domingo, 22 de noviembre de 2015

JUGANDO PARA LA FELICIDAD.

Desde la dulce espera los papitos imaginan el momento en que puedan jugar con sus hijos, pero en la mayoría de los casos esperan al año para jugar jugar! A los papitos les gustan los juegos sencillos pero movidos, como el tiovivo, juego en el que sujetan bien fuerte a los bebés de unos 8 meses, también juegan el avión, un juego que si bien es fácil hay que practicarlo con cuidado, porque cuando se eleva al pequeño en ocasiones se olvidad de aparatos como ventiladores; los papitos se van en ansias cuando nacen sus hijos por llevarlos al parque de atracciones, y para este juego hay que esperar un tiempo largo.

Cuando nacen los bebés los papitos solo atinan a colmarlos de besitos de algodón de azúcar, muchas caricias calientitas pero se olvidan del juego como tal, y resulta que hay juegos para crecer: Los clásicos como:

¡Achussss! El gran clásico e infalible para hacer reír a un bebé a partir de los tres
meses. Simula un estornudo que tarda un siglo. Cucú-tras: Otro juego aún más tradicional, es poner la cara del papito o mamita frente a la del bebé y con un pañuelo o pañito se tapa la cara del papito, y se saca por los lados y se dice “Cu-cú”, como el reloj. Que te pillo. Como a unos 50 centímetros de distancia y el papito o la mamita se acerca lentamente mientras mueve los dedos de las manos y repite “¡Que te pillo!”. Cuando llegan hasta él, se le hacen cosquillitas suaves. A gatas: Dejar que el bebé se desplace a gatas por una cama grande; luego sujetarle las piernas y arrástrale suavemente hasta el punto de partida. Intentará volver a escaparse y se doblará de risa cuando lo atrapen. ¿A qué huele? Este fascina, se toma el pie del bebé, se acerca a la nariz y se hacen gestos divertidos y exagerados con la cara y manos de lo “mal que huele; luego se suelta y se repite con el otro pie. Besitos Sonoros: se le dan besitos suaves por todo el cuerpo y en su pancita se le dan besitos sonoros… esto les produce una risa. Muy grande: Mientras el niño está sentado o de pie, con los brazos bajados, se le toman las manos y se le pregunta: “¿cómo es de grande este niño?”. Después, levantan sus brazos sobre la cabeza gritando “¡así de grande!”. Quizás la primera vez se quede mirando con la boca abierta, pero pronto levantará los brazos él solito con una gran carcajada. Este juego les encanta desde los 6 meses a los dos años.

Paro la pregunta es ¿?¿? Y a qué horas tantos juegos si se la pasa durmiendo? Pero no importa el bebé desde que nace se inicia en la ardua tarea de tocar y agarrar, en estos primeros meses, los mejores juegos son los que estimulan el tacto, la vista y el oído. En la cuna, acariciar su cuerpo con un sonajero suave diciéndole las partes del cuerpo que se recorren. De vez en cuando parar en una zona y hacer sonar el juguete, hay que hablarle de lo que está sintiendo. En el baño, dejarlo que flote en el agua y, antes de vestirle, dale un masaje de amor, dulce y tierno, además de relajarse aprende las primeras nociones sobre su cuerpo. Cada bebé tiene su ritmo y a su vez las mamitas y papitos van incursionando en el juego y sin darse cuenta, se vuelven unos expertos jugadores.

Desde los cuatro meses más o menos los bebés “resiste y disfrutan” balanceos con canticos como “arre caballito”, sentados en las piernas de los papitos y éste a su vez subiendo y bajando la piernas, ó a caballito, un juego que le encanta, el papito cruza su pierna y el niño cabalga sentado sobre su zapato. Mientras se le canta: “En un caballito verde, el niño se fue a verte, al paso, al paso, al paso, al trote, al trote, al trote, al galope, al galope, al galope…”.

