El bebé ya es un niño, despierta para la conciencia. Sorprende con confidencias en torno a cómo se siente. Es más sociable, e incluso hace algún gesto de cariño a otros niños. Su manera de jugar estará más condicionada a otros niños. Se une a otros niños para jugar y comparte sus juguetes con más facilidad. Al mismo tiempo demuestra más independencia de sus papitos. A los tres años, el niño puede hojear libros, y sujetar el lápiz de una forma más correcta. Además de garabatos, el niño dibuja con más sentido. Consigue incluso escribir algunas letras y su primer nombre, demuestra interés y entusiasmo para tocar instrumentos como la pandereta, el tambor o el acordeón. Su agilidad es tremenda. Puede realizar dos actividades al mismo tiempo. Juega con la pelota mientras corre, come helado, sube escaleras, come y habla por el teléfono. Algunas investigaciones afirman que esta es una buena edad para iniciarles con rutinas a hábitos saludables.
Capta expresiones emocionales de los otros, le gusta jugar solo y con otros niños, de ser dócil pasa rápidamente a rebelde, posee una conducta sociable, y tiene una "crisis de independencia", manifiesta afianzamiento del yo y continuamente se involucra en conflictos que tienen que ver con su identificación con el adulto, asume claramente la diferencia de sexo. A los tres años el niño no se ocupa de saber a quién habla ni si es escuchado. Es egocéntrico, porque el niño habla más que de sí mismo, pero sobre todo porque no trata de ponerse en el punto de vista de su interlocutor. El niño sólo le pide un interés aparente, aunque se haga evidente la ilusión de que es oído y comprendido.
Le encanta la repetición o ecolalia, el niño repite sílabas o palabras que ha escuchado aunque no tengan gran sentido para él, las repite por el placer de hablar, sin preocuparse por dirigirlas a alguien. Desde el punto de vista social, la imitación parece ser una confusión entre el yo y el no-yo, de tal manera que el niño se identifica con el objeto imitado, sin saber que está imitando; se repite creyendo que se expresa una idea propia. Como un monólogo el niño habla para sí, como si pensase en voz alta. No se dirige a nadie, por lo que estas palabras carecen de función social y sólo sirven para acompañar o reemplazar la acción. La palabra para el niño está mucho más ligada a la acción que en el adulto. De aquí se desprenden dos consecuencias importantes: primero, el niño está obligado a hablar mientras actúa, incluso cuando está sólo, para acompañar su acción; segundo, el niño puede utilizar la palabra para producir lo que la acción no puede realizar por sí misma, creando una realidad con la palabra (fabulación) o actuando por la palabra, sin contacto con las personas ni con las cosas (lenguaje mágico), por eso es importante que los adultos utilicen lenguajes amables, gratos, dulces, lenguajes que refuercen la felicidad como una forma de vida. Para el niño de tres años es irrelevante; el interlocutor sólo funciona como incitante, ya que se suma al placer de hablar por hablar el de monologar ante otros. Se supone que en el monólogo colectivo todo el mundo escucha, pero las frases dichas son sólo expresiones en voz alta del pensamiento de los integrantes del grupo, sin ambiciones de intentar comunicar nada a nadie.
Es capaz de agrupar objetos como alimentos, ropas, etc, identifica colores. Utiliza la mayoría de los sonidos del habla pero puede distorsionar algunos de los sonidos más difíciles, como l, r, s, ch, y, v, z; estos sonidos puede que no se controlen completamente hasta la edad de 7 u 8 años. Recurre a consonantes al principio, en el medio y al final de las palabras; puede distorsionar algunas de las consonantes más difíciles, pero intenta decirlas, puede describir el uso de objetos como "tenedor", "carro", etc. Se divierte con el lenguaje: disfruta los poemas y reconoce los absurdos del lenguaje como "¿Tienes un elefante en la cabeza? Expresa ideas y sentimientos más que simplemente hablar sobre el mundo que le rodea. Utiliza verbos que terminan en "ando" e "iendo", como "caminando" y "corriendo". Responde a preguntas simples, como "¿Qué haces cuando tienes hambre?" Repite frases.
El interés por las diferencias entre los sexos, es lo que más llama la atención de los niños a esta edad. Ellos intentan reafirmar de qué sexo son, imitando el comportamiento de la mamita si es niña, e imitando el del papito si es niño. Se inicia la etapa fálica. Descubre sus genitales y aprende a proporcionarse placer de manera deliberada. No hay que regañarlos y mucho menos castigarlos, es absolutamente normal esta situación.
