lunes, 21 de mayo de 2012

APRENDIZAJES PARA LA FELICIDAD

Todos los papitos y mamitas quieren, desean, anhelan bebes genios, y la idea es que antes que genios sean felices y autónomos; entonces la estimulación adecuada, fácil y divertida mediante actividades con bases científicas, que aplicadas en forma sistemática y secuencial permita a los pequeños el máximo desarrollo de sus capacidades cognitivas, físicas, emocionales y sociales. La estimulación adecuada es un juego amoroso que le ayuda al bebé a desarrollar su habilidad mental, su motricidad gruesa y fina, la memoria, a aumentar el tiempo de atención y de concentración, y su curiosidad, ahora la estimulación si bien contempla una serie de ejercicios, masajes y caricias (sin un propósito claro), es mucho más que eso, la estimulación adecuada es conocer cada paso del proceso de formación de la estructura cerebral infantil; y depende de la oportunidad que se le da de recibir estímulos, los papitos y mamitas son los formadores y propiciadores de un entorno saludable integralmente, de ellos depende el interés que ponen los chicos en explorar su mundo. 

El ejemplo es excelente maestro, el mejor, pero el entorno, el habitad, el ambiente es el que forma actitudes, aptitudes y habilidades, en ese orden de ideas el pequeño debe tener un espacio rico en estímulos adecuados, la estimulación adecuada es el principal formador de la felicidad de los hijos. Nuevamente recalcar en las “n” mil definiciones de estimulación adecuada, como el conjunto de medios, técnicas, y de inter-actividades que se aplica en la primera infancia con eficacia y autonomía, en el cuidado y desarrollo del infante. Durante esta etapa se perfecciona la actividad de todos los órganos de los sentidos, en especial, los relacionados con la percepción visual y auditiva del niño, esto le permitirá reconocer y diferenciar colores, formas y sonidos. 

Por otro lado, lo procesos psíquicos y las actividades que se forman en el niño durante esta etapa constituyen habilidades que resultarán imprescindibles en su vida posterior. La estimulación adecuada busca estimular al pequeño de manera oportuna, el objetivo no es desarrollar niños precoces, ni “sabelotodo”, adelantarlos en su desarrollo natural, sino ofrecerle una gama de experiencias que le permitan formar las bases para la adquisición de futuros aprendizajes. Desde que nacen hasta los 3 años el niño establece particularidades en el desarrollo: Se caracteriza por su ritmo acelerado del desarrollo del organismo, presentan una orientación elevada con respecto al medio, manifiestan emociones y preferencias alimenticias y de objetos o juguetes. 

Para favorecer el óptimo desarrollo del niño, las actividades de estimulación se enfocan en cuatro áreas: área cognitiva, motriz, lenguaje y socio emocional. Son varias las aéreas de estimulación; la cognoscitiva le permite al pequeño comprender, relacionar, y adaptarse amablemente a nuevas situaciones, haciendo uso del pensamiento y la interacción directa con los objetos y el mundo que lo rodea. Para desarrollar esta área el niño necesita de experiencias, así el niño podrá desarrollar sus niveles de pensamiento, su capacidad de razonar, poner atención, seguir instrucciones y reaccionar de forma rápida ante diversas situaciones. El área motriz está relacionada con la habilidad para moverse y desplazarse, permitiendo al niño tomar contacto con el mundo. También comprende la coordinación entre lo que se ve y lo que se toca, lo que lo hace capaz de tomar los objetos con los dedos, pintar, dibujar, hacer nudos, etc. Para desarrollar esta área es necesario dejar al niño tocar, manipular e incluso llevarse a la boca lo que ve (guardadas las proporciones), permitir que explore pero sin dejar de establecer límites frente a posibles riesgos. El lenguaje ojala el del amor, un lenguaje positivo, motivador, de celebración, respetuoso, que le permita al niño comunicarse con su entorno y abarca tres aspectos: La capacidad comprensiva, expresiva y gestual. La capacidad comprensiva se desarrolla desde el nacimiento ya que el niño puede óigase bien, léase perfecto el niño puede entender ciertas palabras mucho antes de que pueda comunicar un vocablo con sentido; por esta razón es importante hablarle constantemente, de manera articulada relacionándolo con cada actividad que realice o para designar un objeto que manipule, de esta manera el niño reconoce los sonidos o palabras que escucha asociándolos y dándoles un significado para luego imitarlos. 