Siguiendo con los bebés desde pequeñitos se puede jugar al escondite, detrás de
una toalla, a los sonidos, buscando, cantar es una forma de jugar, hay muchas canciones que además de estimular el conocimiento los divierten, como: “En mi cara redondita, tengo ojos y..” ó “saco mi manito la llevo a pasear, la cierro, la abro…”, otro juego para bebés mas grandes gateadores por ejemplo, los papitos se ponen en cuatro en el suelo haciendo un túnel que el bebé debe pasar! Y el trapecio, el niño dos años en adelante, el niño se dobla hacia adelante y pasa sus manos entre sus piernas y papito se las agarra y tira de ellas hacia arriba, le da la voltereta y cae sobre sus pies, y como a las mamitas no les gusta mucho este juego, porque se preocupan por los hombros de sus niños, pues mejor hacerlo de vez en cando. La carretilla, para chicos de tres años en adelante, papito lo sujeta por los tobillos y lo recorre por la casa caminando sobre las manos, en prados abiertos resultan unas competencias fabulosas, con más chicos y papitos carretillas y es aún más divertido.

Mas juegos que durante la primera infancia son una linda y exquisita forma de sembrar confianza, seguridad, comunicación con los hijos, la alfombra mágica, para este juego, se necesita un suelo despejado y pulido, se pone una manta en el suelo y papito arrastra al chico, con cambios de velocidad y produce una risa! Si hay varios chicos se puede jugar al primero de la fila papito se pone el primero de la fila y los niños detrás, él hace todo tipo de payasadas: mover los brazos, saltar a la pata coja, caminar sobre los talones, de puntilla… todos los niños le deben imitar en la fila, ahora que el papá como está de primero se voltea y todos deben estar quietos y si pilla a uno de los niños moviéndose, este niño ha perdido. El perdedor tiene que ponerse a la cabeza de la fila y sigue el juego. Y jugar al camping, se coloca una manta muy grande en la mesa que llegue hasta el piso, entonces los niños juegan a que están de paseo, es aún más divertido de noche porque se apagan las luces y se alumbran con linternas. Por su puestos están los juegos dentro de la “carpa”, jugar a las adivinanzas, contar chistes, decir secretos…

Muchos profesionales consideran el gateo como una etapa específica del desarrollo motor del bebé por la que deberían pasar todos los niños si se evitasen los corralitos, la estimulación forzada y precoz del andar y, sobre todo, si a los bebés se les diera la oportunidad de jugar el tiempo suficiente en el suelo. El gateo ayuda a madurar adecuadamente el tono muscular de abdominales, lumbares, glúteos y cuádriceps, entre otros. Por lo tanto, hay que proporcionar a los bebés gateadores un espacio adecuado y ropa cómoda para que descubra por sí mismo, cuando lo necesite, cómo sentarse, cómo gatear y cómo ponerse de pie. Hay que favorecer que se mueva, pero sin adelantarse a sus posibilidades, forzándole a posturas que no haya alcanzado por sí mismo.

El gateo le permite a los bebés desplazarse a su antojo experimentando nuevas texturas –parquet, terrazo, moqueta–, nuevos objetos –cajones y puertas– y puntos de vista diferentes –por ejemplo, la mesa del comedor desde abajo. Moviéndose, obtiene nueva información que capta con todos sus sentidos –no sólo con la vista– y eso consolidará las bases que le permitirán después manejar el espacio mentalmente cuando tenga que resolver rompecabezas o identificar por ejemplo, la dirección en la que se trazan las letras. Esta libertad de movimientos despierta su inteligencia, dado que le proporciona los primeros problemas a solucionar: cómo hacer para pasar entre la silla y la pata de la mesa del comedor, cómo trepar hasta el sillón o cómo liberar el pie. Sobra decir que jamás debe estar solito, en estos juegos de exploración, permitirle gatear le ayuda en la maduración del tono muscular, el gateo permite al niño entrenar los reflejos de caída que le librarán de muchos chichones y brechas cuando comience a caminar. Una vez que su cerebro aprende la mecánica del gateo, empiezan los juegos de coordinación como hacer zig-zag por debajo de las sillas del comedor sin golpearse ni quedar atrapado, buscar juguetes con pistas que le da la mamita, cuentos. Con el gateo, el bebé conquista “la independencia física de mamita! quien a su vez ha hecho de los espacios de gateo, zonas protegidas de peligros mayores.