Es la época perfecta para que los papitos y docentes o adultos dedicados a su cuidado los encasillen bajo el titulo de “hiperactivos”; pues parecen estar continuamente en movimiento, camina para adelante, para atrás, en puntas de pie, sobre los costados, talones y camina de costado, saltan con los pies juntos hasta 30 cm, le encanta la actividad motriz gruesa, puede apilar cubos de a 9 o 10, tiene pies mas seguros y veloces, aumenta y disminuye la velocidad con facilidad, da vueltas más cerradas, una expresión mágica de la energía por sorberse el mundo de un solo tiron, son adorables, solo hay que ser comprensivos, tolerantes porque los niños a los 3 años son tesoros de pilas larga duración, que viven de sorpresa en sorpresa, todo es una novedad.
Descubre que hay una realidad exterior independiente a él, sabe que es una persona y que los demás también lo son, realiza pequeñas tareas, por eso hay que ir involucrando tareas como: guardar la ropa sucia en tal lugar, tapar la crema dental, guardar los juguetes, el complejo de Edipo aparece; por su puesto controla esfínteres perfectamente, si no es así se debe consultar porque puede haber algún problemilla fisiológico o emocional. Aparece el complejo de Edipo. Es inestable y tiene estallidos emocionales, mas conocidos como berrinches, y los adultos se estresan, y l berrinche puede ser la causa de una cadena de situaciones agresivas verbales e incluso físicas, por su puesto todo lo contrario de lo que se debe hacer, en esta edad los chicos pueden ser violentos con un objeto o juguete, tienen ansiedades prolongadas y celos; la llegada de un hermanito puede causar violenta angustia e inseguridad, es una edad que demanda paciencia, dulzura, comprensión, hay que recordar que en estos momentos el control es vital para el adulto, si se pierde la cordura, y se deja entrar a la ira, seguramente las mamitas, papitos, adultos y docentes van a necesitar ayuda externa, pues la “violencia” solo genera mas violencia, y además se crea un circulo vicioso: el niño grita, la mamá grita, pero al final cede, entonces el chico aprende e interioriza que para tener algo hay que llorar hacer berrinche y logra lo que quiere!!
Los niños a los 3 años se miran, tocan y buscan, son tremendamente curiosos, y esto los hace esponjas del conocimiento ojala útil, adecuado y acertado, también son esponjas en la forma de expresar sentimientos, y aquí nuevamente entra el ejemplo, ellos son los mejores para fantasear y buscar explicaciones imaginativamente a los aspectos de la realidad.
En relación a los sentimientos existen dos tipos, uno es el del propio poder donde el niño siente deseos de poseer objetos y personas, a esta edad los chicos siempre dicen. Mi mamá, mi papá, mi maestra, mi, mi, todo les pertenece, es decir su sentido de pertenencia se pasa, adquieren un saber afectivo, de lo que puede y no puede hacer y también de su valor personal a través de la relación que establece con los demás, en el experimentar la aprobación, la admiración y el castigo. El otro tipo de sentimiento es el de inferioridad, el niño es muy sensible a las reacciones que tienen los adultos, se puede sentir muy orgulloso o muy avergonzado si lo retan, en esta etapa está consiente de que debe hacer muchas cosas que no entiende, que es dependiente de los mayores; sus sentimientos son más duraderos y diferenciados y se centran en las relaciones familiares. Quieren mucho a los papitos y les expresan su afecto con exageraciones, tienen celos y envidia de sus hermanos y se alegran cuando son castigados.
Otro punto que se debe tener en cuenta es la formación del yo, el niño se convierte en objeto de vivencias, se vuelve consciente de sí en su encuentro con el mundo y en su actividad en él. Aun el niño en esta edad no tiene conciencia de identidad y de simplicidad no reflexiona sobre su yo. El niño experimenta frente a las cosas su propio poder y su impotencia, por este medio encuentra paulatinamente el camino para llegar a su yo. El yo social se desarrolla con otras personas y es portador de sentimientos de simpatía y antipatía. El yo activo se desarrolla a partir de la relación con los objetos y se verifica en forma de juego, por tal razón el yo lúdico es la forma más importante del yo activo en esta etapa.
