Cada chico viene dotado de
mayores o menores habilidades para el habla, los papitos y las personas que
cuidan y/o conviven con el bebé son de gran ayuda para estimularlo a comenzar a
hablar; si bien a la fecha un método científico no existe, pero si está comprobado
que la imitación y la necesidad hacen que el chico hable; de manera que se
trata de estimular adecuada y oportunamente la habilidad del habla, eso si que
se le hable claro y correctamente.
La comunicación con los papitos es de suma importancia porque desde la
gestación, los chicos tienen una relación estrecha con ellos, una relación de
cariño y amor que estimula muchísimo al niño a querer comunicarse con ellos, si
los papitos están atentos a dialogar con su hijo, éste prestará más atención
facilitando su aprendizaje. Al hablar con los chicos, como con cualquier
persona se les debe mirar a la cara (contacto visual) que es importante debido
a que aparte de aprender la comunicación verbal, el chico aprende a entender y
usar las expresiones, gestos, estados anímicos, etc., puede ser que solo
balbucee aún, pero pronto comienza a usar de todo para comunicarse, hasta
llegar a las palabras.
Para lograr que un niño logre formar bases sólidas en el habla, se debe
incentivar a hablar bien desde un inicio, con sus primeros balbuceos los cuales deben ser imitados por los papitos para que él sienta que es entendido y también para incentivarlo a seguir haciéndolo; más adelante, cuando pueda vocalizar las palabras ya puede enseñar el significado de las mismas y la forma correcta de pronunciarlas. También se debe hablar con el chico en un tono suave y pausado, amable y tierno, estas características les enseñan a imitar la forma de hablar, además de resultarle placentero este tipo de trato, hay que leerles cuentos utilizando la entonación y gestos acordes al contexto es también de gran ayuda.
incentivar a hablar bien desde un inicio, con sus primeros balbuceos los cuales deben ser imitados por los papitos para que él sienta que es entendido y también para incentivarlo a seguir haciéndolo; más adelante, cuando pueda vocalizar las palabras ya puede enseñar el significado de las mismas y la forma correcta de pronunciarlas. También se debe hablar con el chico en un tono suave y pausado, amable y tierno, estas características les enseñan a imitar la forma de hablar, además de resultarle placentero este tipo de trato, hay que leerles cuentos utilizando la entonación y gestos acordes al contexto es también de gran ayuda.
El Si y el No, dos monosílabos que le van acompañar toda la vida, estos
monosílabos , son expresados gestualmente con la cabeza, con un dedito, también
identifican estados de animo, son monosílabos casi inherentes, a un bebé que se
le da un jarabe con sabor desagradable, cierra su boca y llega incluso a mover
su cabeza que asegura para él, que No quiere, su alegría en ciertas ocasiones,
demuestra aceptación que se traduce en un Si; lo que demuestra que el Si y el
No están asociados inicialmente a los estados de animo del chico. Entonces en
este orden de ideas hay que aprender a reconocer los estados de ánimo desde
bebés, y responder de la misma forma, alegre, o algo serio con el rechazo el
No, el tono debe ser consecuente y congruente, de esta manera el bebé sabe que
se le entiende. Si el bebé está alegre, hay que responder con sonrisas y
alegría, y si está triste, hay que responderle compartiendo su tristeza, luego
ir consolándolo y animándolo en el transcurso de la conversación.
Para el Si y el No, es vital usar los ejemplo, “Juan Si quiere papilla” y la
mamita hace si con la cabeza y lo pronuncia claramente, y en ocasiones se
comenta delante del chico y algunos otros familiares, en adelante siempre
utilizar el Si con alegría y seguridad, con gestos amables, también preguntar,
“Juan quieres papilla” y reforzar con gestos y palabras su respuesta.
Actividades con fotografías familiares, libros de dibujos o mejor aún, libros
que en vez de dibujos tengan fotos de los objetos, ayudan al bebé a reconocer
los objetos, y reafirman el Sí, por ejemplo: “Dónde está el carro”, y cuando el
chico señala correctamente se le puede hacer una “fiesta” al Si, y tener
siempre presente la entonación y la claridad. Claro que decir Si, es fácil para
la naturaleza humana, lo que es difícil es decir No, que definitivamente es un
factor, preventivo, de abuso y maltrato.