Los juegos hacen parte de la cotidianidad de los chicos, incluso cuando están
enfermitos, porque hay combinarles el descanso con el entretenimiento; la compañía y el juego no curan, pero ayudan. Entretenerle y prestarle atención cuando está enfermo le hará más llevadera su dolencia. Pero eso sí, hay que respetarle su ritmo, habrá ratos en los que solo tenga ganas de dormir. Leerles cuentos aunque el chico no  sepa leer, y si en su biblioteca tiene algún cuento que hable de niños que están malitos y se curan rápidamente si siguen las recomendaciones del médico y sus papitos, mejor que mejor. Si le duele el cuerpo por la fiebre o le molesta el estomago, darle un suave masaje; le alivia y le relaja. Además, quitándole la ropa, se favorece la pérdida de calor de su cuerpo, lo que le ayudará a bajar la fiebre. Otro juego mientras están enfermitos es jugar a buscar familiares en el álbum de fotos! Juegos tranquilos como: dibujos, puzles, construcciones… También “jugar” a repasar lo aprendido para que así no pierda el ritmo del colegio –sobre todo si la enfermedad se alarga muchos días–.Juegos con palabras, veo, veo, por ejemplo… Películas infantiles, la compañía amena siempre es bienvenida cuando se está enfermito. Y para cuando esté recuperado totalmente el juego entre en acción, un juego planeado o inventado, a los chicos les encanta inventar juegos.

El juego es una actividad natural para los niños. Niños en todas las regiones y de todas las culturas del mundo se dedican al juego, y esto siempre ha sido así. Los papitos deben tener claro que el juego es una actividad positiva para los niños. Cuando están jugando, los niños se mantienen ocupados y también se entretienen. Asimismo, ver a sus hijos sonreír y divertirse provoca en los papitos alegría y satisfacción. Papitos y mamitas jamás deben olvidar que el juego contribuye al desarrollo de sus hijos. El juego es esencial para el crecimiento y desarrollo de un niño. Forma la base de las destrezas que el niño desarrollará y aplicará posteriormente en la vida. El juego es la forma en que los niños aprenden: llegan a conocer y comprender el mundo que les rodea y la forma en que ellos interactúan con él.

Como siempre una invitación a todos los educadores para felicidad; jugar con chicos, revitaliza el niño que todos llevamos dentro.

Con Caricias Calientitas.

Los niños necesitan jugar. Esta afirmación puede parecer obvia, pero los padres dan a menudo a los juegos mucha menor importancia de la que merecen. Se sienten más inclinados a enseñar a los niños a ser responsables y educarlos para ser competentes.

domingo, 15 de noviembre de 2015

COMIDAS PARA LA FELICIDAD

Una sana alimentación desde la primera infancia es fundamental para el crecimiento óptimo del niño y por su puesto la alimentación espiritual, es vital para la felicidad. Y cuando se habla de alimentos espirituales no se está hablando de cultos religiosos, se habla de sentimientos, inspirados en el amor. Si el niño está o no bien alimentado durante los primeros años de vida, tiene un efecto profundo en su salud, tanto física, como mental y emocional, así como en su habilidad para aprender, para comunicarse, pensar analíticamente, socializarse efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas.

La alimentación integral física, mental, emocional, espiritual, es la base necesaria para un buen desarrollo físico, psíquico y social de los niños. Una buena nutrición es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida, igual una autoestima fortalecida los hará más triunfadores. Una buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del tiempo de vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Es en este periodo que los niños podrán adquirir buenos hábitos durante la comida en lo que se refiere a la variedad, al sabor, textura, color, etc, igual con los sentimientos, que estarán marcando su actitud. Los efectos de la desnutrición en la primera infancia pueden ser devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo.

En muchas ocasiones los papitos, con la disculpa perfecta por cierto, de que el
niño esté bien nutrido, hacen de la hora de la comida un “tormento”, con angustia, ansiedades y reproches a la conducta del niño frente al alimento. Los niños tienen la sabiduría natural frente a sus necesidades fisiológicas y hay tantas estrategias para lograr que coman, sobre todo crear el hábito de la buena mesa y que comer sea un placer.

