos y estilos. Y los niños juegan con ella, se divierten con sus padres y sus pares.

¿Hay música para “niños”? En realidad sí y no. Hay canciones que se llaman de
repertorio infantil que, por su forma sencilla, sus frases cortas, poca extensión melódica, son las más aconsejadas para cantar con niños pequeños ya que ellos pueden reproducirlas, porque existen “adultos” que exponen a los pequeños a memorizar y cantar en publico, canciones que distan de la inocencia del niño y en ocasiones en todas, son vulgares, obviamente el niño, debe pasar por la música clásica como una alternativa valida y oportuna para su estimulación, desde clásico a rock, hasta folklore o jazz. Pueden escucharla, bailarla, acompañarla con instrumentos… Esta “música del mundo” no sólo nos conecta con otras culturas sino con otras emociones, y permite que los niños puedan entrar en contacto con variados estilos y compartir gustos con sus familiares.Los bebés emiten sus primeros sonidos antes del mes y se les conoce como "guturales" pues la g va imersa en cada sonido, de ahí que bebés de 6 meses se les oiga decir agua, claro si los han estimulado.

Los chicos tienen marcadas características de aprendizaje musical en la primera infancia, de acuerdo al desarrollo evolutivo de cada uno. Éstas son muy variadas e incluyen canciones infantiles, actividades de expresión corporal con música, acompañamiento de canciones, baile, exploración instrumental y cuentos sonoros, entre otras. Nuevamente sale airoso y líder el ejemplo que es el mejor maestro. Algunos adultos sienten pena o creen que están haciendo el ridículo cuando cantan o bailan con los pequeños, y absurdo por el contrario, en estos momentos los chicos nos dan enseñanzas de creatividad, sensibilidad, expresión corporal y por su puesto clases magistrales de ternura! De manera que a cantar a ponerles en el vientre, hacer de sus cotidianidades una melodía para la vida feliz.

Con Caricias Calientitas