En lo concerniente a disciplina y obediencia que se conoce como: "del egocentrismo", de Piaget que se refiere a una actitud cambiante en relación a las reglas que rigen el comportamiento. Las reglas cambian de acuerdo a las necesidades, deseos, intereses del niño. El niño imita a los adultos, pero sin conciencia, reproduce los movimientos, las conductas, ideas de otros, pero sin darse cuenta de lo que hace. El niño confunde el "yo" y el "no yo", no distingue entre el otro y la actividad de sí mismo. El niño puede tomar dos actitudes una es "conformista", es decir, reglas impuestas por los adultos actúa como si fuesen voluntad de él mismo, aún cuando sea voluntad de otro. El niño se conforma con lo que le dicen los adultos porque ellos son los que ponen las reglas. Otra actitud es la "inconformista", es decir, se resiste a la voluntad del otro. En lo referente a autoestima - concepto de sí se puede decir que los niños de esta edad tienen que enriquecer la primera imagen de sí mismo con características y atributos que sirvan para definirse a uno mismo como persona con entidad y características propias diferenciadas de los demás.
La comunicación es vital con los chicos a esta edad, pues ellos ahora mas concientes, entienden, y razonan, sobre las consecuencias de sus actos, es importante que las reglas estén claras, y “lo prometido es deuda” los adultos suelen prometer para bien o para mal mucho, y no cumplen, pues esto solo lleva al deterioro de la confianza en los papitos, otra cosa, papitos y mamitas recuerden que se sanciona la acción y se premia al niño, jamás, por ningún motivo acudir a chantajes afectivos, es vergonzoso, que le digan te dejo de querer si no haces… Por favor!
Como a cualquier edad los tres años son una etapa para vivir amablemente, para formar en la felicidad, hay que disfrutar los tesoros que son los hijos, dejar las quejas y los continuos lenguajes de descalificación de quejas permanentes, como si los hijos pesaran que rico que los papitos entren al fabuloso mundo de sus hijos d y de ellos aprendan la nobleza, la ilusión, la ternura, aprendan que los besitos voladores existen y son mágicos, aprendan a volar con la alas de la imaginación de los pequeños.
Nuevamente repito un video que ilustra de manera perfecta el efecto de seducción que tienen nuestros hijos a cualquier edad!
Capta expresiones emocionales de los otros, le gusta jugar solo y con otros niños, de ser dócil pasa rápidamente a rebelde, posee una conducta sociable, y tiene una "crisis de independencia", manifiesta afianzamiento del yo y continuamente se involucra en conflictos que tienen que ver con su identificación con el adulto, asume claramente la diferencia de sexo. A los tres años el niño no se ocupa de saber a quién habla ni si es escuchado. Es egocéntrico, porque el niño habla más que de sí mismo, pero sobre todo porque no trata de ponerse en el punto de vista de su interlocutor. El niño sólo le pide un interés aparente, aunque se haga evidente la ilusión de que es oído y comprendido.
Le encanta la repetición o ecolalia, el niño repite sílabas o palabras que ha escuchado aunque no tengan gran sentido para él, las repite por el placer de hablar, sin preocuparse por dirigirlas a alguien. Desde el punto de vista social, la imitación parece ser una confusión entre el yo y el no-yo, de tal manera que el niño se identifica con el objeto imitado, sin saber que está imitando; se repite creyendo que se expresa una idea propia. Como un monólogo el niño habla para sí, como si pensase en voz alta. No se dirige a nadie, por lo que estas palabras carecen de función social y sólo sirven para acompañar o reemplazar la acción. La palabra para el niño está mucho más ligada a la acción que en el adulto. De aquí se desprenden dos consecuencias importantes: primero, el niño está obligado a hablar mientras actúa, incluso cuando está sólo, para acompañar su acción; segundo, el niño puede utilizar la palabra para producir lo que la acción no puede realizar por sí misma, creando una realidad con la palabra (fabulación) o actuando por la palabra, sin contacto con las personas ni con las cosas (lenguaje mágico), por eso es importante que los adultos utilicen lenguajes amables, gratos, dulces, lenguajes que refuercen la felicidad como una forma de vida. Para el niño de tres años es irrelevante; el interlocutor sólo funciona como incitante, ya que se suma al placer de hablar por hablar el de monologar ante otros. Se supone que en el monólogo colectivo todo el mundo escucha, pero las frases dichas son sólo expresiones en voz alta del pensamiento de los integrantes del grupo, sin ambiciones de intentar comunicar nada a nadie.