El hambre, que es la normal demanda del alimento, es diferente al apetito que es el normal deseo de satisfacer el gusto, el pediatra está a cargo de ir guiando a la mamita para la introducción de nuevos alimentos, es vital que a la hora de comer se respete, y aquí nuevamente viene el ejemplo, mamás que no comen verduras cómo van a logran esa actitud ante sus hijos; pues bien existen numerosas formas para que además se mantenga el equilibrio entre crecimiento físico y emocional del menor, dado que este desarrollo va directamente ligado a sus hábitos alimenticios. El momento de comer, debe ser agradable, aseado, relajado y necesaria para el niño, por su puesto el castigo no está invitado a la mesa, mucho menos los gritos y jamás los golpes, yo pregunto a las mamitas en las charlas si a ellas, les gustaría que las gritaran, las agredieran, les taparan la nariz para que comieran, y la respuesta es No, entonces manos a la obra, que no se alimenta el cuerpo, también se está alimentando la actitud.

Por ejemplo servirle en un plato grande para que él vea poca comida, crear presentaciones “cómicas”, que maneja sus utensilios, la cuchara, existen juegos infantiles de cubiertos, motivarlo a que se involucre, una ensalada de frutas él puede colaborar, y muy importante cuando ya tenga edad en lo posible debe comer con toda su familia en la mesa; así el ejemplo hará que el niño se apropie de los hábitos alimenticios de su familia, asimilando la conducta y modelos de ésta. El menú, no debe ser escogido por el niño, es el menú de la casa, aquí cabe resaltar que si bien se está tocando el tema de la alimentación, inmersos vienen valores humanos, sociales y culturales, aquí está el respeto, las buenas maneras, la higiene, sí, estos valores se ausentan de la mesa, el niño y los papitos tendrán nuevos problemas.

Obviamente el niño ingiere menor cantidad que los adultos, sin ser permisivos al extremo hay que permitir que él decida y coma la cantidad que necesita para satisfacer su hambre y desarrollar de forma sana sus gustos. Ahora que si ya no quiere nada y es costumbre esta actitud habrá que consultar al pediatra, sin hacer purgas caseras, e ir diagnosticando suplementos vitamínicos, estimulantes del apetito, por favor jamás es sano auto medicar por elemental, simple y sencillo que parezca, recuerde que el crecimiento físico y emocional del niño están en juego.

Por su puesto existen muchas familias vegetarianas, e introducen a sus hijos en
esta dieta, que por nada debe ser rigurosa y estricta, por el contrario debe asegurarle al menor consumir suficientes minerales (hierro, calcio), y vitaminas D y B12. Al consumir alimentos como frutas, vegetales, legumbres, granos, frutos secos, soja, etc., pueden mantenerse saludables, y mejor aún consultar con el especialista, para poder seguir algunos cuidados nutritivos, y asegurarse de que el cambio no afectará de forma negativa a su crecimiento y desarrollo. Según los expertos, los niños pueden seguir una dieta vegetariana desde que no sea tan estricta. Los resultados de algunos estudios en los que se comparó la dieta de niños vegetarianos con la de niños no vegetarianos, concluyen que una dieta ovo lacto vegetariana proporciona un desarrollo y crecimiento físico adecuado, como con cualquier otro tipo de dieta. Por lo mucho que se habla de las proteínas, todo el mundo sabe que son importantes para el organismo. Pero lo que no es tan conocido es qué son realmente, para qué sirven y por qué son tan vitales. Pues bien, puede decirse que las proteínas son biomoléculas constituidas por unos aminoácidos que básicamente son carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. También pueden tener azufre y en algunos casos fósforo, hierro, magnesio y cobre, entre otros elementos, de manera que hay que consultar al especialista.

