sábado, 28 de marzo de 2015

MURMULLOS DE AMOR PARA LA FELICIDAD

Educar para la felicidad requiere una gran dosis de paciencia, cariño, y claro está requiere de felicidad interior, pues no se puede dar de lo que no se tiene. ¿Gritar para Educar? Jamás, seguramente educar no es tarea fácil, pero hay que pensar que ese pequeñín es algo “manipulador”, se la pasa probando niveles de tolerancia, y gritar no es la solución, supuestamente los niños están acompañados por un adulto que los adora, entonces cómo gritar a ese pequeño ser que se ama infinitamente; dicen los adultos: es que parece sordo, es que parece una tapia, como si no oyera.. miles de disculpas tienen los adultos para gritar; y peor aún que grite el niño.. El adulto se enfurrusca .. ¿qué es esa falta de respeto? Lo cierto es que un educador para la felicidad en absoluto debe desesperarse.

Frente a situaciones “criticas” la reacción de los adultos son bien complejas, y
arrancar con un grito puede desencadenar violencia, maltrato, de hecho el grito ya es maltrato; es evidente que los niños desobedecen, y aquí cabe preguntar: tenía clara la norma, sabía que eso no se debía hacer, en fin los gritos no cambian el hecho y si predisponen a los adultos, al niño y en ocasiones hasta los vecinos, gritar, para callar un niño que está llorando no es el procedimiento adecuado, existe una máxima clásica que dice o más bien dos que dicen: “no hagas al otro lo que no quieres para ti” y “ponte en los zapatos del otro”.

Retomando el ejemplo, si el niño vive en un ambiente de gritos, seguro va ser un niño gritón y agresivo, el educador para la felicidad acompaña al menor en el cumplimiento de la “orden” por ejemplo bañarse, seducir para que el niño coma, es convertir ese momento en un placer, es eso tan sencillo como que a ningún adulto le gusta que le griten para comer, los susurros son propios del amor incondicional, los gritos deben ser de alegría.

Cuando en una familia las normas están bien establecidas, las ocasiones de discusión o de no hacer caso disminuyen notablemente. Para ello, las normas que son necesarias deben ser pocas pero exactas y estar claras para todos, todos es todos, porque tristemente los adultos se creen perfectos frente al comportamiento infantil, los adultos creen que siempre tienen la razón y los que deben cumplir normas son los niños, y así no funciona, todos en el suelo o todos en la cama.

Es habitual, que los adultos griten para desahogarse, incluso culturalmente existen grupos que hablan más alto, y si la televisión es otro miembro familiar, grave, de manera que papitos y mamitas para felicidad hay que susurrar, qué es eso de gritar a un bebé? Por favor! Gritar continuamente puede ocasionar problemas de oído, pues los pequeños se acostumbran a hablar fuerte y que les hablen a los gritos ese fue su ejemplo; existen consultan donde los especialistas porque los papitos creen que los niños están sordos, y lo que pasa es que el pequeño se petrifica ante el esperpento y horror de grito que le acaban de dar; y eso hace que se olvide del fin del grito. Solo oye el grito, descuenta las frases o la temática; los otorrinos examinan al niño.. y tal vez desencantan al papito diciéndole -su hijo oye perfectamente-. Ahora los niños si oyen los gritos pero ya están habituados a oír gritar a los adultos, y en ese orden de ideas o empiezan a susurrar con amor los papitos ó cada día tendrán que gritar más!

Como todo, cada familia tiene su nivel de gritos, son hábitos, los costeños, las
familias que viven cerca al mar, hablan y conversan a los gritos, porque deben oírse por encima del ruido producido por los aires acondicionados, por los ventiladores, entonces la música se escucha más duro.. Una cadena completa, lo contrario sucede con las familias que viven en la montaña, pues siempre están encerraditos para evitar el frío y hablan bajito.

Mejor susurrar, queda en evidencia que el grito es inútil, tiene muchos riesgos para los niños, no solo auditivos, sino que se está ejemplarizando que la vida se resuelve a los gritos y así no es, volver a los chicos temerosos de inter actuar en la escuela pues van a tener miedo de que los griten, los papitos pierden respeto y ganan miedo, y que triste que esos seres adorables fruto del amor le tengan miedo a los papitos por gritones; sin exagerar se puede convertir al pequeño en mentiroso, pues por temor a un horroroso grito mejor miente, existen muchas alternativas diferentes al grito, las normas, y qué tal susurrarle bajito, que quede “volando” , desconcertado, decirle al oído e inmediatamente el niño suspende su acción, queda atento, y sí, en ocasiones hay que ser enérgico pero no gritón. Además ojala si alguna vez vuelven a gritar recuerden que se grita a la acción, pero eso el niño aún no lo entiende y se toma el grito para él.

Papitos Susurren con amor, con claridad, con sencillez es una alternativa para la felicidad, aunque en la edad adulta busquen escuelas militares para que los griten (Como mi bebé mago), pero en su infancia solo susurros de amor! Que los susurros sean siempre de amor y los gritos de felicidad!


Con Caricias Calientitas

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