Es capaz de agrupar objetos como alimentos, ropas, etc, identifica colores. Utiliza la mayoría de los sonidos del habla pero puede distorsionar algunos de los sonidos más difíciles, como l, r, s, ch, y, v, z; estos sonidos puede que no se controlen completamente hasta la edad de 7 u 8 años. Recurre a consonantes al principio, en el medio y al final de las palabras; puede distorsionar algunas de las consonantes más difíciles, pero intenta decirlas, puede describir el uso de objetos como "tenedor", "carro", etc. Se divierte con el lenguaje: disfruta los poemas y reconoce los absurdos del lenguaje como "¿Tienes un elefante en la cabeza? Expresa ideas y sentimientos más que simplemente hablar sobre el mundo que le rodea. Utiliza verbos que terminan en "ando" e "iendo", como "caminando" y "corriendo". Responde a preguntas simples, como "¿Qué haces cuando tienes hambre?" Repite frases.
El interés por las diferencias entre los sexos, es lo que más llama la atención de los niños a esta edad. Ellos intentan reafirmar de qué sexo son, imitando el comportamiento de la mamita si es niña, e imitando el del papito si es niño. Se inicia la etapa fálica. Descubre sus genitales y aprende a proporcionarse placer de manera deliberada. No hay que regañarlos y mucho menos castigarlos, es absolutamente normal esta situación.
Es la época perfecta para que los papitos y docentes o adultos dedicados a su cuidado los encasillen bajo el titulo de “hiperactivos”; pues parecen estar continuamente en movimiento, camina para adelante, para atrás, en puntas de pie, sobre los costados, talones y camina de costado, saltan con los pies juntos hasta 30 cm, le encanta la actividad motriz gruesa, puede apilar cubos de a 9 o 10, tiene pies mas seguros y veloces, aumenta y disminuye la velocidad con facilidad, da vueltas más cerradas, una expresión mágica de la energía por sorberse el mundo de un solo tiron, son adorables, solo hay que ser comprensivos, tolerantes porque los niños a los 3 años son tesoros de pilas larga duración, que viven de sorpresa en sorpresa, todo es una novedad.
Descubre que hay una realidad exterior independiente a él, sabe que es una persona y que los demás también lo son, realiza pequeñas tareas, por eso hay que ir involucrando tareas como: guardar la ropa sucia en tal lugar, tapar la crema dental, guardar los juguetes, el complejo de Edipo aparece; por su puesto controla esfínteres perfectamente, si no es así se debe consultar porque puede haber algún problemilla fisiológico o emocional. Aparece el complejo de Edipo. Es inestable y tiene estallidos emocionales, mas conocidos como berrinches, y los adultos se estresan, y l berrinche puede ser la causa de una cadena de situaciones agresivas verbales e incluso físicas, por su puesto todo lo contrario de lo que se debe hacer, en esta edad los chicos pueden ser violentos con un objeto o juguete, tienen ansiedades prolongadas y celos; la llegada de un hermanito puede causar violenta angustia e inseguridad, es una edad que demanda paciencia, dulzura, comprensión, hay que recordar que en estos momentos el control es vital para el adulto, si se pierde la cordura, y se deja entrar a la ira, seguramente las mamitas, papitos, adultos y docentes van a necesitar ayuda externa, pues la “violencia” solo genera mas violencia, y además se crea un circulo vicioso: el niño grita, la mamá grita, pero al final cede, entonces el chico aprende e interioriza que para tener algo hay que llorar hacer berrinche y logra lo que quiere!!
Los niños a los 3 años se miran, tocan y buscan, son tremendamente curiosos, y esto los hace esponjas del conocimiento ojala útil, adecuado y acertado, también son esponjas en la forma de expresar sentimientos, y aquí nuevamente entra el ejemplo, ellos son los mejores para fantasear y buscar explicaciones imaginativamente a los aspectos de la realidad.
En relación a los sentimientos existen dos tipos, uno es el del propio poder donde el niño siente deseos de poseer objetos y personas, a esta edad los chicos siempre dicen. Mi mamá, mi papá, mi maestra, mi, mi, todo les pertenece, es decir su sentido de pertenencia se pasa, adquieren un saber afectivo, de lo que puede y no puede hacer y también de su valor personal a través de la relación que establece con los demás, en el experimentar la aprobación, la admiración y el castigo. El otro tipo de sentimiento es el de inferioridad, el niño es muy sensible a las reacciones que tienen los adultos, se puede sentir muy orgulloso o muy avergonzado si lo retan, en esta etapa está consiente de que debe hacer muchas cosas que no entiende, que es dependiente de los mayores; sus sentimientos son más duraderos y diferenciados y se centran en las relaciones familiares. Quieren mucho a los papitos y les expresan su afecto con exageraciones, tienen celos y envidia de sus hermanos y se alegran cuando son castigados.