El lenguaje también demanda de partes de los papitos y mamitas, que le permitan expresar, cuando el chico señala el pan, porque quiere pan, estimulemos su vocablo, preguntando qué quieres, antes de pasarle el pan, agua es una palabra sencilla de ella viene el sonido gutural que es el primero que emite el bebé, entonces quieres agua? Agua, repetir, hay que recordar que ellos aprenden por imitación. En el área socio-emocional, van incluidas las experiencias afectivas y la socialización del niño, que le permite sentir esa sensación agradable de ser querido y estar seguro y protegido, además capaz de relacionarse con otros de acuerdo a normas comunes. 

En la estimulación adecuada de esta área los papitos, adultos, que cuidan al pequeño tienen un papel protagónico, pues son los primeros generadores de vínculos afectivos, es importante brindarles seguridad, cuidado, atención y amor, además de servir de referencia o ejemplo pues así los chicos aprenden a comportarse frente a otros, a relacionarse adecuadamente, en conclusión, aprenden a ser personas de bien y sobre todo felices, los valores de la familia, el afecto y las reglas de la sociedad le permiten al niño, poco a poco, dominar su propia conducta, expresar sus sentimientos y ser una persona independiente y autónoma. Obviamente, estas apreciaciones tienen bases científicas, las investigaciones afirman que el cerebro evoluciona de manera sorprendente en los primeros años de vida y es el momento en el que hace más eficaz el aprendizaje, esto porque el cerebro tiene mayor plasticidad, es decir que se establecen conexiones entre neuronas con mayor facilidad y eficacia, esto proceso se presenta aproximadamente hasta los seis años de edad, es decir en la primera infancia, a partir de entonces, algunos circuitos neuronales se atrofian y otros se regeneran, por ello el objetivo de la estimulación adecuada es conseguir el mayor número de conexiones neuronales haciendo que éstos circuitos se regenere y sigan funcionando. 

Para desarrollar la inteligencia, el cerebro necesita de información. Los chicos reciben información de diversos estímulos a través de los sentidos, lo hacen día y noche; si estos estímulos son escasos o de pobre calidad, el cerebro tarda en desarrollar sus capacidades o lo hace de manera inadecuada, por el contrario al recibir una estimulación adecuada y oportuna el chico va adquiriendo niveles cerebrales superiores y logra un óptimo desarrollo intelectual. Un paréntesis, la oportunidad es vital en la estimulación pues no todos los momentos son “oportunos” para tal o cual acción, por ejemplo mientras el chico come para nada es oportuno sentarlo en la bacinilla y lo digo porque he visto y en el mercado tienen sillas de doble función, o mientras se baña practicar un baile, o incentivar actividades de equilibrio..! Volviendo al tema central, así por ejemplo, al escuchar la voz de la mamita, percibir el olor del biberón o recibir una caricia: se produce una catarata eléctrica que recorre su cerebro, para despertar conexiones neuronales aún dormidas. 

Los humanos somos los seres más dependientes de los padres o adultos en comparación con el resto de los seres vivos, la razón básica consiste en que el cerebro humano, requiere de un proceso de maduración por mucho más tiempo que el de la mayoría de especies. Los animalitos recién nacidos caminan y buscan la leche de su madre, un bebé, sin embargo, tarda algo más de una año en empezar a caminar, por lo que su supervivencia depende en extremo de la protección del adulto, esta total indefensividad es consecuencia de un cerebro aún por formar. La estimulación adecuada tiene por objetivo aprovechar esta capacidad de aprendizaje y adaptabilidad del cerebro en beneficio del bebé, basada en repeticiones; su cerebro es capaz de adquirir toda otra serie de conocimientos mediante la repetición sistemática de estímulos o ejercicios simples. Con la repetición se consigue reforzar las áreas neuronales de interés. Las habilidades, aptitudes y actitudes dependen 50% de los estímulos y 50% de la manera como se brinden. 

El cerebro humano es tan dinámico que es muy fácil formar niños llenos de conocimientos o habilidades, pero se requiere de pasión, motivación, amor, interés, atención, dedicación, de lo contrario podrían tener efectos anti-todo o niños "sabelotodo", capaces de repetir vocales, contar sin comprensión, repetir capitales.. Pero incapaces de crear, organizar y gestionar. Sin pasión, ni felicidad. Solo deseo que todos mis amiguitos, primitos y conocidos, tengas días llenos de estímulos con amor!!!!!! 

Con Caricias Calientitas

sábado, 12 de mayo de 2012

GRATITUD MATERNAL PARA LA FELICIDAD

La maternidad es una dulce tarea que pone a prueba innumerables virtudes. Una buena mamita, sea biológica, o adoptiva es generosa con sus hijos, cariñosa, dedicada y los ama desinteresadamente, principios universales. Hay mamitas que prefieren dejar a un lado sus intereses por los de sus hijos, porque para ellas, los hijos, son su prioridad. Pero no siempre es fácil llevar a cabo esta labor que exige tanta entrega. Es por esto que vale la pena hacer una pausa de vez en cuando y evaluar qué tal lo estamos haciendo como mamás. 

Aunque la maternidad parece algo tan natural y propio de la mujer, es imposible describir esta tarea en un manual. Una cosa es la crianza del niño (su alimentación, horas de descanso, el baño, su estimulación) para la cual existen innumerables ayudas. La labor de una mamita, no se limita solo a suplir las necesidades físicas del niño, la verdadera tarea está en darles a manos llenas el amor, los valores y las herramientas necesarias para que se forme como grandes seres humanos, felices y autónomos. Hay mamitas que quieren desempeñar su papel tan bien, que sin darse cuenta se vuelven aprensivas y sobre-protectoras de sus hijos, hasta el punto de obstaculizar el desarrollo como personitas independientes, y los limitan en sus procesos de desarrollo. Existen otras mamitas, sin embargo, que "pecan" de todo lo contrario y con la excusa de que es por amor, permiten que sus hijos actúen sin control sin saber decir NO cuando es necesario. Demostrar amor a los hijos no es permitirles todo lo que se les antoje, sino ser conscientes de lo que es bueno y malo para ellos y saber educarles con una actitud firme pero amorosa, dulce y amable. Por su puesto como en todos los oficios, no existe la mamita perfecta, existen mamitas que hacen su tarea con mucho amor, respeto, paciencia para que sus hijos sean felices y autónomos. Simples acciones llevan a las mamitas a ser cada día mejores: Buena mamita es aquella que… Al menos una vez al día le dice a sus hijos cuanto los quiere y es amorosa con ellos y no importa la edad. Buena mamita es aquella que… Es capaz de mantener la calma y transmitirla a sus hijos cuando estos se encuentran en dificultad. Igual la mamita que trata de no discutir con sus hijos ni ponerse a su altura, conservando la calma y la sensatez cuando hay que llamar a la cordura. 

Las mamitas con consciencia tienen claro los valores que quieren fomentar en sus hijos y actúa consecuentemente, porque jamás olvidan que el mejor maestro es el ejemplo. Una Mamita súper ideal, es aquella que es capaz de dejar su telenovela, para hablar o jugar con su hijito. Una buena mamita jamás compara ni muestra preferencia por alguno de sus hijos. Una mamita que cuando se enoja, evita, los gritos, las humillaciones y los golpes es una mamita 10! Otra mamita estupenda, es la que reconoce cuando se equivoca y sabe pedir disculpas a sus hijos; la que es capaz de intuir cuando un hijo tiene un problema y le da el apoyo, la complicidad amorosa que necesita. Una mamita admirable es la que estimula en sus hijos una imagen paterna positiva. Y por supuesto una mamita 10, la que evita "sermonear" como la principal forma de educar, más bien estimula la sana autonomía en los hijos. Un mamita súper la que tiene a la paciencia como vestido principal en la cotidianidad, por su puesto nunca grita, se gana el respeto de sus hijos sin ser autoritaria, seriota y regañona, las mamitas Excelentes generan en casa una "atmósfera" de acogimiento, respeto y alegría. Una mamita verdadera disfruta todos los momentos que comparte con sus hijos, se interesa por el desarrollo integral de sus hijos y se mantiene al tanto de su adelanto en el colegio y otras actividades, también saca pecho y se siente orgullosa, incluso llegan a poner en segundo plano sus necesidades por las de sus hijos. La imagen emblemática de la mamita, esa mujer generosa, omnipresente y, discreta, siempre rebosante de instinto maternal, está siendo vapuleada violentamente en el escenario moral donde en estos momentos se debate la nueva maternidad. Las mujeres de Occidente se sienten acosadas por esa figura idealizada de madre. Es un papel que cada día cae menos bien a más femeninas, porque no lo pueden desempeñar, aunque quieran. Atrapadas entre esa ficción maternal imaginaria, las expectativas feministas, las exigencias de la calidad de vida y las realidades económicas, las mamitas de hoy buscan desesperadamente y a tientas una nueva definición de la buena mamita. La mujer ya no valora la fertilidad como antes, cuando la inmediata supervivencia de la especie humana parecía depender directamente de ella, cada día está más convencida de que para participar en igualdad de condiciones en la vida económica, política y social de nuestro tiempo es esencial poder controlar su fecundidad; es cierto que esta actitud no le impide experimentar un profundo sentimiento de realización y de dicha cuando busca la maternidad y la consigue; pero tarde o temprano la gran mayoría se enfrenta al penoso desafío de compaginar su misión doméstica de madre con sus intereses o actividades profesionales de mujer. Dilema que a menudo se torna amargo e inquietante, y que refleja la complejidad, la confusión y el enorme reto que supone ser mamita en el siglo XXI. La participación de las mamitas en el mundo laboral es cada día mayor, hay mamitas que ajustan su economía para estar con sus hijos por lo menos hasta los dos años, excelente opción, hay otras mamitas que por la posición laboral y económica se pueden dar el “lujo” de compartir con sus hijos todo el tiempo, como también es verdad que algunas mamitas de clase acomodada eligen una ocupación fuera de casa para realizarse, pero muchas otras lo hacen por imperativos económicos. 

Con el tiempo, incluso aquellas que se ven obligadas a trabajar por un salario descubren beneficios inesperados: un nuevo sentido de identidad, una mayor participación en la sociedad, un escape temporal reconfortante de los niños y de las labores domésticas, y, sobre todo, el orgullo de su independencia. La mayoría ha presenciado a su alrededor la dura realidad de la separación, el divorcio o la viudez, y sabe apreciar el valor de la autonomía que ofrece un empleo remunerado. Sin embargo, la imagen ideal de mamita hogareña y consagrada está tan inmersa en nuestra cultura que muchas mamitas que trabajan se sienten en su fuero interno inadecuadas, piensan que no dan la talla, que no son buenas mamitas, independientemente de la armonía familiar que disfruten o de lo sanos o contentos que estén los niños. Se encuentran además desorientadas, en un terreno extraño, criando a sus hijos en un ambiente totalmente diferente del que ellas mismas se criaron, o luchando solas, sin el apoyo del compañero, sin la ayuda de la sociedad ni de sus instituciones, y sin un guía que las dirija o aconseje. 

Y es que, desde siempre, los símbolos maternos sólo han representado los extremos opuestos, bien la mamita perfecta y virtuosa, fuente inagotable de amor y de vida. Por otra parte están los mitos que rodean al instinto maternal, esa fuerza natural e irresistible, propia de los genes femeninos, que presuntamente equipa por igual a todas las mujeres con los talentos y las cualidades emocionales de una mamita feliz y efectiva. Tras confiar plenamente en estos impulsos naturales, cuando la experiencia de la crianza de los niños no coincide con las expectativas, a muchas mujeres les entra la confusión y la angustia, y se cuestionan su identidad y su naturaleza de mujer. Hoy, sin embargo, sabemos que entre los seres humanos la disposición y las aptitudes necesarias para ser una buena mamita no dependen de una energía instintiva, sino de ciertos aspectos temperamentales de la persona y de fórmulas y comportamientos que en su mayoría se aprenden. De hecho, algunas mujeres aprenden estas técnicas y conductas mejor que otras, y no hay razón alguna para que los hombres no las puedan aprender también. Por eso el dicho que “Fulanito es una madre”. 

Según un grupo de profesionales, cualquier restricción de la presencia materna durante la infancia crea un estado siniestro de carencia en los hijos, y les provoca miedos y sentimientos profundos de impotencia y de abandono; pero estudios empíricos recientes coinciden en que los niños que se crían con mamitas que trabajan fuera de la casa crecen con completa normalidad, siempre que estén bien atendidos por terceras personas y que estos cuidados, incluso en guarderías, sean responsables y no falte el cariño. De hecho, expertos en el desarrollo infantil apuntan que las mamitas que trabajan y están contentas representan modelos positivos para los hijos, estimulan en los pequeños varones mayor sociabilidad y una actitud más firme hacia la igualdad de la mujer, y, en las niñas, un alto espíritu emprendedor y un sentimiento superior de autoestima y de independencia. Al mismo tiempo, las mujeres que viven una relación equilibrada entre la familia y sus ocupaciones tienen mayores probabilidades de adoptar una disposición constructiva y optimista con sus hijos que las mujeres que se sienten atrapadas en su papel de madre o subyugadas en el trabajo. 

De acuerdo a esto, todas la mamitas se merecen un homenaje y reconocimiento y no por un día sino por siempre, Caricias Calientitas, quiere desearles a todas las mamitas: estudiantes, a las mamitas que ya son abuelitas, a las mamitas militares, profesionales, secretarias, domesticas, añejas, a las mamitas que hacen fuerza por los oficios de sus hijos, mamitas de militares, mamitas de presidiarios, mamitas de malosos, Mamitas brillantes y famosas, una abrazo solidario a las mamitas de los hijos que están enfermitos. Felicidades a las mamitas que se quedaron en la dulce tarea de ser tías, a todas las mamitas de mis maestros. Felicidad o serenidad en los corazones de aquellos y aquellas que como yo ya solo podemos saludar con fe y una oración. Una lista que tu mejor que nadie puedes completar, a ti FELIZ DÍA DE LAS MADRES” 

Con Caricias Calientitas

lunes, 7 de mayo de 2012

ADIOSES PARA LA FELICIDAD


La muerte es  lo único seguro después de nacer, un tema esquivo, tabú, pero al fin y al cabo un tema natural, que hay que abordar con los chicos cuando parte un ser querido, y ¿Cómo hablar de algo que no se conoce, hablar de un tema que en ciertas idiosincrasias culturales se le tiene miedo, un tema que en algunas religiones se le ve como un castigo?

Algunos chicos, vivos, despiertos, curiosos pueden atiborrar a los papitos con preguntas como: ¿Qué es morirse? ¿A dónde van los muertos? ¿Verdad papito que tú nunca te vas a morir?... Incluso en la edad adulta muchos se hacen las mismas preguntas y con más prevenciones; pues bien, es difícil explicar lo inexplicable. Pero eso no quita la importancia del tema, alrededor de los cuatro años de edad, muchos niños se harán y harán a los papitos esas preguntas. Y ¿qué hacen los papitos?

La muerte es un tema delicado y hay que elegir bien las palabras dulces, francas, concretas, como elegir adecuadamente el momento oportuno, para que los chicos no se afecten tanto, la pregunta sería, ¿qué tienen que saber los chicos de la muerte? Más allá de las creencias religiosas que cada familia desea transmitir, hay verdades, compartidas por todos, que no pueden dejar de decirse. Por ejemplo: ¿Qué es morir? Morir es terminar de vivir. Las explicaciones como " se fue", " está en el cielo ", "lo perdimos" o " desapareció", no son tranquilizantes, hay que explicar claramente de lo que se trata, es momento para que la naturalidad se apropie del tema, porque vital es como se aborde la muerte en el primer momento que el chico tienen contacto con ella.

Muchos papitos tienen dificultades para hablar de la muerte con los hijos y les ocultan la muerte para que no sufran, pues esto, en vez de ayudarles, en muchos casos les perjudica, pues les incapacita para aceptar y vivir la muerte como algo natural. Por eso a los niños hay que decirles la verdad, sin entrar en detalles, decirles que un ser querido está grave y que puede morir, en vez de tratar de ocultárselo, pues aunque se intente, ellos captan que algo está pasando y al no tener la información de lo que ocurre, la confusión y la incertidumbre pueden apoderarse de ellos.

Conviene hacerles partícipes del proceso muerte; hablarles con naturalidad, con un lenguaje sencillo amoroso y asequible a su edad. Por ningún motivo trasladar culpas como: “es que tu como no comes tu papito se enfermó”, por favor, o decirles, “esta noche viene y te hala los pies”, jamás caer o incurrir en frases temerosas, amenazantes, la muerte hay que darle un tratamiento absolutamente natural. Así como los chicos se preparan en la academia, también hay que educarles para aceptar la muerte como un hecho natural, que claro está viene acompañado de la tristeza.

Más o menos durante la primera infancia como hasta los cinco años los niños aceptan la muerte con bastante naturalidad, sienten la pérdida, pero como viven el presente, continúan su vida con normalidad, salvo que perciban mucho drama en su entorno. A partir de esta edad conviene darles explicaciones y compartir sus sentimientos, si esto no se hace así, los chicos pueden presentar situaciones en las que les asalte el miedo o la angustia. Por ejemplo, si ha fallecido una persona de cuarenta años y sus padres tienen una edad parecida, pueden vivir con la angustia el hecho de que sus papitos se van a morir pronto.

También está bien hablar con los hijos sobre qué pasa después de la muerte y esta charla se hace a la luz de las creencias familiares; la tristeza un sentimiento tan natural como cualquier otro hace presencia ante una pérdida irrecuperable y demanda protección o autoprotección. Resulta adecuado permitir y vivir esta emoción y no taparla con otras, pues cuando no se vive de manera adecuada, se puede transformar en: depresión, angustia, ansiedad...La tristeza ayuda a los chicos a entender la vida como un proceso de pérdidas permanente. Cada día se asiste a muchas “muertes”, pues cada instante muere y ya no vuelve. De ahí lo importante que resulta vivir el presente y con el ejemplo inculcarles este sano hábito de vivir el ahora. Es más si los adultos vivieran el presente, lo harían de forma más intensa y profunda, evitarían desperdiciar el tiempo en discusiones y rabietas inútiles.

Tampoco hay que engañar a los chicos diciéndoles que se muere cuando se está viejito, eso no es cierto, hay que dejarles claro que, todo lo que nace, muere. Hasta aproximadamente los 6 años de edad, los niños no se angustian con el tema de la muerte, es más hablan con naturalidad de ella, en momentos en que se les da la noticia, ellos la reciben y es probable que sigan en sus actividad normal, la angustia la captan y absorben de los adultos, los niños necesitan saber que el cuerpo sin vida queda en el cementerio, donde están las tumbas y en un lugar está escrito el nombre, apellido, fecha de nacimiento y de fallecimiento "de la persona que murió". Allí se puede ir a recordarlos.

La muerte toca un tema complejo, universal pero particularmente religioso, muere el cuerpo, y el alma y el espíritu? Una forma de respaldar el tema, con respecto a lo que queda es hablar de los lindos momentos, recuerdos, mirar fotografías, en este momento es muy importante tocar el tema con finura, delicadeza, respeto, hablar de herencias sentimentales, como la sonrisa, la amabilidad, la alegría, y explicarles que eso nos dejó, que en ultimas vuelve a ser el ejemplo el rey de las enseñanzas.

Antes de terminar es importante señalar que cuando los niños no hacen preguntas acerca de la muerte de un ser querido, no significa que no las tengan, ellos perciben que formularlas abiertamente provocaría angustia e incomodidad en los adultos, si de esto no se habla, aparecen síntomas (físicos y psíquicos) de distinta gravedad. La verdad puede ser triste, pero ignorarla, enferma.

Con Caricias Calientitas