Cuando los chicos incluso desde bebés el No con mucha frecuencia, puede
mostrarse desafiante y radical, el No marca la diferencia en los chicos del
bien y el mal, enseñar el No a los chicos es un reto para los papitos,
obviamente el aprendizaje esta asociado las etapas evolutivas que determinan el
desarrollo motor, cognitivo y emocional de los niños, es decir, de igual modo
que van creciendo físicamente lo van haciendo interiormente, lo indica que es
hora de aprender a decir No, vale aclarar que cuando ellos saben el poder del
No, se apropian de él y quieren utilizarlo para todo, por eso la enseñanza del
No esta asociada a la paciencia.
Esto condiciona claramente las estrategias educativas a la pedagogía de la
ternura, es decir las expectativas de los papitos con el Si y el No, deben ser
reales al alcance de los chicos, jamás pretender que ellos con una vez tengan
claro cuando decir Si o No, cuando se está enseñando el No nunca estímulos como
dulces, porque un dulce es el gancho utilizado por los abusadores; en momentos
como el baño, se debe hacer énfasis en el No, "Solo la mamita baña tu
pene, tu vagina": en esta situación el Si y el No, caben perfectamente el
Si, porque hay que enseñar a limpiar sus partes intimas, enseñar el aseo, el No
como prevención.
El Si y el No, están asociados con las normas y limites, de manera que al chico
el Si, le debe llegar como una responsabilidad, “Si, puedes tocar los cubiertos
así”, es explicar el Si desde el cómo, y enfatizar el No, cuando el como sea
diferente a lo explicado, muchas veces. Cuando el Si y el No son aprendidos por
el chico, ya está listo el plan básico para estimular el cumplimiento de las
normas y el respeto de los limites, igual con las sanciones acordadas.
Los chicos perciben la existencia de reglas, que tienen un claro origen
externo, con la utilización clara del Si y el No, en función de unos estímulos
externos, que dicho sea de paso no deben existir premios y sanciones para todo,
hay acciones que deber ser así, porque así son, y no deben depender, de un
helado, o regalo; y el No, debe ir acompañado de una explicación corta,
concisa, clara, muy clara; para el entendimiento del Si y el No, los chicos
pueden recibir besitos, abrazos, por la acción, está situación de aprendizaje
del Si y el No, está también ligada a la seguridad emocional y la confianza en
sus papitos, por ejemplo, muchos chicos sin conocer la gravedad del abuso en
termino de caricias, jamás le dicen a Papá o mamá, porque se dejan intimidar,
tienen miedo, por eso lo importante que el Si y el No se basen en relaciones de
confianza, cariño, amabilidad y protección.
Por lo tanto, lo primero que deben hacer los papitos para la enseñanza del Si y
el No, es invertir energía, tiempo, claridad y por sobre todo acordar entre
ellos cuándo el Si y cuándo el No, porque de lo contrario se crea en el chico
confusión; ante todo el cariño, pero hay que incluir la firmeza, los
razonamientos que se usen tanto para el Si y el No, deben ser acordes a la edad
del chico, a los 4 años suponen los expertos es la edad perfecta para reforzar
la utilización adecuada del Si y el No. Los niños necesitan utilizar el Si y el
No adecuadamente para crecer felices.
El Si y el No, se aprenden sin gritos, visualmente con el lenguaje corporal de
los papitos, con la seguridad y sin ansiedad, con el ejemplo, sin comparaciones
odiosas y mucho menos amenazas, por lo tanto nuevamente por enésima vez, hay
que elogiar al chico y censurar la conducta, los niños que crecen sin un
aprendizaje sólido de la utilización del Si y el No, se sienten confusos, no
comprenden normas, son niños inseguros, de alta vulnerabilidad al maltrato y el
abuso, por lo tato, papitos y mamitas a decir Si a la educación con amor y a
decir No al maltrato.
Con Caricias Calientitas
"Toda la información que les llega a través de los ojos en torno al primer año de vida los va ayudando en gran medida a interpretar lo que los rodea y a interesarse más o menos en función de sus habilidades o preferencias. Según los distintos estímulos y reacciones podremos predecir qué bebes sufrirán retraso en el desarrollo del lenguaje.
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