martes, 1 de junio de 2010

ACOMPAÑAMIENTO PARA LA FELICIDAD


Cuando nace el bebé, hay un imperativo de compañía, y realmente manejar la compañía y los periodos de soledad deben llegar a un equilibrio tal , que le permita al niño poder estar solo y disfrutar de su soledad, ojo que cuando se habla de periodos de soledad, no es irse a la calle y dejarlo solo, es dejarlo en la cuna para dormir solito, es dejarlo cuando despierte que este un ratito solo, es dejar que juegue solo a ratos, es dejar que haga su tarea del kinder solito, eso sí, siempre con una supervisión “anónima”; el juego solitario favorece entre otras habilidades la autonomía, la imaginación y la creatividad. Y aunque a esta edad los niños necesitan de la compañía de los adultos para sentirse seguros y confiados es muy útil estimularlos poco a poco para que aprendan a jugar y entretenerse por sí mismos, aunque sea por un par de minutos.

Aunque los chicos sean sanos y “normales", en la mayoría de los casos no son capaces de jugar solos, si bien es una conducta común en los menores de esta edad -que por cierto suele complicar a muchos papitos la solución no es 'estar encima' de ellos todo el tiempo o participar en cada uno de sus juegos, sino estimular, poco a poco, pequeñas cuotas de autonomía. El juego solitario desarrolla la creatividad e imaginación, además de lograr mayor autonomía e independencia. Es un estímulo potente para explorar lo que le rodea, en cambio, si el adulto está constantemente interviniendo, los niños se vuelven pasivos y pueden perder el interés por descubrir cosas, lo que posteriormente podría perjudicar su autonomía e independencia. Hay que señalar que cuando los niños están jugando solos, organizan toda una estructura mental para enfrentar el juego. En esta búsqueda por conocerlo, él está aprendiendo cómo se usa un juguete, cómo relacionarse con él y para qué sirve”. Algunos especialistas afirman que además esta forma de entretenerse le sirve al niño para experimentar, descargar emociones, comunicarse consigo mismo y su entorno y permite a los padres conocer cuáles son los temas que le interesan. Sin embargo, tampoco se trata de dejarlos solos o negarse a jugar con ellos. Los pequeños -especialmente los menores de tres años- necesitan sentirse seguros, queridos y confiados de que cuentan con un adulto que los protege y que acudirá en su ayuda si así lo requieren. En cambio, sí se trata de darles un poco más de libertad para que ellos exploren por sus propios medios.

La primera herramienta de juego del niño es su propio cuerpo y los papitos son agentes activos en ayudarles a descubrir cada parte, en momentos como el baño y vestirse, además de ofrecerles ejemplos a imitar. Desde los seis meses en adelante, el juego individual consiste también en que ellos vayan descubriendo cosas y resulta especialmente útil que desde entonces los adultos les alcancen juguetes u objetos que puedan manipular, abrir y cerrar. A partir de los 11 ó 12 meses, junto con alcanzar la posición erguida, mayor facilidad para desplazarse, caminar y atrapar objetos, se les abre un abanico de posibilidades para explorar y conocer el mundo que los rodea. La gran cantidad de estímulos que recibe y su curiosidad innata favorecen la habilidad del niño para entretenerse a solas, condición que debe ser incentivada por los papitos, comenzando por un par de minutos al día.

A los dos años de edad esta habilidad debe ir aumentando de manera gradual, principalmente porque los niños muestran mayor interés en sus juguetes y es común que se concentren durante un buen rato en un objeto o actividad. La creatividad y capacidad para resolver problemas sin la ayuda de un adulto son ampliamente estimuladas a través de este tipo de actividades. Aprender a jugar solos requiere del apoyo y preocupación de los papitos. Obviamente hay que tener unos parámetros a seguir, para que esta actividad resulte constructiva, útil y por sobre todo segura: Brindarles un lugar seguro, con estímulos adecuados, juguetes variados, didácticos y de acuerdo a su edad. También pueden ser otros objetos que cumplan la misma función y no representen un peligro para el niño, ya sea por su tamaño, composición o características. Aunque vayan a jugar solos, deben ser supervisados constantemente por un adulto. No es necesario intervenir en sus juegos; basta con permanecer cerca, observarlos y hablarles de vez en cuando para que se sientan acompañados. El juego solitario debe combinarse con -y no reemplazar- el juego compartido. Éste último debe incluir por lo menos una hora diaria. De otro modo, el niño puede sentir que el juego a solas es más bien una obligación que una forma de pasarlo bien. Tampoco hay que esperar que lo haga por mucho tiempo; con un par de minutos es suficiente para empezar. En un principio los niños necesitan ayuda para empezar a jugar solos. Aprenden por imitación, nuevamente el ejemplo, así es que al comienzo hay que tener mucha paciencia para repetir un juego hasta que ellos puedan hacerlo por sí mismos. Los papitos deben enseñarle a usar y disfrutar de sus juguetes. De acuerdo a algunos especialistas, el niño necesita ver que hay un vínculo emocional entre el juguete y su mamita o el adulto a su cargo. No hay que confundir enseñarle a jugar con dirigir sus juegos u ordenarle exactamente lo que tiene que hacer. Tampoco es conveniente ayudarlo cada vez que tiene problemas con un juguete. Lo mejor es esperar y estimular a que resuelva por sí sólo las dificultades que se le presentan y descubra cosas por sí mismo. Para separarse paulatinamente de sus juegos, el adulto puede ir imitando las actividades del niño, pero en forma paralela: si éste arma bloques, la mamita puede ir armando sus propias estructuras; si él hojea un cuento, el papá puede hacer lo mismo con el periódico.