Otro aspecto a tener en cuenta es la diferenciación niña-niño, ya que el comportamiento frente a la ingestión de una misma dieta es diferente, así, el varón utiliza mejor los nutrientes; en cambio la niña tiene mayor estabilidad genética frente a la hipo-nutrición y otras condiciones ambientales adversas. De acuerdo a esto, aunque las necesidades energéticas aumentan con la edad en términos absolutos, el porcentaje de requerimientos para el crecimiento disminuye al mismo tiempo que lo hace la velocidad de crecimiento, y lo mismo sucede con la proporción de proteínas necesarias para el crecimiento.

Aquí algunas estrategias para una dieta saludable desde la primera infancia:
* Asegurar un aporte calórico suficiente, de acuerdo con la edad y la actividad física.
* Jamas  obligar  a  los  niños. Jamas  es  jamas.
* Mantener una correcta proporción entre los principios nutritivos.
* Modificar el consumo de proteínas, procurando que estas provengan de ambas fuentes: animal y vegetal, pero potenciando el consumo de cereales y legumbres frente a la carne. Para esto aumentar los primeros platos y acompañamientos o guarniciones y disminuir el tamaño de la carne, pollo o pescado.
* Borrar de la dieta el consumo de grasa visible de las carnes, y recomendar que se aumente el consumo de pescados ricos en grasas poliinsaturadas sustituyendo a los productos cárnicos 3 a 4 veces por semana. Potenciar el consumo de aceite de oliva frente a mantequilla o margarinas. Cero embutidos.
* Incrementar el consumo de cereales (pan, pasta, arroz) y frutas, preferentemente frescas y enteras. Cero gaseosas, refrescos comerciales, es mejor el jugo natural, y bajos en azúcar.
* Procurar una alimentación variada.
* Evitar el consumo excesivo de sal.
* Es fundamental tener en cuenta los gustos, costumbres y condicionamientos sociales y económicos para no recomendar dietas difíciles de aceptar y de seguir por el niño o por la familia.
* De la comida chatarra, es mejor dejarla por fuera de la dieta, los productos de paquete no son buenos ni apropiado para los infantes y tampoco para los adultos.
* Inculcar modales adecuados en la mesa.

En algunas culturas que los niños estén gordos es sinónimo de “sanidad” y es falso, es mas hay que evitar la gordura en los pequeños, pues si de chicos se le dan grandes cantidades de comida, de adulto tendrá un estomago grande que necesitará más comida para llenarlos, nuevamente el pediatra debe participar activamente en la guía alimenticia en la primera infancia.

Nuevamente tomar conciencia que el mejor  maestro es  ejemplo. Y el educador
para la felicidad debe invitar a la mesa a la paciencia, la creatividad, la dulzura, y la cordura, el respeto, mejor dicho una dieta saludable con amor, es la ideal!

Con  Caricias  Calientitas 

domingo, 8 de noviembre de 2015

PRECEPTOS PARA LA FELICIDAD


Todos los niños necesitan límites, dada su naturaleza. Aunque no conocen las reglas, o si las conocen aun no entienden muy bien por qué hay que cumplirlas. Poner límites a los niños es necesario para su seguridad, (cuidado con el fuego), y también para un sano desarrollo y un conocimiento del mundo en el que deberá vivir. Poner límites claros y que otro los acepte es algo muy complejo. Los mensajes a los hijos imperativamente deben inspirarse en el amor.

Decir NO con firmeza y convicción requiere que los papitos estén seguros de que realmente ellos no contradicen la norma y que sea viable para el chico, y por favor cero golpes o palmadas ni mas faltaba, por ejemplo meter los dedos en el enchufe, las situaciones violentas solo conducen a la violación de la norma. Obviamente los chicos son seductores, envolventes y hasta manipuladores, pero si encuentra una respuesta amorosa lógica, pero enérgica, con seguridad va a aprender de límites.

Es importante que los chicos asimilen que no todo se puede conseguir cuando lo
quiere, además porque los chicos deben aprender a tolerar la frustración, aprender los tiempos de demora y de espera, aprender las normas de convivencia social, son las bases para toda la vida. De esta forma, se fomenta un mejor relacionamiento familiar, aportando la capacidad de resolver conflictos de forma saludable.

