Aún desde bebés, los niños aprenden acerca de su espiritualidad innata, desde cualquier credo religioso que ejerzan sus papitos. Total todos los dogmas religiosos le apuestan a la práctica del amor y la bondad, alrededor de estos sentimientos gira su interacción con familia, vecinos, amigos. Esta es una forma de introducirlos a la “oración” o meditación, que busca unas virtudes ejemplares para vivir en la paz y el amor y que en lo posible duren toda la vida, garantizando así adultos bondadosos y felices. En la oración interreligiosa los clérigos de diferente fe religiosa crean un terreno común para el servicio comunitario, y para la cooperación entre todos, extendiéndolo a las prácticas de vida diaria.
Desde bebés hay que inculcar el agradecimiento, para que se convierta
en un hábito de toda la vida, dar gracias puede ser la forma de oraciones más ennoblecedora y de paso se están generando sentimientos de aprecio y gratitud en el chico. Ahora bien, esta acción va de la mano con hacerles sentir el afecto, el cariño, la admiración, eso los hace sentirse felices, y cuando el chico así sea un bebé manifiesta incomodidad, llanto, mala carita, es solo endulzar su momento con una caricia, una palabra amorosa, una sonrisa, un gesto de cariño, así ellos van percibiendo espiritualidad bondadosa venida de sus progenitores. Y en repetidas ocasiones agradecer, ya sea a Dios, la vida, en fin, ¡gracias por este maravilloso hijo! Gracias por este rico desayuno!, Gracias porque estamos sanos! En fin millones de motivos para agradecer!
Ojal, en lo posible cuando los chicos están más grandes hacer un ritual sencillo, cerrar los ojos, para desear que papito llegue bien, para desear que el hermanito se mejore, y así existen muchos motivos para desear, agradecer, soñar, también, respirar profundo y permitir que los chicos imiten es una forma de introducirlos a la meditación, Tómate el tiempo para una pausa apacible en meditación cada vez que lo necesites. Después de una rabieta esta acción resulta una oportunidad para tranquilizar al pequeño y aprender una lección; quizás se puede también en los chicos de tres años en adelante cuando cierran lo ojitos, hacer ejercicios de relajación, hablarle subvente de sus pies, sus rodillas, inicialmente se le pueden ir tocando con mucha sutileza las partes del cuerpo mientras se nombran.
La opción de educar espiritualmente a un niño es una tarea fascinante para los papitos o los adultos que tienen a su cargo el cuidado, y aunque no existen fórmulas sencillas para el cultivo espiritual, hay algunas orientaciones reflexivas que pueden ayudar mucho en este empeño. Al igual que el desarrollo cognoscitivo y el sexual, el desarrollo espiritual es un proceso natural que ocurre espontáneamente si el niño encuentra apoyo y circunstancias apropiadas y, por el contrario, cuando este desarrollo se suprime o se obstaculiza, se priva al pequeño del ambiente favorable para el disfrute pleno de su existencia como ser humano.
Así como está la prioridad de atender las necesidades físicas e intelectuales de los niños a medida que avanzan en su proceso de crecimiento y desarrollo, de igual manera es necesario fomentar en los hijos el desarrollo y fortalecimiento de la dimensión espiritual. Yo diría, creo que los papitos que niegan una orientación de tipo espiritual a los pequeños, están errados, es que esto es diferente al ritual, a un bautizo, a una confirmación, esta parte es razonable que la dejen a elección para cuando el chico pueda intervenir activamente con su inclinación religiosa. Si la orientación espiritual no está presente durante la primera infancia, el niño cuando la conozca la considerará extraña al proceso y tendrá el concepto de que no es indispensable, es como inducirlos en el conocimiento de sí mismos, como decía Heráclito: “el que conoce lo externo es un erudito, el que se conoce a sí mismo es un sabio”, por su puesto esta afirmación aplica a los adultos también.
El espíritu de un niño es espontáneo y único. Con su inocencia, los niños pueden recordar a los adultos una espiritualidad que es sencilla, directa e increíblemente original. Con su dulzura y ternura, los niños hacen evocar creencias y valores esenciales. La formación de la dimensión espiritual de un niño se logra por medio de una estrecha comunicación entre los papitos y éste, en la que se dan respuesta a muchas preguntas esenciales de la vida.
