
Aunque hoy el mundo se mueve de prisa y los papitos quedan volando sin saber


Pero en realidad y aunque suena supremamente triste, la última prioridad es la de
los hijos, cuando de tiempo con calidad se refiere, seguramente sus necesidades básicas de, comida, vestido, techo, están satisfechas, pero el afecto, la ternura, la comprensión, el juego ¿dónde quedan? Se les asegura peor aún se les promete pasar un tiempo con ellos, y en la mayoría de casos se les involucra en actividades propias de los padres y se dejan de lado sus verdaderas necesidades.
Se ven chicos desde recién nacidos en las colas de los supermercados atestados.. por favor, se les ve en los coches al lado de mesas humeantes de cigarrillo mientras los papitos y mamitas departen con sus amigos, durmiendo entre comillas con una música estridente a todo volumen…. Así habría que concluir que la calidad se fue y bien lejos. El punto es que la cantidad de tiempo es tan importante, o tal vez más importante, que el tiempo de calidad. Si bien llevar a los niños a Disneylandia está bien, esto no remplaza la buena crianza con calidad en el tiempo dedicado.
Los papitos son los principales presentes en la vida de sus niños. Esto significa crear buenos momentos, amables, dulces, con normatividad, pero, lo que es más importante, estar presentes cuando las situaciones se tornan difíciles. Significa ser un participante activo de las luchas diarias de su hijo/a. Por ejemplo: acompañarle en su proceso de lenguaje, motricidad, leerle cuentos, canalizar sus rabietas, estimularlo, y esto demanda tiempo con paciencia, lo que lo hace tiempo con calidad; si acciones cotidianas, como lavarse lo diente, hacer pis antes de dormir, comer amenamente, pasa a un segundo plano, pues queda en evidencia que se dedica tiempo en cantidad pero carente de calidad; es que por ejemplo los papitos creen que después de ir a un parque finaliza su tiempo con calidad y el resto a quién se le encomienda?. Aquí hay que traer a la colación al feo señor dinero, que se ha ido robando el tiempo, la mayoría de los adultos se la pasan trabajando para conseguirlo y claro suplir las necesidades básicas materiales, y de paso se sacrifica el tiempo de todos y para todo, por eso es muy importante jerarquizar las prioridades, y los chicos son la principal preferencia de toda familia, y sociedad, pues la solución está ahí, es sencilla y simple: decidirse a hacer que la familia sea feliz. Cuando la felicidad de los chicos es la prelación resulta más fácil eliminar las actividades que necesitan mucho tiempo. Tan sencillo que antes de tener hijos el tiempo era todo nuestro, y con la familia cambia, pues a tomar decisiones, fáciles y difíciles, eso implica decir “no” a las personas y a las actividades que no son importantes en la calidad del tiempo dedicada a los niños. Obviamente, esto es un acto de equilibrio, pero mientras más se elige, más clara es la prioridad de dedicarles tiempo con calidad a los hijos.
En esta sociedad tan rápida, las relaciones necesitan tiempo y atención. Pasar tiempo con los niños no debe ser visto como “hacer tiempo”—no debe sentirse como un castigo. (Si éste es el caso, jugar con su hijo/a será la medicina más grande, ya que te enseñará a relajarte). Repensar la vida: un día por semana, ajustar el horario a su vida familiar, en vez de la familia a su horario. Buscar actividades que puedan hacer juntos como familia. Asegúrese de dar una atención personalizada a cada uno de sus niños. Hablar con sus hijos; saber cómo están. Hacerse solidario con lo que sienten, piensan y hacen sus hijos. Esté fácilmente disponible, incluso si está ocupado. Pasar el tiempo no quiere decir necesariamente hacer algo especial.
Basta con que usted dé su interés y su atención, con amor, alegría, amabilidad, y si tiene demasiadas tareas que hacer en la casa, pídale a su hijo/a que le ayude. Invitar a otras personas a ayudar en las tareas de rutina facilita la conversación y la conexión. Sobre todo, cerciórese que usted no esté usando las golosinas, el dinero, los juguetes o los viajes para compensar por no estar disponible.
Recuerde que a menudo esto es una defensa astuta para apaciguar el sentimiento
de culpa. El tiempo no programado (tiempo pasado espontáneamente y dado libremente) es un gran remedio para sanar las relaciones. Aprenda a darles tiempo a las personas en su vida. Tenga algunos días o al menos algunos momentos en los que pueda dar su tiempo libremente. No se preocupe si la ropa lavada no ha sido doblada, o si tiene miles de cosas que hacer. Ponga todo de lado y dele tiempo a sus niños. Al hacer esto les estará dando la cosa más valiosa que usted posee, tiempo con calidad.
Con Caricias Calientitas
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