Las abuelitas son sinónimo de dulzura, sabiduría, ternura, paciencia, complicidad, caricias, delicias culinarias, pero cuando ellas son las encargadas de cuidar a los niños, jamás se le debe delegar como una responsabilidad de carácter obligatorio, pues un hijo es responsabilidad de los papitos. Las abuelitas según los papitos no tienen nada más que hacer que estar cuidando los nietos, pues aquí cabe recalcar que las abuelitas ya no tienen la suficiente energía para correr, saltar, en ocasiones las abuelitas tienen sobre peso y esto las impide para desplazarse con e niño en brazos, entonces aparece la inseguridad, una caída puede ser fatal para los dos.
Otro consejo para los papitos es ser considerados con la abuelita. Hoy en día se conoce a través del libro: Síndrome de la abuela esclava, que a las abuelitas se les recargan tantas obligaciones, impropias para su edad, que terminan fatigadas y enfermas, con problemas físicos como mareos, decaimiento, dificultad para respirar, cansancio o caídas frecuentes, entre otros. Aunque su ayuda es fundamental, también debe tenérseles consideración, pues ya no está en sus manos el papel de la crianza. Las abuelitas no deben tomar grandes decisiones, ni encargarse de aspectos de la crianza que les corresponde a los papitos. Es posible que la abuelita no se queje y cuide de los nietos con diligencia, pero aparecerán manifestaciones físicas y emocionales que reflejen su cansancio. Es difícil diagnosticarlo, precisamente porque ellas quieren participar de las actividades con sus nietos. Lo ideal es buscar un equilibrio entre las responsabilidades y sus capacidades.
Abuelitas hay de todo tipo, desde las que consultan todo, todo, todo, antes de hacer (y entonces te llaman al trabajo unas 42 veces en la mañana para ver si le ponen la camiseta blanca o la celeste) hasta las que están absolutamente convencidas de que su verdad es la verdad. Lamentablemente, en muchos casos, esa verdad, era absolutamente válida hace 30 años atrás, pero no hoy día, o no para los papitos. Hay abuelitas que son muy valerosas en la vida de sus nietos, y como por lo general son bastante consentidoras y se toman el rol de salvadoras únicas cuando los papitos no complacen todos los antojos del pequeño, aparece un error frecuente que finalmente les quita autoridad a los papitos, y torna a los niños engreídos, caprichosos e intolerantes, actitudes que distan años luz de la felicidad. Debe quedar claro y establecido que la crianza de los hijos les compete exclusivamente a los papitos; si éstos por ocupaciones laborales no pueden dedicar el tiempo necesario a educar a sus hijos, entonces las abuelitas pueden cubrir esa ausencia temporalmente, concertando con los papitos sobre los modos, estilos y obligaciones que toda crianza demanda y nunca ejecutar lo contrario a lo establecido.
Los niños deben ir creciendo y conociendo a sus papitos en todos los aspectos de la vida, deben sentir su amor, sentirse disfrutados, jugar, cantar, con sus papitos, así se les esta permitiendo y fortaleciendo desarrollar con firmeza su autoconcepto, se fortalecen con el amor y se brinda así su sentido de pertenencia al grupo primario de apoyo que lo acoge con firmeza y afecto. Las abuelitas pueden colaborar y ayudar con su experiencia a los papitos trabajadores y novatos, pero con límites.
Y aquí cuando la abuelita es la paterna, en ocasiones se crean relaciones difíciles entre la suegra y la nuera, es en estas circunstancias donde pueden surgir los conflictos; sobretodo si viven en casa de la abuela y ésta adopta el rol de la perseguidora con la esposa del hijo, critica su rol de ama de casa, porque "no lo atiende como debería, como yo lo atendía", y luego cuando nace el nieto, ingresan a cuestionar su rol de madre, apoyándose en que ellas han sido madres mucho antes y que saben las reglas de juego de la crianza infantil. Hay algunas abuelas que incluso recurren a métodos no honestos, como el decirle al niño que ella es la buena porque lo consiente y le da sus gustos y que la madre lo castiga (corrige) porque no tiene paciencia, de ese modo la abuelita gana el rol de la buena y la mamita el de la mala, en ese estado de cosas la guerra se declara, muchas incluso consiguen crear crisis entre los padres del niño, en estos casos mejor optar por una niñera, una guardería y la abuelita en espacios familiares.
Sucede también que hay abuelitas que quieren compensar con sus nietos, las fallas cometidas con sus hijos cuando eran chicos, y ejecutan toda una serie de permisiones a los nietos, los sobrecargan ante sus demandas, no permiten que los corrijan y nunca les niegan nada; así los papitos van pasando a un segundo lugar, sobretodo porque los niños pequeños se guían más por el principio del placer; pero se les debe ir preparando para su ingreso al principio de la realidad y hay que recordar que en la vida real no siempre se puede obtener lo que se desea, de esa manera a los niños, complacidos en todo, no los entrenan para afrontar las frustraciones que muchas veces depara la vida, y al no estar preparados, van a sufrir y se van a decepcionar mas adelante.
Las abuelitas, que consientan, mimen, cuenten cuentos empitucados, canten nanas, acaricien, pero guardando las distancias en cuanto a crianza se refiere.
Con Caricias Calientitas.
Las recetas de las abuelitas son deli y eficientes!!!
ResponderEliminarQue linda entrada, espero ser una "buena Abuela", encontrar el equilibrio y que los niños decidadn si quieren estar con una u otra abuela...(abuelos), total libertad. Me encantaría que vengan a visitarme o estén conmigo por amor y no por obligación!
ResponderEliminarGracias Tita sigo aprendiendo!!!!