domingo, 3 de abril de 2016

HIJO ÚNICO PARA LA FELICIDAD

Son muchos los asuntos que giran en torno al hijo único, tienen fama de mimados y consentidos y con dificultad para relacionarse con otros niños. Pues hay que profundizar que hay de cierto en esto y cuáles son las ventajas e inconvenientes que pueden tener estos chicos. Existen, errores comunes que suelen cometer los papitos al educar a un hijo único. 

El hijo único tiene fama de ser un niño egoísta, mimado, mandón y caprichoso. Pero en realidad, esta fama es un asunto que no tiene por qué corresponder con la realidad, pues el carácter del hijo único depende sobre todo del tipo de educación que reciba. Lo que está claro es que al crecer sin hermanos y vivir sólo con adultos, les resulta más difícil relacionarse e integrarse con otros de su edad. Para que el niño aprenda a compartir y a relacionarse, los papitos deben procurar que su hijito tenga contacto con otros niños desde muy pequeño. 

Para ello, es importante llevarle a la guardería, invitar a sus amigos a casa para que compartan sus juguetes y su espacio, procurar que juegue con otros niños para que aprenda a perder, ganar y respetar turnos, buscarle actividades fuera del horario escolar y en vacaciones llevarlo a algún campamento. Así se logra suplir lo que de forma natural no puede aprender en su casa. El hijo único no es un niño diferente a los demás, tan sólo crece en un entorno y con unas circunstancias que no coinciden con los de la mayoría. Algunas de las ventajas más sobresalientes: Son niños que disfrutan de la atención exclusiva de sus papitos, siempre están pendientes de él y no tiene que compartirlos con nadie. Esta situación, hace que el hijo único se sienta muy seguro de sí mismo y que tenga una autoestima muy alta. 

Su desarrollo lingüístico es sorprendente y poseen una gran capacidad intelectual, debido a la intensa relación que tiene con el mundo adulto y a la gran atención y estimulación que reciben de sus papitos. Los resultados académicos suelen ser buenos, pues son niños que habitualmente están preparados y con una gran estimulación intelectual y por lo general son responsables y ordenados. Además expresan sus ideas con claridad. Al pasar muchas horas solos, sin la compañía de otros niños, desarrollan más la imaginación y aprenden a entretenerse solos. Esto también favorece el desarrollo de la afición a la lectura. 

Obviamente también tienen inconvenientes: Son más egocéntricos y en los juegos de grupo les cuesta
esperar su turno. Sin embargo, acostumbrado a ser el centro de atención de la casa, el rol de líder lo desempeña muy bien y por lo general, son muy queridos y valorados por sus compañeros. Al convivir sólo con adultos y al verse sometidos pronto a la forma de pensar y al comportamiento de los adultos, maduran a una edad demasiado temprana. Les cuesta ser generosos porque no están acostumbrados a compartir sus juguetes. En su casa, no pueden compartir sus experiencias con otros iguales. Aunar esfuerzos para conseguir un objetivo, ayudarse entre los hermanos o reconciliarse tras una pelea son experiencias de las que carecen. Pero sobre todo, lo que los hijos únicos nunca conocerán el amor tan especial que existe entre los hermanos.

El riesgo de sobreprotegerlos, es latente, las principales razones por las que las parejas deciden tener un hijo único, obedece a motivos económicos, profesionales, pues la incorporación de la mujer al mundo laboral hace difícil que pueda compaginar trabajo y familia, sobre todo en lo que al horario se refiere. También se influencia a que las parejas deciden formar una familia cada vez a edades más tardías, cuando ya han logrado una estabilidad profesional y económica. Ocurre con frecuencia, que los papitos se sienten culpables de esta decisión, pues ven al niño más solitario y con un fuerte deseo de tener un hermano. Estos sentimientos de culpabilidad hacen que los papitos quieran llenarlo de atenciones y regalos, dándole una educación obsesiva llena de actividades; inglés, natación etc. y corriendo el riesgo de que se le mime y consienta demasiado. 

Pero, el principal riesgo que tienen los hijos únicos es la sobreprotección, es decir, los papitos caen en la preocupación excesiva por sus hijos y en sentir la necesidad de resolver sus problemas y solucionar los obstáculos que se le presentan. Así, no permiten que su hijo aprenda a desenvolverse socialmente y que crezca como un ser independiente. Por esto, es importante que los papitos aprendan a controlar la excesiva preocupación por su hijo y que traten de evitar cualquier sentimiento de culpabilidad que puedan tener ante esta decisión. Muchos son los tópicos que pesan sobre la idea de tener un hijo único: será un mimado, mandón, consentido, etc. Pero en realidad la experiencia del hijo único tiene sus riesgos y sus ventajas, y su evolución, como la de cualquier otro niño, depende de la educación que reciben de su núcleo familiar. Y son los papitos los que deben vigilar el no exagerar algunos comportamientos o algunas reacciones para evitar esas actitudes comunes que, erróneamente, se han asociado al hijo único. El riesgo más común es que esa atención exclusiva que se le presta se transforme en una actitud sobre protectora. Hay muchas maneras de evitarlo. 

El ritmo de la vida moderna, el gasto que supone la manutención de cada hijo o la decisión de muchas parejas de retrasar el momento de tener hijos, están provocando un aumento de lo que podría llamarse la "moda del hijo único". Actualmente, entre el 20 y el 30% de las familias tienen un sólo hijo. Muchos son los fantasmas que amenazan la tranquila decisión de tener un solo hijo. Muchas generalidades pesan sobre la idea de que un niño crezca sin hermanos. ¿Quién de nosotros no ha escuchado alguna vez algún comentario respecto al hijo único tipo "pobrecito, se va a aburrir" o "los hijos únicos 'salen' mimados" o egoístas, o mandones, o engreídos? Papitos de hijos únicos no se asunten, la educación para la felicidad de un solo hijo, como la educación de dos hermanos o de una familia numerosa, tiene sus pros y sus contras, sus riesgos y sus ventajas. Lo único que necesitan es información para saber cómo actuar ante determinadas situaciones, aprender a controlar algunos comportamientos y conocer aquellas virtudes que sería bueno potenciar. 

