“La dulce espera de la pareja”: “Las abuelas y los abuelos pueden disfrutar mucho con la llegada del nieto, y comportarse como lo que son: abuelos. Que no es lo mismo que padres. Son roles distintos, cada uno con sus delicias y sus sinsabores, sus responsabilidades y libertades”. María Luisa Lerer
El nacimiento de un bebé en cualquier cultura es importante y se reviste de rituales familiares, sociales, religiosos, culturales, que empiezan desde el embarazo que si la forma de la panza, en fin y las abuelitas son campeonas en estas lides. En la India, por ejemplo las abuelas introducen un diente de ajo en cada oído de las mamitas y cubren su cabeza con un pañuelo durante tres meses. Sólo así las parturientas podrán evitar la condena de sufrir dolor de cabeza de forma perpetua, y así en todas partes del mundo se tejen conjeturas sobre lo mejor para la dulce espera, el parto y por su puesto el recién nacido, indudablemente, cada acción está encaminada al bienestar de la mamita y el bebé.
Cuando llega bebé normalmente la mamita de la chica acompaña a la familia para el parto y supuestamente durante los 40 días posteriores, y es aquí donde las abuelitas pueden resultar de gran ayuda, o pueden interferir en la relación familiar, primero que se subestima a la mamita primeriza, porque ellas asumen al bebé como propio, y lo bañan, lo cambian, porque la mamita “no sabe” y se lo pasan para que lo alimente, y entonces la pareja queda relegada al papel de espectadora. Obviamente la abuelita es la persona de confianza, y es válida su ayuda, pero las abuelitas en la mayoría de los casos se extralimitan, queriendo hacer según su parecer y poniendo en entre dicho las costumbres de la familia del papito, y cuando los papitos son de regiones geográficas distinta, sí que hay diferencias, esta situación trae consigo problemas familiares, que para nada ayudan a la mamita y al recién nacido, esta diversidad de opiniones entre los adultos referentes a los cuidados del recién nacido resulta confusa; la sugerencia es tener desde antes las reglas del “juego” muy claras, una amable conversación es vital, para que el gran acontecimiento sea un momento de dulzura recubierto de amor.
Aun así, si los problemas son frecuentes y los papitos sienten que no pueden tolerar las diferencias, es momento de plantearse por parte de la abuelita que su intervención sea respetuosa, oportuna y amable. Las abuelitas son los familiares más alcahuetes con los niños, pero cuando ellas ejercen autoridad y establecen normas, además de generar trabas en la crianza, pueden desestabilizar a la pareja, igual con los recién nacidos.
Existen teorías psicológicas que afirman que las abuelitas contribuyen en buena parte a malcriar a sus nietos, porque son alcahuetas. Además, cuando a ellas se les cede un espacio importante con los niños, en el que comparten actividades como la visita al médico o la clausura del colegio, van imponiendo sus normas, que en muchas ocasiones chocan con las establecidas por los papitos. Y como las parejas hoy en día en su mayoría tienen que trabajar, entonces las abuelitas asumen un rol más activo en la crianza de los niños, entonces, quienes más participan en la crianza son ellas. Pero, en vez de ejercer un papel facilitador, se convierten en un obstaculizador del proceso y asumen tan bien su papel, que terminan desautorizando a los papitos, señalan dichos estudios. Esta situación genera uno de los problemas más frecuentes y más graves en la crianza, que es el desacuerdo entre los adultos.
Estas situaciones tienen su origen en nacimiento, en ese momentos las abuelitas se sienten las únicas responsables de los cuidados del recién nacido, con una disculpa perfecta y es que la mamita descanse y se recupere; y bueno estos chicos son los que adelante se reconocen como malcriados; porque la falta de acuerdo frente a las normas de lo que el niño debe hacer en casa genera lo que conocemos como: rebeldes, caprichosos, voluntariosos, que no respetan la autoridad, agresivos, no acatan normas, hacen lo que se les antoja y si no se hace lo que ellos dicen, viene la pataleta, y además son niños a los que no se les puede decir no. No toleran la frustración.
Por eso las abuelitas son bienvenidas en visitas sociales y familiares cortas, además porque la responsabilidad de la crianza y cuidados es de los papitos, muchas mujeres en el mundo entero afrontan la dulce espera, el nacimiento, y la dieta en compañía de su pareja, y alguien que colabore con los oficios extras, arreglo de la casa, cocina, pero el cuidado del bebé es exclusividad de la mamita. Por su puesto no quiere decir que las abuelitas no puedan dar un tetero, cambiarlo y hasta bañarlo, pero no en exclusividad; siempre debe existir un acuerdo mutuo de cómo la abuelita participa en los cuidados del recién nacido. De no ser así su intervención puede llegar a fragmentar el matrimonio, porque es una causa frecuente de discusión, de desacuerdos y la inmadurez de los papitos o de la relación puede llevar a una separación.
Una manera de evitar que la abuelita se extralimite y se afecte la crianza del niño, es que los papitos procuren buscar mayores espacios con sus hijos. Pero si ellos ceden esas responsabilidades, después no pueden ejercer la figura de paterna, otra forma es mostrarle a la abuelita las consecuencias que acarrea cambiar las normas.
Tampoco pretendo poner a las abuelitas como las brujas de los cuentos, ni mas faltaba, también hay abuelitas a las que esclavizan, pierden su identidad, para ser hacedoras de todos los oficios caseros y son las responsables del cuidado y crianza de los niños, y eso no es justo, es la abuelita que le toca asumir la llegada de sus nietos como una segunda maternidad y, por eso, se entregan completamente, hasta el punto de aislar sus intereses. Incluso, generan manifestaciones emocionales y físicas, porque sus aptitudes están mermadas por la edad. Y llega un momento en que las capacidades y la voluntad de la abuelita no son suficientes para cumplir las tareas que desde hace años está desempeñando, pero no renuncia a ellas y se produce un desequilibrio, la abuelita empieza a presentar molestias como tensión alta, ansiedad, picadas en el pecho, estrés, desgano o tristeza, que nadie asocia a las cargas que tiene, en ocasiones con sobre peso, debe desplazarse con nietos en brazos en largos trayectos, que solo son un acto de irresponsabilidad de los papitos, que excusados en la manutención de la misma, creen que ella está en la obligación de responder por todos los nietos en cuidado y crianza.
Las abuelitas de alguna manera merecen el trato de los nietos, amor, dulzura, mimos, cuidados, prevención, ella solo está para cantar, narrar cuentos, hacer galletitas, reír, reunirse con sus amigas, pero en su oficio de abuelita no está ser responsable de sus nietos. Las abuelitas son tiernas, son como muñecas de porcelana que hay cuidar como a un chico durante la primera infancia!
Con Caricias Calientitas
Feliz fin de semana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero mira que abuelita tan bailarina has puesto como imàgen!
ResponderEliminarExcelente texto, yo he tenido una buena relaciòn con mi abuelita, es importante para los niños la interacciòn con los abuelos.
Gracias Tita, un abrazo!
a mi me hubiera qurido tener una abuelita
ResponderEliminarno tuve la dicha de tenerlos a ninguno
besos
cuanta razon tenes en tu relato tita,en mi casa cuando llegan los abuelos le tengo prohibido a mi marido q los rete si no comienzan las diferncias,pero para los q no tuvimos abuelos querendones,aveces ,es bueno hacer la vista gorda.besos y siempre es un placer pasar por tu blog.gi
ResponderEliminaroo es verdad esos abuelitos luego malcrian pero solo es un ratito yo no pude estar con el mio pero mi chiquita que aveces esta con su abuelita sabe quien la consciente je
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