domingo, 19 de septiembre de 2010

COMPARTIR PARA LA FELICIDAD


Para que los chicos tengan comportamientos generosos hay que enseñarles desde muy temprana edad a compartir. La acción de compartir es un proceso que se desarrolla lentamente, y que precisa tiempo y paciencia. Para ello, es fundamental tener en cuenta la edad del niño.

En los dos primeros años de vida, los niños no tienen ningún sentido de la propiedad, no distinguen cuando algo les pertenece o no. Si llevan tiempo jugando con un juguete o se familiarizan con él creen que es suyo, no entienden que pueda ser de otro.

De igual forma, cuando prestan algo, piensan que no les va a ser devuelto, que lo van a perder. Por eso, es importante no obligarlos a prestar sus juguetes o prendas de vestir, hay que consultarles, explicándoles, con cariño, amabilidad, ejemplos, las ventajas de compartir y asegurarles que sus pertenencias van a volver a su lugar, en su cuarto. Los papitos deben respetar sus sentimientos, de lo contrario, se podría convertir en un chico inseguro y más egoísta a la hora de compartir sus juguetes.

Alrededor de los dos o tres años, los chicos son egocéntricos, piensan que todo gira en torno a ellos y aunque ya pueden entender el concepto de propiedad les cuesta mucho compartir. Pero como a esta edad empiezan a jugar con otros niños, comienzan a relacionarse y a participar de los mismos juegos y juguetes, pero todavía no están preparados para compartir sus objetos sin que surjan conflictos, generados por la ansiedad de perder su juguete preferido, es conveniente que los papitos le ayuden a elegir los juguetes que no les importa prestar y guardar aquellos por los que tiene más interés para cuando esté solo, esto en un principio es sano, igual enseñarle que hay objetos que no se comparten, como el cepillo de dientes.

Los adultos a cargo de los chicos, cuando van a un parque, y llevan un juguete, hay que explicarles claramente, con dulzura y amabilidad, son juguetes para compartir con otros chicos y hacer el juego mas divertido y alegre, como quien dice se le muestran las ventajas, y si el chico no acepta pues se deja el juguete en casa o la mamita en el parque lo devuelve, son normas anticipadas que hay que cumplir. Para que los chicos aprendan a compartir desde la primera infancia, deben tener claro el concepto de propiedad, saber que les pertenece a ellos y lo que pertenece a los demás; también entender que hay objetos que pertenecen a todos, como por ejemplo los columpios de un parque público, con los que todos pueden jugar, de ahí que deban compartirse y turnarse, compartir se va haciendo un ciclo, una disciplina, ojala una rutina que culmine en el habito.

Nuevamente las ventajas, por ejemplo una pelota, que hay mas diversión si se comparte con los amiguitos, o las muñecas, y que así otro día el amiguito también va a compartir sus juguetes, ojo papitos, aquí vine el desinterés, que no vaya ser que el chico comparta por interés; se comparte para alegrar al amiguito y divertirse mas, además que compartir es una acción noble que hay que elogiarle sin exagerar, solo como un estimulo al principio. Por otro lado, los papitos, pueden “intervenir” con mesura, con respeto, para que su hijito entre a un juego o le compartan algo, y saben nuevamente como siempre entra el gran rey del aprendizaje: el ejemplo.

Desde pequeñitos ellos van sintiendo que compartir, que dicho sea de paso es el papá de la generosidad, es una acción que les produce alegría, además es ir por la senda de los desapegos materiales, esta integralidad los hace mejores personitas, y como en todos los chicos están atentos a copiar el comportamiento de sus papitos y adultos que pasan mas tiempo con ellos. Como es sabido por todos la imitación es un factor importante para el desarrollo del aprendizaje, entonces hay que apostarle a que los chicos observen cómo sus papitos son personas generosas en el trato diario con otras personas y cómo se comportan con los demás siendo amables y generosos.

