Educar para la paz es enseñar a solucionar conflictos pacíficamente, es educar para la felicidad; muchos países del mundo son víctimas de guerras, se los exhorta a fortalecer su potencial armamentista como preparación para las guerras anunciadas, en nuestras sociedades occidentales, gente joven realiza actos terribles de violencia, sin tener en cuenta su propia vida y la de los demás. Entonces los adultos deben asumir una “siembra” pacifica, los educadores, liderados por los papitos deben implantar en el espíritu de los niños desde su primera infancia, las bases sobre las que se arraiga un comportamiento solidario, pacífico y social, por lo tanto, educar para la paz es más necesario que nunca, entonces esta siembre deber obligatoriamente abonarse con comunicación, dialogo, y como siempre el mejor ejemplo en valores esos que hacen la paz. Para esto es necesario que los papitos estén convencidos que la paz y la no violencia son valores centrales; que los niños quieren ser pacíficos, que pueden aprender a comportarse pacíficamente, y que es un deber ineludible, el orientarlos activamente en este sentido, la primera infancia es el momento justo y oportuno para comenzar a educar para la paz, es decir, que los papitos y adultos deben fortalecerse con más decisión, a recuperar lo perdido y lograr un contrapeso a la creciente violencia dentro y fuera de la sociedad.
Cuando los educadores hablan de la educación para la paz, se refieren a los esfuerzos para orientar a los niños para que: sean apacibles, considerados, cooperadores y que tengan una actitud positiva con los chicos de su familia, su escuela, en la vecindad, con los hermanos y hermanas y también con los adultos; que en caso de disputas y conflictos serios no recurran a la violencia como «solución». Educar para la paz también significa que los papitos: sean capaces de no dejarse someter por comportamientos o intenciones violentas hacia la propia persona; que sean capaces también de ver la injusticia, cuando son otros los que sufren la violencia; de tener consideración, ayudar o intervenir en defensa del que está siendo víctima de violencia, en caso que ésta no pueda defenderse.
Finalmente, la educación para la paz incluye: la prevención de la violencia, y ¿cómo? Pues fortaleciendo la confianza y la unidad familiar como un primer paso decisivo, trayendo la alegría en las acciones cotidianas, mostrando sonrisas para agradecer, pedir un favor, y perdonar, indudablemente los chicos aprenden esto a través del ejemplo que reciben de su entorno. En una dimensión mayor significa comprometerse por cuestiones del bien común, sea en la clase, en la familia, como en la comunidad y en la sociedad en general. El objetivo es, que el niño, en el curso de su aprendizaje durante la primera infancia y en su vida como adulto, llegue a iniciar y a realizar por propia cuenta todo aquello que se refiera a la paz. Es importante remarcar esto, ya que existe una diferencia entre el comportamiento del niño, condicionado por la presencia del adulto, y lo que hace por motivaciones, convicciones y sentimientos propios. Esto último es más durable y flexible, ya que el niño actúa con espontaneidad y por propia iniciativa social y pacíficamente, acorde a la situación.
La educación para la paz comienza con los papitos y los adultos que hacen parte del entorno de los chicos, en cada palabra, en cada acción, consciente o no, se refleja la imagen del adulto; en su actitud en general, en la manera de hablar a los niños, en los puntos en que hace hincapié, en lo que permite, en lo que interviene. Algunos principios importantes de la psicología personal y pedagogía, son significativos para el éxito de una educación para la paz, así como su influencia en la práctica pedagógica: Todos los seres humanos son iguales – sin importar a qué raza, etnia, clase social etc. pertenecen; por tanto, todos tienen los mismos derechos (derechos humanos) e igual dignidad. El ser humano es un ente capaz de aprender; desde la primera infancia aprende todo, también la orientación de los valores, a través de las relaciones humanas y del intercambio social con las distintas personas de referencia.
En la práctica, esto significa que el adulto, frente al niño, nunca debe tomar una actitud de superioridad, de poder (y de por sí con más derechos); que no humilla, devalúa, obliga, castiga, aísla, rompe su relación con él: todos los errores con los cuales se puede ofender a un niño; el hacer de la igualdad una vivencia significa también, que el adulto no debe hacer ninguna diferencia en el trato con los niños y sus semejantes; que no existe un rango, un presunto arriba o abajo en su comportamiento con los demás y en su evaluación de las tareas; por ejemplo, en el hogar nadie puede sobreponerse sobre los demás: ni la postura arrogante del hijo del médico frente al hijo de un campesino, o comentarios que devalúen otras personas, religiones o nacionalidades, estas situaciones se deben sacar de la cotidianidad del niño.
