Los “papitos” son capaces de curar el peor catarro con un beso, espantar a los fantasmas de las pesadillas con un abrazo y batir en duelo a los más fieros monstruos. El papito es un verdadero héroe para sus hijos; los niños con papitos comprometidos en su estimulación y educación, se caracterizan por una mayor capacidad cognitiva, mayor empatía, creencias sexuales menos estereotipadas y mejor capacidad de autocontrol. Son papitos con sentimientos y conductas responsables respecto del hijo. Emocionalmente están implicados, físicamente son accesibles, y ofrecen apoyo material para sustentar las necesidades del niño, y por su puesto influencias las decisiones relativas a la crianza del hijo.
Un factor fundamental para exponer las particularidades de los papitos comprometidos en la educación para felicidad, es el contexto familiar en que crecen los chicos, por ejemplo la mamita aparece mas relajada, los papitos proporcionan y posibilitan mayor cercanía con los hijos, y las mamitas pueden asumir una libertad responsable para alcanzar metas profesionales manteniendo un adecuado grado de cercanía en la relación con sus hijos. Un alto nivel de compromiso paterno genera un contexto familiar en que tanto el papito como la mamita se sienten satisfechos con su matrimonio y con los acuerdos acerca de la crianza infantil a que han llegado.
La paternidad comprometida se ve influenciada por tres aspectos: motivación, habilidad y auto confianza. La motivación es importante, aunque por sí sola no asegura un compromiso paterno y bueno se podría mencionar también un cuarto factor, también determinante, que se refiere al apoyo que la mamita brinda al papito para que se comprometa dentro de la familia. Obviamente las prácticas laborales del papito, afectan seriamente el compromiso paterno.
Los bebés de tan sólo unas semanas de vida tienen la capacidad de distinguir al papito de la mamita, y si bien no se puede afirmar que esta capacidad sea importante para la supervivencia, sí se puede inferir que tiene un valor para su desarrollo pleno. A partir de las seis semanas, distinguen la voz del papito y mamita. Ya a las ocho semanas se aprecia que, al acercarse la mamita, los recién nacidos responden con un ritmo cardíaco y respiratorio más lento, aflojan los hombros y bajan los párpados; en cambio, cuando se acerca el papito, se les acelera el ritmo cardíaco y respiratorio, tensan los hombros, abren los ojos y se les vuelven más brillantes. Ahora bien, si los niños desde que nacen están equipados para descubrir al papito y diferenciarlo de la mamita, implica que la conexión con aquél es necesaria e importante para su desarrollo. Los niños que han tenido un buen papito entre los primeros dieciocho a veinticuatro meses de vida, son más seguros en la exploración del mundo que les rodea, son más curiosos y menos dubitativos frente a los nuevos estímulos. Y en el momento de ingresar a la escuela, están más preparados, tienen mayor tolerancia a la tensión y la frustración, están más capacitados para esperar su turno, mantienen suficiente interés en su trabajo y confianza en sus propias capacidades y habilidades para trabajar solos hasta que la profesora los pueda ayudar. Y si los papitos les leen a sus hijos es un factor determinante para predecir muchas de las habilidades cognitivas, especialmente verbales, de los niños, lo que no se da igual tratándose de la mamita, el coeficiente intelectual es más alto al cuidado paterno. Las explicaciones para estas afirmaciones se basan en que la preferencia del papito por apoyar las conductas de búsqueda de novedades, combinado con la tendencia a enriquecer las actividades más rutinarias y pasivas de los hijos le entregan un fuerte papel de apoyo en la capacidad percibida en el niño para resolver problemas y adaptarse, capacidades necesarias para el éxito y la felicidad en la escuela y posteriormente en el trabajo.
En otros campos del desarrollo de la personalidad los estudios revelan cuán significativa es la presencia del papito con sus capacidades parentales propias; psicólogos, psiquiatras y educadores manifiestan persistentemente que la preocupación por empatía por los otros, el autocontrol, una alta sensibilidad moral e incluso el desarrollo físico están determinados en un nivel importante por el compromiso paternal en la crianza y educación. No sólo existen efectos directos de la paternidad comprometida en el desarrollo infantil, también hay efectos indirectos, que pueden ser tanto o más importantes que los otros. Es así como se observa que los papitos desempeñan en sus familias un número significativo de roles –compañeros, proveedores, esposos, protectores, modelos, guías morales, profesores, proveedores de cuidado— cuya importancia relativa varía de acuerdo a la época histórica y grupos culturales. Claramente el rol de proveedor es un componente clave del rol de padre en la mayoría de los segmentos sociales de nuestra cultura. Aun en la gran mayoría de las familias en que ambos padres trabajan, el papito es visto como el proveedor primario. El soporte económico de la familia constituye un modo indirecto pero importantísimo a través del cual los papitos contribuyen a la crianza y salud emocional de sus hijos.