Un hijo único, por el mero hecho de no tener hermanos, no está condenado a desarrollar ningún tipo especial de comportamientos. El principal riesgo que tienen los padres de un hijo único es caer en el exceso de atención, pero ojo, atención que da seguridad, estabilidad, confianza en sí mismo, autoestima y capacidad para desarrollarse correctamente, es saludable necesaria, vital; la atención que hay que evitar es el exceso de cuidados ligados a los miedos paternales a que a su hijo le suceda algo malo, de esa atención que puede transformase rápidamente en una actitud sobre protectora. 

A continuación Caricias Calientitas relata algunas situaciones concretas en la que los papitos deben poner atención y algunos comportamientos que deben evitarse y/o vigilar y sus posibles alternativas: Demasiada atención puede desencadenar en una preocupación excesiva y en un miedo exagerado a que al niño le pase algo. Deben aprender a controlar el exceso de temor ya que podrían transmitir ese miedo al niño y no dejarle disfrutar de algunas actividades que podría vivir muy satisfactoriamente: irse de campamento, practicar deportes de aventura, etc. Ante este temor, los papitos deben pensar en “positivo”, también estar anticipando acciones como, “te vas a caer”, cuidado “te ahogas”, “pon cuidado”, “eso es peligroso”, es privarlo de acciones propias de su edad y sus pares. La posibilidad de que el niño sea engreído, egocéntrico o consentido depende, en gran parte, del lenguaje a con que se dirigen al niño los papitos, es la forma como se expresan y súper importante el cómo se alaban sus éxitos, jamás caer en una valoración de forma indiscriminada o gratuita, evitando frases como "eres el mejor", "eres el más guapo" "eres el más inteligente", sustituyéndolas por frases más realistas como: "¡Muy bien! Me ha gustado mucho el gol que has metido", "te felicito por la nota que has sacado en el examen de matemáticas" o "tienes unos ojos preciosos". 

Al no vivir en la casa con otros niños de su edad, es posible que madure antes y desarrolle antes las habilidades adultas. Esto puede ser positivo, pero hay que recordar que se trata de un niño y que necesita compartir tiempo y espacio con otros niños de su edad. Para facilitarle el contacto con otros niños, puede ir a parques, a la guardería por periodos cortos, permitir que vaya a casa de sus amigos o que ellos a jugar, apuntarlo a excursiones, campamentos, deportes de equipo, etc. 

Los hijos únicos carecen de experiencias como, los roces y peleas típicas entre los hermanos, peleas por competencia, conflictos por no querer compartir, discusiones por disputarse la atención de los papitos, entonces pueden tener más dificultad para madurar emocionalmente. Esta situación se puede agravar si son sobre protegidos y además se agrava si los papitos todo el tiempo evitan que "sufra", por ejemplo, defendiéndole inmediatamente cuando empieza a pelearse con otro niño. Por eso es importante que el niño entre en contacto con niños de su edad y los papitos mantengan las distancias, de esta manera aprende a relacionarse, compartir, competir y experimentar peleas y discusiones propias de la edad. 

Los papitos tienen la tendencia a exagerar, llega el momento de pensar en todas las ventajas que depara la vivencia del hijo único, pues aunque suene trivial hay más recursos económicos a esa sola personita, dedicarle mucho tiempo y atención y a la vez disponer también de tiempo para los papitos, para compartirlo con los amigos, la pareja o dedicarlo a los hobbies o a la vida profesional y salvarse de la "terrible" vivencia de las peleas entre hermanos. 

Los hijos únicos aprenden pronto a entretenerse solos y eso favorece el desarrollo de su imaginación e invención. Son capaces de recrear mundos de ficción en los que entretenerse largo tiempo y de pasar de una a otra actividad según sus intereses y apetencias. La generosidad y el orden. Ambos aspectos están favorecidos por el hecho de que el niño no tiene que 'defender' sus cosas constantemente de sus hermanos. Cuando presta sus cosas sabe que se las van a devolver porque sólo son suyas, no son "de los dos", de ahí que sepa mostrarse desprendido con otros niños. Cuando el niño deja sus cosas en un lugar sabe que más tarde seguirán allí nadie se las toca, nadie las desordena, nadie se las quita, por eso pronto aprenderá a responsabilizarse de mantener las cosas en un orden que depende exclusivamente de él. El trato con adultos agiliza su desarrollo intelectual y emocional, porque tendrá modelos que seguir. Disfrutará de todo el amor, la atención y el tiempo que sus papitos puedan dedicarle, no teniendo que compartir ninguna de estas cosas con un hermano. Eso evita que conozca los celos, la envidia, el sentimiento de rechazo y otros muchos sentimientos propiciados por el roce entre hermanos. 

Por último, hay que destacar, que cuando entre el primer y segundo hermano hay una diferencia de
siete años o más, se puede considerar al hijo mayor como hijo único, puesto que en sus primeros años de vida, los más decisivos desde el punto de vista de desarrollo psicológico y emocional, se cría como tal. Por eso es tan importante que el niño crezca en un ambiente familiar equilibrado, como un miembro más y no como el centro de atención, para que le sea fácil y natural el hecho de compartir espacio, afecto, tiempo, objetos, papitos.

Con Caricias Calientitas