Otro punto que se debe tener en cuenta es la formación del yo, el niño se convierte en objeto de vivencias, se vuelve consciente de sí en su encuentro con el mundo y en su actividad en él. Aun el niño en esta edad no tiene conciencia de identidad y de simplicidad no reflexiona sobre su yo. El niño experimenta frente a las cosas su propio poder y su impotencia, por este medio encuentra paulatinamente el camino para llegar a su yo. El yo social se desarrolla con otras personas y es portador de sentimientos de simpatía y antipatía. El yo activo se desarrolla a partir de la relación con los objetos y se verifica en forma de juego, por tal razón el yo lúdico es la forma más importante del yo activo en esta etapa.
En lo concerniente a disciplina y obediencia que se conoce como: "del egocentrismo", de Piaget que se refiere a una actitud cambiante en relación a las reglas que rigen el comportamiento. Las reglas cambian de acuerdo a las necesidades, deseos, intereses del niño. El niño imita a los adultos, pero sin conciencia, reproduce los movimientos, las conductas, ideas de otros, pero sin darse cuenta de lo que hace. El niño confunde el "yo" y el "no yo", no distingue entre el otro y la actividad de sí mismo. El niño puede tomar dos actitudes una es "conformista", es decir, reglas impuestas por los adultos actúa como si fuesen voluntad de él mismo, aún cuando sea voluntad de otro. El niño se conforma con lo que le dicen los adultos porque ellos son los que ponen las reglas. Otra actitud es la "inconformista", es decir, se resiste a la voluntad del otro. En lo referente a autoestima - concepto de sí se puede decir que los niños de esta edad tienen que enriquecer la primera imagen de sí mismo con características y atributos que sirvan para definirse a uno mismo como persona con entidad y características propias diferenciadas de los demás.
La comunicación es vital con los chicos a esta edad, pues ellos ahora mas concientes, entienden, y razonan, sobre las consecuencias de sus actos, es importante que las reglas estén claras, y “lo prometido es deuda” los adultos suelen prometer para bien o para mal mucho, y no cumplen, pues esto solo lleva al deterioro de la confianza en los papitos, otra cosa, papitos y mamitas recuerden que se sanciona la acción y se premia al niño, jamás, por ningún motivo acudir a chantajes afectivos, es vergonzoso, que le digan te dejo de querer si no haces… Por favor!
Como a cualquier edad los tres años son una etapa para vivir amablemente, para formar en la felicidad, hay que disfrutar los tesoros que son los hijos, dejar las quejas y los continuos lenguajes de descalificación de quejas permanentes, como si los hijos pesaran que rico que los papitos entren al fabuloso mundo de sus hijos d y de ellos aprendan la nobleza, la ilusión, la ternura, aprendan que los besitos voladores existen y son mágicos, aprendan a volar con la alas de la imaginación de los pequeños.
Nuevamente repito un video que ilustra de manera perfecta el efecto de seducción que tienen nuestros hijos a cualquier edad!
Con Caricias Calientitas
Entonces nos entra la prisa y queremos que respete todas las normas de una vez. O no hacemos nada y seguimos riéndole los pedos hasta los diez años, cuando la cosa tendrá difícil solución. Ninguno de estos dos extremos es bueno.
Por su puesto dedicado a todos mis amigos que estan en la fabuloso encanto de los tres años como Juan, Paulina, Sarita, Emilio, Antonio, pedro, Luisa Fernanda, Mariana, Abril...
ResponderEliminarGracias! hermoso y muy util. A juan los 3 años le han dado "durito" pero nos divertimos mucho en esta aventura de crecer:-)
ResponderEliminarQue bellos los 3 añitos, comienzan a descubrir un mundo nuevo.
ResponderEliminarOtra vez disfrutando de "Caricias Calientitas", donde hay mucho para aprender desde el amor y la felicidad, que és lo siempre derramas en tu Blog!
La canción "la Vida es Bella" es preciosa.
gracias Tita, abrazos desde el Bosque Empitukado Marino.