Los siguientes elementos son fundamentales dentro del proceso de fomentar la espiritualidad en los niños según expertos en el tema: Crear confianza con el hijo. El amor y la confianza constituyen los dos elementos fundamentales para la relación entre los papitos y los hijos. El niño necesita sentirse lo suficientemente seguro para poder explorar, puesto que la exploración en la niñez se constituye en un elemento esencial de su espiritualidad en el sentido de que cuando los niños empiezan, por ejemplo, a apreciar la naturaleza, surgen entonces las preguntas sobre quien hizo la luz del sol, por qué llueve, etcétera, escalones importantes en la formación de la dimensión espiritual. Cultivar la libertad como una cualidad característica de un hogar espiritual y debe garantizarle al niño, libre de inhibiciones, expresar ideas, hacer preguntas y manifestar dudas acerca de cuestiones espirituales. Aparece aquí el reto grande, tratar de no reprimir al hijo, pero tampoco permitirle que vague sin ninguna orientación, cultivando un espíritu de libertad que combine la orientación con la tolerancia, en una relación caracterizada por la comunicación asertiva y el respeto mutuo. Demostrar interés en la vida del hijo, para poder crear un clima espiritual en la vida del hijo es necesario invertir tiempo, cariño y aportar una gran dosis de sinceridad por parte de los papitos. El ejercicio de una auténtica capacidad de escucha es fundamental, reconociendo al niño como un interlocutor válido de acuerdo con el momento de su desarrollo.
La pregunta del millón, ¿cuándo iniciar la formación espiritual? Nunca es demasiado temprano para comenzar con la educación espiritual del niño, ni siquiera el momento en que respira por primera vez. En algunas culturas aborígenes hay rituales muy tempranos, al igual que en el Islam y otras religiones, que marcan tempranamente el comienzo de la vida espiritual del niño. Es importante tener en cuenta, que desde el nacimiento todos los niños son sensibles a su entorno, saben si se les carga con ternura o con los brazos tensos y mucho antes de aprender el lenguaje saben si las voces o las miradas son amistosas o amables, bruscas o indiferentes. En la formación espiritual de los niños como en todo el proceso de la crianza, el ejemplo es el mejor maestro. El Agelito de la Guarda es una excelente opción para acercar los chicos a su espiritualidad, se puede afirmar que todo lo que se haga por fortalecer el desarrollo de la dimensión espiritual de los niños, redundará en una notoria mejoría de la calidad de vida no sólo de los niños sino también de la familia, y por ende de la sociedad.
La seguridad espiritual consiste en hacer recordar lo más a menudo posible al bebé, su lugar de origen. Reiterarle varias veces al día, verbal o mentalmente: “Tu vienes de la Luz, eres un ser de Luz. Eres divino, tu esencia es Luz. Eres un niñito de Luz y Amor, tu única función en la Tierra es irradiar esta Luz y Amor, no importa lo que pasa”. Eso es porque alrededor del bebé, muchos se preocupan de asuntos materiales, hay inquietudes familiares, hay las propias angustias de los adultos y disputas, a veces. Las palabras que escuchan son acerca del pañal sucio que hay que cambiar… ¡otra vez! ¡De cuan cara es la vida, especialmente los pañales desechables! del cansancio de los adultos, el fastidio, etc. Esto perturba al recién nacido que todavía está muy conectado con su lugar de origen. Háblenle de luz, de amor, de paz en la Tierra: cuánto estábamos esperando su llegada, cuánto honramos su decisión de venir aquí, etc… En nuestras propias palabras, de corazón. Esto nos hace recordar que nosotros también somos este niñito de Luz y Amor, y que nuestra única función en la Tierra es irradiar esta Luz y Amor, no importa lo que pase. Para poder recibir como merecen a los niños y niñas del Tercer Milenio, es indispensable que los futuros papás se preparen, tomen clases, formen grupos de apoyo con terapeutas. Hay que cuidar la calidad de la concepción, del embarazo y del parto.
Cuando nace darle una bienvenida lo mas cálida, dulce, tierna, cariñosa que sea posible, está tarea a cargo de la mamita, el papito, pero si se quedan mudos de la emoción, es bueno acudir a un ser carismático, dulce que haga la bienvenida. Obviamente el tono de la voz debe ser dulce, suave, melodiosa, y más rico aun, acariciarle cada parte de su cuerpecito, y decirle que es sano y bello, que es amor, que es felicidad, ojala este ritual de bienvenida sea mientras el recién nacido descansa de su viaje en el pecho de la madre, y hay una cosas las visitas, gracias pero es mejor esperar siquiera un mes, es que llegan alborotadas a buscar parecidos, opinar, todos quieren verle los ojos, y esto no es apropiado ni para el bebé ni la mamita.
Para concluir que bueno enrutarlos en la amistad perpetua con su angelito de la guarda!
Con Caricias calientitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario