Para que nuestros chicos sean generosos, fechas como la de hoy son la oportunidad perfecta para motivar actitudes de “compartir”, como todos los valores compartir es vital para la felicidad de los niños y adultos también; la acción de compartir no se produce de forma natural, sino que es un proceso que se desarrolla lentamente, y que precisa tiempo y paciencia. Para ello, es fundamental tener en cuenta la edad del niño. En los dos primeros años de vida, los niños no tienen ningún sentido de la propiedad, no distinguen cuando algo les pertenece o no. Si llevan tiempo jugando con un juguete o se familiarizan con él creen que es suyo, no entienden que pueda ser de otro. De igual forma, cuando prestan algo, piensan que no les va a ser devuelto, que lo van a perder. Por ello, es importante a esta edad no obligarles a compartir ni prestar sus juguetes sin antes consultarle. Debemos respetar sus sentimientos, de lo contrario, se podría convertir en un niño inseguro y más egoísta a la hora de compartir sus juguetes.
Alrededor de los dos o tres años son egocéntricos, piensan que todo gira en torno a ellos y aunque ya pueden entender el concepto de propiedad les cuesta mucho compartir. A esta edad empiezan a jugar con otros niños, comienzan a relacionarse y a participar de los mismos juegos y juguetes, pero todavía no están preparados para compartir sus objetos sin que surjan conflictos. Es conveniente que los papitos le ayuden a elegir los juguetes que no les importa prestar y guardar aquellos por los que tiene más interés para cuando esté solo. Tienen que saber que los juguetes que saque de su casa cuando vaya al parque, a casa de un amigo o a cualquier otro sitio a jugar son para compartir, de lo contrario debe dejarlo en casa para cuando esté solo. Es a partir de los tres años cuando empiezan a disfrutar jugando con otros niños de su edad, participando todos del mismo juego y compartiendo los juguetes. El único problema es que todos desean el mismo juguete y este si que es un problema. Si uno lanza una pelota, todos quieren lanzar la pelota y si uno quiere coger la bici, todos los demás querrán cogerla también. Es una buena edad para enseñarles a hacer turnos y respetarlos. La felicidad es un engranaje de valores cotidianos puestos en acción, hoy tocando el compartir, encontramos, disciplina, respeto, paciencia, por nombrar las menos.

De esta forma, estaremos contribuyendo a que nuestros hijos sean mejores personas, como quien dice a que caminen felices. Los adultos que comparten con los niños son un referente y todo lo que hagan, lo querrán copiar, por aquello de que el ejemplo es el mejor maestro. De manera que los papitos deben compartir… La imitación es un factor muy importante para el desarrollo del aprendizaje. Hay que permitirles a los hijos que observen cómo sus padres son personas generosas en el trato diario con otras personas y cómo se comportan con los demás siendo amables y generosos. Enseñemos a nuestros pequeños a compartir aunque les resulte difícil, para ello podemos tener en cuenta las siguientes sugerencias:

- Los educadores para la felicidad deben ser previsores y planificar con anticipación las ocasiones en las que se espera que comparta. Si ha invitado a sus amigos a jugar, es aconsejable proponer juegos en los que conviene compartir como pintar con lápices de colores, utilizar plastilina o jugar a las construcciones. O proponer juegos en los que hay que turnarse como tirar la pelota a la portería, subir en los columpios o montar en bicicleta. - Jamás obligarlos, el pequeño debe comprender que compartir es una acción buena que hace que los demás disfruten con sus cosas y que por eso él debe sentirse orgulloso de sus juguetes y de que a los demás les gusten. Tenemos que asegurarnos de que después le serán devueltos.

Y bueno este es un tiempo maravilloso para compartir no solo juguetes, lo ideal es que la navidad sea para compartir tiempo con calidad y cantidad con los pequeños seres que inspiran la vida y de paso nutrirnos con su inmensa ternura, dulzura y bondad.
Con Caricias Calientitas
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