La relación con los chicos debe sobrepasar el afán de enseñar, la postura de inculcar aprendizajes académicos, por el contrario debe ser una relación de confianza, dar la protección que el niño espera y necesita, la ventaja en conocimiento, experiencia y orientación de los valores del adulto, son para el niño las bases ineludibles del aprendizaje. Desde el comienzo, en la familia, el aprendizaje se realiza orientado hacia la persona cercana de referencia, y en interacción con ella: ella es el punto de partida emocional y protección frente al peligro; es, al mismo tiempo, modelo y ejemplo en todos los sentidos: cómo ella habla, actúa, siente; cómo reacciona frente al niño y acoge sus expresiones vitales; cómo reacciona frente a los demás en su medio ambiente, y cómo valora las cosas; cómo estima y encara los deberes y problemas existenciales, por esto es sumamente importante que los papitos tomen conciencia de su actitud, frente a la solución del conflicto, es decir siempre dar un ejemplo impecable. Los papitos deben responder a la necesidad de vínculo del niño con cariñosa atención, comprender y ocuparse de lo que a éste le atañe; el niño debe sentirse seguro, protegido, estimado y comprendido, incluso el chico que a veces se “comporta distinto” a lo que esperan sus papitos, él también merece amabilidad, dulzura, respeto, armonía, solo así se logra que el niño armonice su comportamiento de manera amable y pacifica en su contexto.
Miles de veces puedo repetir, recalcar, insistir en la importancia, eficiencia y eficacia del buen ejemplo, para la paz, el respeto, para la felicidad, para toda la integralidad de los valores, por eso papitos, es tan sencillo como vivir en el amor, hablar con amor, y solucionar el conflicto desde la conciliación basada en una comunicación asertiva, porque cuando hay un desliz de violencia, por parte de los adultos, es detectado e interpretado por el niño, e incluso éste puede incluirlo en su propio comportamiento; que afecta además el sentimiento de confianza mutua. Si, los papitos quieren ayudar s sus hijos a desarrollar una personalidad pacífica capaz de contribuir a la paz, ellos deben ser los primeros en dar ejemplo de no violencia, es decir de conciliación en el trato con las otras personas, y en su propia existencia buscar el equilibrio y la condescendencia.
Tener una posición clara y decidida frente a la violencia, no sometiéndose a ella. El niño no se puede orientar a un modelo que se comporta pacíficamente, pero que no se opone a la violencia cuando otro la practica, es decir que se somete a ella, esto cuenta no sólo por su reacción a comportamientos violentos en la clase, sino también durante las pausas y en el camino a la escuela; frente a la injusticia y violencia contra los niños y los seres humanos en general, en la comunidad, en el país, en el mundo. Muchos motivos indican que cuanto más credibilidad tienen los chicos en sus papitos como modelos y personas de referencias, más profundas y durables resulta el aprendizaje de un comportamiento social y apacible en los niños.
El ser humano (biológicamente) no tiende instintivamente a la maldad y debe reprimirla, sino que aprende su comportamiento y desarrolla sus sentimientos, su inteligencia, su motivación para el bien, en la relación con las personas hacia quienes se orienta, y de las cuales depende desde el comienzo. Los niños aprenden a lograr sus propósitos con violencia y aprenden, también, a realizarlos sin violencia. Enseñarles esto a los niños es obligación de los papitos, por eso, son componentes importantes de este proceso de aprendizaje: Buscar soluciones sin violencia a los conflictos.
Desde su nacimiento, los niños y niñas se encuentran en una permanente construcción de relaciones sociales y culturales, vínculos que surgen a partir de encontrarse insertos en grupos que preexisten a su llegada como ser: su familia, grupo social, etc. Su participación en estas interacciones sociales, le permiten iniciar el complicado proceso de conocer y conocerse, construirse como persona, construir su identidad individual y sociocultural. Van adquiriendo normas e incluso a medida que crecen pueden no solo apropiarse de ciertas reglas, sino que pueden interpelarlas, cuestionarlas e incluso modificarlas, de eso se trata la construcción de autonomía del niño. Y en ese camino que recorren los niños deben conocer sus derechos y también sus deberes, claro que es posible trabajar estos temas desde la primera infancia, por ejemplo: tienen derecho a ser escuchados, derecho a la alimentación, al descanso, a la recreación, esparcimiento y fundamentalmente al juego, como situación intrínseca a la etapa de la niñez; hablarles en plural, por ejemplo: “vamos a recoger los juguetes”, se están trabajando los deberes, es ir avanzando sobre las consecuencia que trae cada acción, es promover el respeto por la diferencia, como los deberes, por ejemplo a veces los papitos se deben disculpar con los chicos, claro!