Enseñar valores no es fácil, y mas cuando se es chico y todo lo les rodea significa de alguna manera seguridad, existen unas sugerencias universales para sembrar en los chicos el habido de compartir: El chico debe saber con tiempo, con antelación que algunos juguetes son para compartir con sus hermanos, primos, vecinos, por ejemplo, si los papitos deciden comprar una pelota, o un triciclo, debe entender, aceptar y asimilar que tiene que compartir haciendo turnos; igual si va a llegar una visita a casa con otros chicos, hay que decírselo, y prepararlo para compartir. Jamás ridiculizarlo y humillarlo como un egoísta delante de otros chicos o adultos, por favor, se puede retirar el chico con discreción y explicarle, e incluso puede haber una sanción, pero moderada y a solas, ahora bien que si el otro chico hace pataleta, pues la solución es retirar el juguete y decirles que será devuelto hasta que lo compartan, en ocasiones la visita o el otro daña el juguete, esta situación si que interfiere en el futuro compartir, de ser así momentáneamente, se saca el juguete el chico se le ofrecen disculpas y se pone sobre el tapete un juguete de esos destructibles. Obviamente el adulto debe establecer turnos cuando los chicos parecen no asimilar que deben compartir, prevenir y planificar con claridad y para las ocasiones en las que se espera que comparta. Si vienen chicos, primos, amiguitos a jugar, es aconsejable proponer juegos en los que conviene compartir como pintar con lápices de colores, utilizar plastilina o jugar a las construcciones, ó proponer juegos en los que hay que turnarse como tirar la pelota a la portería, subir en los columpios o montar en triciclo, cambiar la muñeca, peinarla. Para nada obligarlos o forzarlos, el pequeño debe comprender que compartir es una acción buena que hace que los demás disfruten con sus cosas y que por eso él debe sentirse orgulloso de sus juguetes y de que a los demás les gusten, y bueno asegurarse de que después le serán devueltos es conveniente.

Es importante fortalecerle los momentos en los que comparte, elogiándole cuando se ofrezca a compartir un juguete, a hacer turnos o cediendo para evitar un conflicto, sin exagerar, dulce y amablemente se le resalta, algo como, “Juan eres un chico amable que sabe compartir, bravo”. Incluso en pocas ocasiones se le puede premiar, con una pequeña recompensa, ojo pequeña, no se puede convertir en una obligación para siempre.

Es a los tres años cuando los chicos empiezan a disfrutar jugando con otros niños de su edad, participando todos del mismo juego y compartiendo los juguetes, el único problema es que todos desean el mismo juguete, si uno tira una pelota, todos quieren la pelota y si uno quiere coger la bici, todos los demás querrán cogerla también, es imitar, pues bien son momentos perfectos para invitar a, compartir y respetar, los turnos por ejemplo. Cuando ya tiene 5 años el tener amigos es importante para ellos y entienden que compartir sus objetos les ayuda a tener amigos.

Para un niño, aprender a compartir es un proceso largo que cuesta un tiempo y requiere un aprendizaje, ya que compartir no es una característica innata del ser humano y, de hecho, nos cuesta mucho incluso de adultos, a pesar de saber que es algo positivo. Los niños, al principio, lo quieren todo para ellos, pero con el tiempo y un buen modelo – ejemplo a imitar, aprenden que compartir les hace más felices que estar solos con un montón de juguetes, y de paso están introduciendo pacíficamente en el mundo de la convivencia. Es que durante la primera infancia, compartir genera grados de dificultad, esta es una etapa egocéntrica, que supone una manera de ver el mundo desde la perspectiva de uno mismo, sin saber ponerse en el lugar de los demás. Y si es difícil compartir los juguetes, cuando la mamita abraza a otro chico, le da un becito, lo alza, esto si que puede generar una “guerra”. Mientras más pequeños son, más les cuesta compartir, la mayoría de niños pequeños necesitan poseer muchos objetos, puesto que esto les da seguridad en sí mismos y en su entorno, por lo tanto aprender a compartir es un proceso que se va desarrollando con el tiempo y la educación, la amabilidad, el amor, la comprensión, la claridad, el respeto, valores que se van ejercitando poco a poco; los chicos pequeños piensan mucho en sí mismos y en lo que quieren o necesitan, pensar en las necesidades de otros es el principio de aprender a compartir. Pero es fundamental saber trasmitirlo, sembrarlo, abonarlos y enseñárselo ya que de esta manera se aprende a convivir, aquí los papitos re aparecen con el buen ejemplo.