Por ejemplo, si el niño quiere un carrito en un almacén, y lo quiere ya, y hace un berrinche si se le dice que no, es importante remarcar que el NO, no es por falta de dinero, sino porque no puede tener todo lo que quiere, que él ya tiene otros juguetes con los que también puede disfrutar, y que se dejará la compra de carrito para otra oportunidad, por ejemplo, su cumpleaños.

Este ejemplo marca un concepto importante, en el que el NO, no es porque sí o porque yo lo digo, o porque soy la mamita. Para que un límite sea efectivo, debe tener una razón que el niño pueda entender, justificada y razonable. El límite con un perfil educativo, más que restrictivo, es el que facilitará el entendimiento del mundo, habilitando la capacidad de preguntarse y crecer. Este perfil, hace énfasis no solamente en los errores, sino que también toma en cuenta las conductas positivas del niño, reconociéndolas y estimulándolas.

Hay que tener en cuenta, que la finalidad del límite, no es el total acatamiento solamente, sino la posibilidad de aprender, la autoconciencia sobre lo realizado, y la responsabilidad por las propias acciones. El rasgo más significativo a la hora de elegir el perfil educativo para poner límites, lo constituye la habilidad explicativa de los papitos, que sean claros, concisos, amables, dulces, lógicos y por sobre todo “oportunos”. Si un niño le pega a otro, "porque él me pegó primero", se debe tener en cuenta que este niño chico aun no sabe y no conoce otra forma de reaccionar, y le parece lo más natural del mundo reaccionar de esta manera frente a otro compañero, entonces allí entra a pavonearse la paciencia y la habilidad de los papitos, en poder explicar de qué otra manera puede actuar frente a esta situación, sin culparlo por lo sucedido, pero atendiendo a que en un futuro pueda hacerlo de otra manera.

Hoy se habla mucho de la importancia de poner límites a los hijos y del valor educativo de los límites. Se desarrollan teorías pedagógicas y psicológicas para explicar las diferencias de comportamiento observadas entre jóvenes que han crecido en ambientes distintos. Estas teorías —en principio, descriptivas— llevan implícita una crítica a alguno de los agentes educativos de los niños y los jóvenes. Pero quienes las exponen en general no hablan de cómo poner límites, sin tomar en cuenta que esta pregunta puede derribar cualquier teoría. Por eso, cabe preguntarse seriamente: ¿Qué criterios prácticos deben guiar a los papitos para que los límites que pongan no crucen la línea que separa lo educativo de lo autoritario?

Don Bosco (1815-1888), sostenía que a los límites o normas hay que explicarlos
cuidadosamente, el límite tiene que ser lógico y razonable, es indispensable el diálogo sereno con los chicos, en el cual se explique el sentido o la razón por la cual se debe respetar ese límite. Cuando los papitos explican a sus hijos el sentido o la razón de un límite, los están valorando como personas capaces de comprender. En cambio, si les dice: «Algún día entenderás, todavía eres muy chico», le están diciendo implícitamente que son poco inteligentes y lo único que logran con ello es generar su rebeldía a corto o largo plazo. Los niños pueden ser pequeños, pero no son irracionales. Los papitos y mamitas se quejan con frecuencia porque los hijos son rebeldes, y se olvidan de que ellos han sido primero arbitrarios y autoritarios, esto los irrita y con razón, porque menosprecia su capacidad de comprender, ofende su racionalidad humana e implica una subvaloración que seguramente los conducirá a una actitud de rebeldía.

Además de dar las razones de los límites que se fijan, hay que demostrar el afecto que se les tiene como personas. Don Bosco lo decía así: “Que los jóvenes no sólo sean amados, sino que ellos mismos se den cuenta de que son amados.” No hay que dar nunca por supuesto el amor a un hijo. Quizás para el papito el amor sea algo obvio, pero para el niño el amor abstracto suele ser algo invisible. Hay que decirle que la razón principal por la cual se le ponen límites es porque lo quieren. Si amamos de verdad a una persona, querremos que no le ocurra nada malo, incluso aunque ella misma así lo quiera. Por otra parte, al poner límites hay que fijarse de qué manera se dice «no». Nunca los gritos van a poder más que la explicación. Claro que este criterio requiere de una paciencia mayor, hasta llegar a la solución del conflicto. Muchas veces los hijos ceden ante la violencia de un grito o de una mala cara, pero con ello no se soluciona nada sino que agrava la futura rebeldía. El respeto de los límites no se basa en los gritos o en las expresiones hirientes sino en la seguridad del adulto y en la consistencia de la pauta. Si lo que dicen es verdadero, el límite se impondrá sin necesidad de la violencia de ningún tipo.

