La disciplina es necesaria para que los chicos acepten los límites que se necesitan para vivir en armonía. Por eso las reglas, o parámetros deben ser apropiados, oportunos, concretos, claros, solo así la disciplina entra triunfante en la educación para la felicidad. La disciplina forma carácter y el chico va asimilando que cumple las reglas por su bienestar, no para agradar a los papitos. Las emociones que ponen los adultos en el momento de poner las reglas, deben ser objetivas, emociones serenas, sin gritar, exagerar con autoridad es retroceder en la creación o formación de la disciplina.
Las expresiones que usan los adultos, son genéricas, y los chicos desconocen el detalle, por ejemplo: "Pórtate bien", "Sé bueno", o "no hagas eso" y este tipo de expresiones se presta a todo tipo e interpretaciones, las “ordenes” deben ser más puntuales, por ejemplo, “debemos estarnos quietos en la visita al abuelito”, es importante involucrarnos en muchas de las recomendaciones, eso hace que el chico vaya asimilando comportamientos sociales, familiares respetuosos y es una forma de aumentar cardinalmente la relación de confianza con el pequeño. Hay que recordar que los niños pequeños no manejan bien la temporalidad, el mañana, la otra semana, hay que centrarse en el momento, y cuando son situaciones repetitivas, e puede traer a colación los escenarios anteriores.
Los chicos pueden ser disciplinados a su manera, por ejemplo, ordenar los juguetes, pues puede escoger guardar primero los carros, o las pelotas, es tener alternativas para “cumplir”, y además es una oportunidad para involucrarlo en la toma de decisiones, igual con la ropa que va a usar, dejarlos escoger su “pinta”.
De todas maneras es importante que los adultos sepan cómo actuar cuando el chico se resiste a “obedecer”, pues ni mas ni menos actuar con firmeza, ojo esto no es sinónimo de violencia ni agresión; pues si el chico no recoge los juguetes, se le pueden guardar fuera de sus alcance y cuando “tu decidas” obedecer te los entrego; obviamente hay que ayudarse con una voz segura, sin gritos, y una seria mirada en el rostro, ojo mirada seria jamás condenativa, ni resentida, ni amenazante, muchos menos odiosa. A veces las “ordenes”, están mal dadas, por ejemplo a los adultos les encanta usar el “no”, entonces dicen: “no vas hacer tu tarea ahora”, ya va implícito el incumplimiento, ya el adulto esta decretando No vas… Es diferente decirle: mi cielo es hora de hacer tu tarea, ya debes empezar a mostrar como haces “tus” tareas de bonitas y correctas, de cualquier modo, para esas pocas obligaciones "debe estar hecho", los limites como la disciplina acercan la familia, los hace más unidos, hay camaradería, manteniendo la autoridad en un equilibrio que permite la conciliación y concertación.
Los niños son más propensos en llevar la contraria en vez de “obedecer”, ordenes
como: “te bajas ya de ahí”, es una orden subliminal a trepar más y seguramente a caerse porque usualmente los papitos rematan la orden diciendo: “ te vas caer”, en general, es mejor decir a un niño lo que debe hacer, en un tono amable, seductor, y convincente, por ningún motivo gritar, gritar solo aumenta el circulo vicioso de tener que gritar para todo, hay que recordar que el chico aprende más por imitación y del ejemplo. Cuando la orden es inmediata como “te bañas ya”, se crea una lucha de poder personal con los chicos, una buena técnica es involucrarnos: “es hora de irnos a dormir, a soñar, a descansar, y en lo posible anunciar el cuento e la noche. Todos los razonamientos son necesarios, un porque repalda la orden, de este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño el por-qué tiene y debe obedecer. Entendiendo la razón para el orden ayuda a los niños a que desarrollen valores internos de conducta o comportamiento- una conciencia. Antes de dar una larga explicación que puede distraer a los niños, hay que ser claros, concretos y amables; buscar argumentos que le hagan ver los “mal” que la pasan otras personas i la orden no se cumple, por ejemplo si le pegas a tu amiguito a él le duele, le da un ayayay, y se pone triste, eso cala mucho!
Cuando aparece un límite al comportamiento de un niño, hay que sugerir una alternativa aceptable. Así el chico siente que tiene ventajas obedecer, un ejemplo, el chico quiere caramelos antes de la comida, pues sencillo después de comida puedes comer los caramelos, ahí hacemos todos. Eso sí, la regla puntual para un efectivo límite es evitar una regla repetitiva. Rutinas y reglas son importantes en la formación del habito de la disciplina, y los adultos deben mantenerse en caso del incumplimiento o cumplimiento, dice el refrán: “lo prometido es deuda”.
Recordar siempre que se censura la conducta y se elogia a los niños, jamás desaprobar al niño y mucho menos usar chantajes afectivos, por eso es importante que los adultos controlen sus emocione, pues el enojo es pésimo consejero, hace que se castiguen a los niños, y la disciplina con amor es básicamente enseñar al niño cómo debe comportarse. Todos los niños necesitan que sus papitos establezcan las guías para un comportamiento feliz aceptable. Solo así en el hogar se respira amor, confianza, tranquilidad, felicidad!
Con Caricias Calientitas
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