Los 3 años, se considera la edad de “es mío”, y entonces compartir es lento y hasta doloroso para ellos, desde los 4 años los afectos y admiración, los lleva a ofrecer un pedazo de manzana masticada, es un acto de generosidad extrema. Existen momentos en que los papitos deben ponerse en el lugar de sus hijos tampoco todo es para compartir, por eso es tan importante repasar las propiedades, y hacer una enumeración de lo que tienen los otros chicos, un error común que cometen los papitos es decir a los niños que todo es de todos, esto no es cierto y resulta contraproducente, ya que los niños deben aprender que las cosas sí tienen un dueño, y que cuando se quiere algo, hay que pedir permiso a ese dueño, o que tienen que pedir permiso a sus dueños, y además, deben entender que el propietario puede decir que no, ya que hay cosas que se comparten y otras que no, así el niño aprende de las dos experiencias, sentir el agradecimiento del otro frente a su generosidad y la de sentir el rechazo del otro ante su falta de generosidad- para sentir el placer de compartir. Igual en el núcleo familiar hay que respetar las pertenencias del pequeño, si el chico tiene juguetes que definitivamente no quiere compartir, antes de.. Hay que escuchar con atención sus razones, es mas los papitos deben pedirle permiso cuando van a utilizar algo de él, leerles cuentos cortos y claros sobre “compartir” resulta de gran ayuda, y por ultimo reforzar y motivar con el buen ejemplo.

Con Caricias Calientitas

Para poder ayudar efectivamente a un niño a compartir, primero debemos entender en qué está pensando el niño. Tenemos que ver las cosas desde su punto de vista.


3 comentarios:

  1. Una Entrada bien interesante, hay que enseñar también a los papitos a no regalar las cosas de sus hijos a otros niños ni aunque sean de la familia...sobre todo cuando no se cuenta con la opinión del legitimo propietario, es decir de sus hijos; me he encontrado yo hace ya unos años con que mis padres le habían regalado cosas mias como una bicicleta ó una mochila a otros primos míos sin contar siquiera con mi opinión y cuando he ido a buscarlas ya no aparecían por ningún lado, sin saber que podría haber pasado con ellas, con las que eran mis pertenencias y la verdad es que me enfade bastante, en su momento, no por el valor de las pertenencias en sí, sino por el hecho de regalarlas a espaldas mias...
    Respecto a eso de que incluso a los adultos nos cuesta compartir, recuerdo como graciosa una anécdota de cuando fuí a Salamanca a compartir piso por mi primera vez y la que iba a ser mi compañera no dejaba de decir: "esto es mio " y "tal cosa es mia" y asi con todo, y recuerdo que yo pensaba: bueno, vale, si ya sé que toda la casa es tuya, si yo no cojo lo que no es mio sin permiso...curiosamente al termino del curso eramos bastante amigas y compartimos dos ó tres cursos enteros el piso y al final incluso me invitó a su boda y me pidio sentarme en la misma mesa de los novios, es decir de ella y su marido, pero el primer día fue una cosa...yo decia, que mujer más posesiva jajaja
    Besos

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  2. Compartir es maravilloso. tanto para niños como adultos.

    DAR y RECIBIR se tornan pura energía, y en el compartir se aprende lo sublime de la experiencia.

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  3. es una linda tarea enseñar a compartir.

    al principio lo que ellos adoptan es el juego paralelo: uno al lado del otro, cada uno con su juguete. nadie toca el del otro. solo se comparte ese espacio, con ¨el amigo invisible¨.
    de a poquito, empiezan a entender que si comparten, no se lo sacan, y tambien pueden prestarle y lo regresa a su dueño.
    la época del jardin de infantes, ayuda mucho en esta etapa de los niños.

    los valores y comportamientos familiares, favorecen mucho a transitar éste período, con facilidad.

    muy interesante el post Tita!!
    kissessss

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