Y bueno hay que hablar como siempre del mejor maestro: El Ejemplo, la coherencia de vida del educador, hay que vivir lo que se enseña, en algún momento serán descubiertos y desacreditados y todo lo que transmiten se verá arrastrado por ese descrédito. Si los adultos, no viven de acuerdo a los límites que ponen será imposible que eduquen a los hijos en ellos. Se pueden imponer pero no trasmitir.

Resumiendo, ¿cómo poner límites? Respetando estas tres máximas: Dando el sentido o la razón del límite que se va a imponer. Aunque lleve más tiempo, los frutos no tardarán en aparecer. Demostrando el afecto por la persona. Ello relajará la tensión y hará sentir al niño que se lo valora. Siendo coherentes. Si transgredir el límite que se impuso, tarde o temprano ello es percibido y tanto papitos como el propio límite son desacreditados.

Y por último un texto que ilustra de manera sencilla los Limites de los Papitos:

“LOS LIMITES DE SER PADRES

Te di la vida, pero no puedo vivirla por ti.
Puedo enseñarte muchas cosas, pero no puedo obligarte a aprender.
Puedo dirigirte, pero no responsabilizarme por lo que haces.
Puedo instruirte en lo malo y lo bueno, pero no puedo decidir por ti.
Puedo darte amor, pero no puedo obligarte a aceptarlo.
Puedo enseñarte a compartir, pero no puedo forzarte a hacerlo.
Puedo hablarte del respeto, pero no te puedo exigir que seas respetuoso.
Puedo aconsejarte sobre las buenas amistades, pero no puedo escogértelas.
Puedo educarte acerca del sexo, pero no puedo mantenerte puro.
Puedo platicarte acerca de la vida, pero no puedo edificarte una reputación.
Puedo decirte que el licor es peligroso, pero no puedo decir no por ti.-
Puedo advertirte acerca de las drogas, pero no puedo evitar que las uses.
Puedo exhortarte a la necesidad de tener metas altas, pero no puedo alcanzarlas por ti.
Puedo enseñarte acerca de la bondad, pero no puedo obligarte a ser bondadoso.
Puedo explicarte cómo vivir, pero no puedo darte vida eterna.
Puedes estar seguro de que me esforzaré hasta el máximo por darte lo mejor de mi.. Porque te quiero!! Pero lo que hagas de tu vida, dependerá de ti. Aun cuando siempre esté junto a Ti, las decisiones las tomarás Tu.. Solo le pido a la Vida que te ilumine para que tomes las correctas.”

Con Caricias Calientitas


martes, 3 de noviembre de 2015

SECRETOS DE AMOR PARA LA FELICIDAD

Educar para la felicidad requiere una gran dosis de paciencia, cariño, y claro está requiere de felicidad interior, pues no se puede dar de lo que no se tiene. ¿Gritar para Educar? Jamás, seguramente educar no es tarea fácil, pero hay que pensar que ese pequeñín es algo “manipulador”, se la pasa probando niveles de tolerancia, y gritar no es la solución, supuestamente los niños están acompañados por un adulto que los adora, entonces cómo gritar a ese pequeño ser que se ama infinitamente; dicen los adultos: es que parece sordo, es que parece una tapia, como si no oyera.. miles de disculpas tienen los adultos para gritar; y peor aún que grite el niño.. El adulto se enfurrusca .. ¿qué es esa falta de respeto? Lo cierto es que un educador para la felicidad en absoluto debe desesperarse.

