lunes, 11 de febrero de 2013

TÍAS PARA LA FELICIDAD


Las tías son sinónimo de dulzura, sabiduría, ternura, paciencia, complicidad, caricias, delicias culinarias, pero cuando ellas son las encargadas de cuidar a los niños, jamás se le debe delegar como una responsabilidad de carácter obligatorio, pues un hijo es responsabilidad de los papitos. Las tías según los papitos no tienen nada más que hacer que estar cuidando los sobrinos, pues aquí cabe recalcar que las tías tienen otras actividades  que demandan mucha energía, las tías son más alcahuetes  que otra cosa. 

Todos los niños deberían tener una tía, ojala como la recién estrenada pulguita, especialmente una tía que no vea tanta tele, porque ellas son las únicas que parecen tener tiempo para los niños, es ventajoso que ellas sean las supervisoras de las cuidadoras, pues es alguien de confianza, y hay que decirlo, no los maltratan, sin embargo, deben establecerse límites, los psicólogos afirman que, por el derecho que les dan los afectos se sienten con la potestad de participar en la crianza de los sobrinos,  por eso las tías como la pulguita son ideales,  se  entrenan en el arte de amar con dulzura, de  ser cómplices en la felicidad, las tías deben   acatar las normas de hogar  de sus sobrina, normas que  deben ser uniformes con respecto al hogar del pequeño, pues las tías tienden a ser permisivas; es también aconsejable que los papitos pasen tiempo con sus hijos, para no delegar demasiadas funciones y decisiones en ella. Una manera de lograrlo es estar pendiente a lo largo del día. Es clave llamarlos varias veces desde la oficina y compartir tiempo a la llegada a casa.

Otro consejo para los papitos es ser considerados con las tías excesivamente colaboradoras,  hoy en día se sabe,  que algunas tías se convierten en esclavas, y aceptan muchas obligaciones, impropias para su situación, aunque su ayuda es fundamental, también debe tenérseles consideración, pues ya no está en sus manos el papel de la crianza. Las tías  no deben tomar grandes decisiones, ni encargarse de aspectos de la crianza que les corresponde a los papitos. Lo ideal es buscar un equilibrio entre las responsabilidades y sus capacidades.

Tías  hay de todo tipo, desde las que consultan todo, todo, todo, antes de hacer (y entonces te llaman al trabajo unas 42 veces en la mañana para ver si le ponen la camiseta blanca o la celeste) hasta las que están absolutamente convencidas de que su verdad es la verdad. Y hay tías como la Pulguita, suaves, prudentes, respetuosas, colaboradoras  sin excesos, hay tías que son muy valerosas en la vida de sus sobrinos, y como por lo general son bastante consentidoras y se toman el rol de salvadoras únicas cuando los papitos no complacen todos los antojos del pequeño, aparece un error frecuente que finalmente les quita autoridad a los papitos, y torna a los niños engreídos, caprichosos e intolerantes, actitudes que distan años luz de la felicidad. Debe quedar claro y establecido que la crianza de los hijos les compete exclusivamente a los papitos; si éstos por ocupaciones laborales no pueden dedicar el tiempo necesario a educar a sus hijos, entonces las tías pueden cubrir esa ausencia temporalmente, concertando con los papitos sobre los modos, estilos y obligaciones que toda crianza demanda y nunca ejecutar lo contrario a lo establecido.
Las tías como la Pulguita, que consientan, mimen, cuenten cuentos empitucados, canten nanas, acaricien, pero guardando las distancias en cuanto a crianza se refiere.

Con Caricias Calientitas. 

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