Un segundo aspecto indirecto fundamental se desprende del rol del papito como fuente de apoyo emocional para otras personas distintas del hijo, principalmente de la mamita involucrada en el cuidado directo del niño, el papito puede ayudar a mejorar la calidad de la relación materno-infantil, y por ende a facilitar la adaptación positiva del niño. Si la mamita siente el compromiso paternal con sus hijos, ella está más dispuesta en su rol de madre y se siente más satisfecha.
Si bien existen patrones de comportamiento diferentes en las mujeres y los hombres, que ayudan a la diversidad en la estimulación de los hijos, las dimensiones importantes de la influencia del papito y la mamita son aquellas que tienen que ver con las características parentales, que se refieren en gran medida al compromiso y responsabilidad con que se ejercen ambos roles. Las características individuales de los papitos, tales como masculinidad, intelecto, y aun su calidez, son menos relevantes, formativamente hablando, que las características de la relación que han establecido con sus niños.
La ausencia de hostilidad familiar es un factor consistente de adaptación infantil, mientras que tristemente el conflicto conyugal es un elemento más consistente y confiable del desajuste infantil. Todos estos factores subyacen al hecho de que los papitos juegan múltiples roles y que el éxito en cada uno de ellos afecta el desarrollo y adaptación de sus hijos. Los papitos tienen efectos beneficiosos en sus niños cuando tienen relaciones nutritivas y moderadoras con ellos así como también con sus hermanos, cuando son competentes y se sienten satisfechos como proveedores, cuando son parejas exitosas, donde cada uno tiene su espacio dentro de la formación de los hijos. Así las cosas, la naturaleza de la influencia paterna puede variar sustancialmente dependiendo de los valores individuales y culturales. No existe un rol paterno único al cual todos los papitos deben aspirar. Lo que sí está claro es que, sea cual sea el rol que asuma el papito en este contexto, su influencia y presencia es fundamental. Hoy en día los hombres se involucran cada vez más en el cuidado y la educación de los hijos. Ya se superaron los tiempos en los que los papitos no sabían lo que era darle de comer a sus hijos, ni de casualidad bañaban al bebé, ni mucho menos cambiaban un pañal. Cada vez más, los hombres se están comprometiendo en la tarea de ser padres. Aunque son poco valorados. No cuentan con el reconocimiento de la sociedad, ni de otros hombres, ni de otras mujeres. Es un nuevo grupo de papitos que, aunque aún es una minoría, se implica en buena medida en la crianza de sus hijos. Asisten a clases prenatales, están presentes en el parto, asumen su papel a la hora de los cuidados infantiles y juegan con los menores.
De cualquier forma, hoy una felicitación especial para todos los papitos comprometidos, un deseo ferviente porque la vida bendiga todo lo que ven, a sus esposas, hijos y sus trabajos! Y que se les reconozca socialmente su ternura y dulzura!
Con Caricias Calientitas
Según expertos, algunas actitudes básicas permiten al hombre ser un mejor padre; además, garantizarán que sus hijos sean felices y autónomos a la hora de tomar decisiones.
Dedicado especialmente a un papito maravilloso, extraordinario, dulce, tierno, el mejor, el padre de mis hijos!
ResponderEliminarPase por aca para recibir una Caricias Calentitas ,está haciendo mucho frio en Bs As!!!
ResponderEliminarEs una ternura leer este blog,será que es asi de tierna la autora ???
No tengo dudas que así es ,y no tengo dudas que es la más bonita !!!
Besotes !!!
Gracias por dejar tu dulzura todos los días en mi blog !!!
Felicidades Tita, por tus Entradas tan interesantes y por tener ese papito tan maravilloso para tus hijos...¿ son pequeñitos ó ya son Grandes ...?
ResponderEliminarBesos
Tenemos 2 maravillosos hijos, felices, uno de 27 años, y otro de 25, ya independientes, vienen a la playa cada vez que pueden, y celebramos la vida, siempre hay motivos, yo les digo mis bebés, se llaman igual que el papá!!!
ResponderEliminarUn besito marino.
Feliz Día del Padre, desde el corazón!
ResponderEliminarExcelente entrada, siempre con el amor de Tita impregnándolo todo con aromas angélicos!!
Gracias!
Tita tienes tres bebitos maravillosos.
ResponderEliminarMagnifica entrada para los papitos que son muy importantes.
Risoabrazos para todos.
Tuve un poco de lío con última entrada. No salian los comentarios .Me armo un poco de follon con el blog. La recogida de regalos y entrega no se como va.
Besitos Mediterraneos