El tema de las primeras tareas escolares, las del jardín, es importante ayudarles, pero una cosa es ayudar y otra muy diferente hacerles la tarea completa. En todos los hogares del mundo cuando el chico empieza a ir al jardín trae una tarea, de recortar, pegar, colorear, y los papitos sienten que la tarea es para ellos, y no hay tal, es una actividad que el chico puede realizar solo, pero necesita, estimulación, algunas indicaciones de orden, seguridad, y por su puesto una revisión. Los pequeños necesitan una guía y ejemplo rutinario, para ir adquiriendo la disciplina y el hábito del estudio y para buscar los métodos que mejor se ajustan a su capacidad de aprendizaje. Es bueno ayudar, con paciencia, amabilidad, exaltación de cualidades, habilidades y destrezas, es decir, colaborar despejando las dudas del niño mientras hace sus tareas y supervisar que haya completado todo. La paciencia es vital en estos momentos decisivos para su química con la responsabilidad de estudiar, paciencia con el tiempo, él chico se toma su tiempo, no es el tiempo en que lo harían los papitos; el ritmo de los niños es muy diferente al del adulto, seguro para los papitos es sencillo, pero el chico se gasta mas tiempo porque empieza a desarrollar la habilidad de no salirse de la línea mientras colorea. Por eso tener tiempo para dedicarle al niño es fundamental. La cantidad de ayuda tiene una relación directa con la edad, entre mas pequeño, mas tiempo.

No hay una edad especifica para saber cuándo dejarlo que se enfrente solo a los retos escolares pues eso lo determinan las características de cada hijo. Hay unos más independientes y otros que requieren especial atención incluso en el colegio. En los niños sin dificultades de aprendizaje lo usual es que se les preste especial atención durante el primer ciclo, es decir, hasta que culmine el tercer grado. Sin embargo, algunos estudiantes requieren mayor atención porque pueden tener algún déficit atencional, ser hiperactivos o no se ajustan al sistema tradicional de aprendizaje del centro educativo. Sea cual sea su caso, el acompañamiento es una oportunidad para compartir con amabilidad, creatividad, amor, dulzura y ejemplo que la felicidad está en todos los momentos presente. También es un momento para estar en familia, incluso, se puede asignarles alguna actividad de acuerdo con la edad. Mientras el grande está completando un cuestionario, el pequeño puede estar haciendo trazos con crayones. De esta manera se crea una atmósfera de concentración en la cual todos están trabajando en algo. Así el momento de hacer las tareas deja de ser visto como un castigo terrible de un solo miembro de la familia. Lo ideal es que tanto papito como mamita se involucren en el proceso de aprendizaje de los hijos.

Existen secretos a voces, hacer un plan con ellos, que incluya juego, tele, playa, bici, tarea y lo mas importante dar cumplimiento; es sabido que por la incursión laboral de la mujer los horarios son limitados, pues hay que ingeniárselas, pero esta actividad es tan importante como fundamental para el desarrollo de la habilidad de aprendizaje del pequeño, pues debería sobrar decirlo, los gritos y castigos deben estar fuera de estos momentos, lo cierto es que así como hay tiempo para todo, debe haber tiempo para los hijos!

Con Caricias Calientitas

Los bebés necesitan pequeñas pausas a lo largo del día para dormir o entretenerse consigo mismos. Estar tumbado sobre la colcha, mirar la habitación, escuchar las voces, estudiar su cuerpo… Eso les tiene bastante ocupados durante un buen rato

1 comentario:

  1. Como siempre, tu reflexión no está falta de razón. Saludos.

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