domingo, 20 de junio de 2010

FRASES PARA LA FELICIDAD


El lenguaje, es el componente principal de las frases de la felicidad, que continuamente interactúan con mamitas embarazadas o chicos en la primera infancia. Mientras los bebés comienzan desde temprana edad con balbuceos y sonidos vocálicos y guturales, que son una serie de respuestas ante los estímulos del medio ambiente, todos llenos de seducción por la ternura, la dulzura, la nobleza, cualquier adulto se “derrite” ante un balbuceo consiente de un bebé y mas si es su hijo. Por eso es importante hacer buen uso del lenguaje, expresar frases claras, amables, y positivas, los bebés entiende la expresión total, identifican el sentimiento, el tono, le hace percibir el sentir del adulto, por eso hay que hablarles desde antes de nacer, explicarles con frases positivas la forma, el color, la utilidad, los chicos “si entienden” identifican la voz de la mamita, es así que el chico se comunica, hay que hablarles.

La comunicación oral debe permanecer a lo largo de la vida de la infancia, esencialmente en el primer año de vida, donde adquiere la estimulación adecuada para el desarrollo del lenguaje: En el primer año de vida (0 a 12 meses) explicar al bebé lo que se hace diariamente, con palabras dulces: los que-haceres domésticos, lo que se hace con él (alimento, baño, etc.), y lo más importante, decirle que lo queremos, y que nos gusta lo que hace; felicitarlo por cada logro. Cantarle, leerle cuentos, mostrar imágenes para que las relacione con palabras, como cuando le mostramos la foto de los papitos, los abuelitos, en fin… Contestar cualquier balbuceo del bebé, y hacer pausas cuando “hablamos” con él para dar tiempo a que responda. Como sugerencia, la pronunciación del adulto debe ser clara, con voz suave y procurando exagerar las gesticulaciones, con la intención de que el bebé nos imite. En el segundo año de vida (12 a 24 meses) los pequeños incorporan varias palabras a su lenguaje, pero también se comunican por medio de señas o gestos. Es común que utilicen para todo una sola palabra, o simplemente señalen lo que quieren, y papito o mamita lo interpretan y se lo dan. Los adultos no deben caer en ese juego, sino ayudarlo a hablar: Es recomendable decirle el nombre de las cosas antes de dárselas: “¿quieres agua? ¿si? Dime: dame agua….aaagua” y esperar un momento para que el bebé lo intente; si lo hace le decimos lo bien que lo ha hecho, y le damos entonces el agua; si no dice nada, de cualquier manera le damos el agua, pero seguimos haciendo lo mismo cada vez que pide algo; poco a poco aprenderá a pedir, y luego, con nuestra ayuda, a dar las gracias, como quien dice etiqueta y protocolo infantil… En caso de que el niño conozca y use palabras, se le debe insistir poco a poco que pronuncie correctamente; igual que nosotros; le hablamos con dulzura, hablar por teléfono con alguien que le resulte familiar, animándolo a responder y hacer preguntas, conversar acerca de su día, etc. Grabar su voz y luego ponerlo a que se escuche, su asombro es total… y decirle “esa es tu voz”.

La mejor manera de incrementar el lenguaje del menor es hablando con él, preguntarle cosas y esperar una respuesta, es decir, hacer pausas, y luego alegrarnos mucho cuando nos conteste. A partir del tercer año de vida (24 a 36 meses) los niños incorporan más frases elaboradas a su lenguaje. Comienza la etapa de los cuestionamientos “¿Por qué…?”, tal vez esto resulte fatigoso para los acompañantes, pero hay que ser conscientes que los pequeños se encuentran interesados en investigar todo lo que les rodea, por este motivo es importante que las respuestas sean correctas para no limitar su aprendizaje. Un ejercicio de estimulación distinto que se puede aplicar con el niño, es ponerlo frente al espejo, y el adulto detrás de él; vocalizar exageradamente para que el pequeño observe e imite los movimientos; se pueden pronunciar varios adjetivos como bonito, feo, alto, bajo, etc., y aplicarlos. También en esta etapa es tiempo de que el pequeño comience a conocer las palabras de cortesía “gracias”, “por favor”, etc, nuevamente aparecen las palabras mágicas ya oficialmente, y si al pequeño le es complicado pronunciar algunas palabras, se pueden practicar inventando canciones divertidas, para acostumbrar al niño con el sonido y pronunciación. Por lo general, en esta edad, los niños suelen confundir los conceptos del tiempo: mañana, ayer, hoy, etc., para ayudarlos se puede hacer con ellos un collage de imágenes dividido en tres partes, que cada uno represente los diferentes momentos del día, y las actividades que se realizan en cada uno de ellos. De igual forma se pueden introducir actividades poco frecuentes que se llevaron a cabo el día anterior, o las del día siguiente, para ayudarlos a construir el significado del tiempo, y las palabras que los representan.

Ojo con las frases que anuncian y decretan peligro, por ejemplo, cuidado te vas a caer! Cuidado te vas a quemar! Estas frases solo contribuyen a que hecho se de por cumplido, igual cuando los papitos, preguntan con el No como premisa, ¿no te vas a tomar la sopa? ¿No te vas a cepillar los dientes?; pues si bien es importante a enseñarles a decir no ante ciertas circunstancia que representan peligro para ellos; en las frases usar el no, resulta nefasto, ellos aprenden por el ejemplo, por favor frases de amor, frases de agradecimiento por la vida, jamás estarse quejando delante de ellos, es tan vital lo que ellos aprenden en la primera infancia, los marca para toda la vida, ojala los papitos tomen conciencia de esto y hagan de la comunicación verbal una fuente de felicidad, coraje, empeño, creatividad, animo por el conocimiento útil.

Cuando las mamitas sacan de paseo a sus chicos y los vecinos, familiares, les preguntan, ¿Cómo amaneció el bebé? Las mamitas no entiendo porque contestan, enojado, amaneció gritando, llorando, ojo, esas frases sen va al inconciente y marcan, el bebé va interiorizando que “eso” es lo normal! Por el contrario usen frases positivas, alegres, como, el bebé amaneció feliz, contento, cantando, hay que invitarlo a la levantar el pulgar en señal de todo bien; animarlo a saludar, a sonreír.
Igual para las mamitas gestantes, expresar alegría, en vez de andar contando y exagerando, las pequeñas molestias del embarazo, mejor, mostrar alegría, felicidad, deseos de estrechar al bebé, abrazarlo, y dejar de lado, esa continuas quejas como: no me deja dormir, me patea… ayy por favor, que la dulce espera sea motivo para expresar siempre frases positivas, llenas de amor!

Finalmente, hay que enfatizar una vez más la importancia de la comunicación con los niños y niñas, y dirigirse a ellos empleado un lenguaje correcto, claro, sencillo, amable, dulce, simpático, pero sobre todo afectuoso, en su expresión y entonación.

Con Caricias Calientitas…

es todo un reto que el niño logre decir más que esto, que aprenda a hablar, a transmitir sus sentimientos y a comunicar sus ideas y necesidades, para lo cual cuenta especialmente con la ayuda



1 comentario:

  1. Tita,

    Qué reflexión más padre. Es cierto, pensamos en el valor de las palabras, su impacto e infuencia. Suena bien desde una perspectiva teórica, pero en la práctica, justamente lo que dices, hace toda la diferencia. Hay que aprender a usarlas en el momento preciso de la manera adecuada y con ello hacer una diferencia en nuestra vida y en la vida de los pequeños.

    ¡Gracias por compartir!

    Un beso grande,

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