Otro punto que hay que aclarar es que los chicos desde su primera infancia aprender a detectar los que es correcto y lo que no, por ejemplo a un chico tampoco se le dice: “oye popo y chicha ninguna vez se hace delante de los invitados”, pero gratamente nunca vemos a los chicos haciendo estas faenas, por qué? Pues porque jamás lo han visto; nuevamente el gran maestro el ejemplo, y así van inmersos derechos y deberes.
Despertar la sensibilidad y la comprensión, es una tarea que demanda dulzura, dedicación y sobre todo paciencia, educar para las paz a los hijos necesita que los papitos tengan a flor de piel la paciencia, es mas son sus hijos los que le dan la oportunidad de fortalecer la paciencia, hay un valor que es compañera de la paz y es la generosidad, esto hace que los chicos crezcan con conciencia social apropiada, actitud que es base fundamental para vivir en paz.
Con Caricias Calientitas
interesante, y lleno de info excelente!
ResponderEliminargracias por darnos la posibilidad de nutrirnos de tantas cosas lindas!!
kissesss Tita!
Un post muy interesante. Ojalá mucho se dieran cuenta de que educar por la paz es un gran camino. Saludos.
ResponderEliminarcorazon que texto mas largooooo madre miaaaa
ResponderEliminarlo siento no pude detenerme con el poco tiempo que tengo un besito wapa
Tus entradas son lecciones de vida. Y tú blog es fuente de información, de la mejor. Gracias por hacérnosla llegar.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Un beso.
Hola, gracias por tus palabras, por tu amabilidad, he regresado para quedarme, pasa buen viernes, gracias, besos.
ResponderEliminarTita, tienes una nominación en mi blog!
ResponderEliminarUn texto muy bonito,realmente bonito.
ResponderEliminarHola mi preciosa niña, Que entrada mas interesante nos ofreces...
ResponderEliminarVenia a tu casita para darte las gracias por estar siempre en mi rinconcito... en el cual siempre seras bien recibida... Como ya ves no e tardado en volver... estoy muy enganchada a este mundillo como para dejarlo, jejeje....
Que tengas una linda semana.. cargadita de luz.. y de color...
besos...
Lamento profundamente, dejar de publicar por unos días, todo debido a que mi pc se enfermo o dañó, pero bueno ya quedaré con un pc mas veloz y empitucado.
ResponderEliminarMi próximo articulo está listo se llama "Perdón para la Felicidad" pero lo tengo en mi apestadito pc.
Un Besito marino
"Despertar la sensibilidad y la comprensión, es una tarea que demanda dulzura, dedicación y sobre todo paciencia, educar para las paz a los hijos necesita que los papitos tengan a flor de piel la paciencia, es mas son sus hijos los que le dan la oportunidad de fortalecer la paciencia, hay un valor que es compañera de la paz y es la generosidad, esto hace que los chicos crezcan con conciencia social apropiada, actitud que es base fundamental para vivir en paz"
ResponderEliminarOjalá todas las familias tuvieran en cuenta ésto.
Sabes que en algunos centros educativos recrudece la violencia , producto de lo que los niños ven permanentemente entre sus mayores... en su propios hogares ... en la permanencia en calle...
Esa violencia , generada , en la mayoría de los casos sin motivos aparentes ... trasluce una profunda tristeza que después de paciencia y perseverancia dejan aflorar.
En este momento los docentes funcionamos en ciertas instituciones como " contenedores sociales".
Esta situación nos compromete a nivel humano y son grandes las satisfacciones obtenidas ... pero quisiéramos cumplir simplemente nuestro rol de educadores.
Abrazos, Tita!
Gracias por los temas comprometidos que presentas que tienden a la implementación del bien común.Verdaderamente valiosos .
Perdona la extensión de mi comentario.
Vigentes y valiosos.