Frente a situaciones “criticas” la reacción de los adultos son bien complejas, y 
arrancar con un grito puede desencadenar violencia, maltrato, de hecho el grito ya es maltrato; es evidente que los niños desobedecen, y aquí cabe preguntar: tenía clara la norma, sabía que eso no se debía hacer, en fin los gritos no cambian el hecho y si predisponen a los adultos, al niño y en ocasiones hasta los vecinos, gritar, para callar un niño que está llorando no es el procedimiento adecuado, existe una máxima clásica que dice o más bien dos que dicen: “no hagas al otro lo que no quieres para ti” y “ponte en los zapatos del otro”.

Retomando el ejemplo, si el niño vive en un ambiente de gritos, seguro va ser un
niño gritón y agresivo, el educador para la felicidad acompaña al menor en el cumplimiento de la “orden” por ejemplo bañarse, seducir para que el niño coma, es convertir ese momento en un placer, es eso tan sencillo como que a ningún adulto le gusta que le griten para comer, los susurros son propios del amor incondicional, los gritos deben ser de alegría.

Cuando en una familia las normas están bien establecidas, las ocasiones de discusión o de no hacer caso disminuyen notablemente. Para ello, las normas que son necesarias deben ser pocas pero exactas y estar claras para todos, todos son todos, porque tristemente los adultos se creen perfectos frente al comportamiento infantil, los adultos creen que siempre tienen la razón y los que deben cumplir normas son los niños, y así no funciona, todos en el suelo o todos en la cama.

Es habitual, que los adultos griten para desahogarse, incluso culturalmente existen grupos que hablan más alto, y si la televisión es otro miembro familiar, grave, de manera que papitos y mamitas para felicidad hay que susurrar, qué es eso de gritar a un bebé? Por favor! Gritar continuamente puede ocasionar problemas de oído, pues los pequeños se acostumbran a hablar fuerte y que les hablen a los gritos ese fue su ejemplo; existen consultan donde los especialistas porque los papitos creen que los niños están sordos, y lo que pasa es que el pequeño se petrifica ante el esperpento y horror de grito que le acaban de dar; y eso hace que se olvide del fin del grito. Solo oye el grito, descuenta las frases o la temática; los otorrinos examinan al niño.. y tal vez desencantan al papito diciéndole -su hijo oye perfectamente-. Ahora los niños si oyen los gritos pero ya están habituados a oír gritar a los adultos, y en ese orden de ideas o empiezan a susurrar con amor los papitos ó cada día tendrán que gritar más!

Como todo, cada familia tiene su nivel de gritos, son hábitos, los costeños, las 
familias que viven cerca al mar, hablan y conversan a los gritos, porque deben oírse por encima del ruido producido por los aires acondicionados, por los ventiladores, entonces la música se escucha más duro.. Una cadena completa, lo contrario sucede con las familias que viven en la montaña, pues siempre están encerraditos para evitar el frío y hablan bajito.

Mejor susurrar, queda en evidencia que el grito es inútil, tiene muchos riesgos para los niños, no solo auditivos, sino que se está ejemplarizando que la vida se resuelve a los gritos y así no es, volver a los chicos temerosos de inter actuar en la escuela pues van a tener miedo de que los griten, los papitos pierden respeto y ganan miedo, y que triste que esos seres adorables fruto del amor le tengan miedo a los papitos por gritones; sin exagerar se puede convertir al pequeño en mentiroso, pues por temor a un horroroso grito mejor miente, existen muchas alternativas diferentes al grito, las normas, y qué tal susurrarle bajito, que quede “volando” , desconcertado, decirle al oído e inmediatamente el niño suspende su acción, queda atento, y sí, en ocasiones hay que ser enérgico pero no gritón. Además ojala si alguna vez vuelven a gritar recuerden que se grita a la acción, pero eso el niño aún no lo entiende y se toma el grito para él.

Papitos Susurren con amor, con claridad, con sencillez es una alternativa para la
felicidad, aunque en la edad adulta busquen escuelas militares para que los griten (Como mi bebé mago), pero en su infancia solo susurros de amor! Que los susurros sean siempre de amor y los gritos de felicidad!

Con Caricias Calientitas