El chupar deditos o dedo, ya sea de la mano o del pie, es un reflejo primario que a veces se mantiene por dos razones. Una dice sobre la relación con que el niño simplemente queda acostumbrado al placer que le produce o le relaja. Por ejemplo el hábito de chuparse los deditos como un apoyo a la hora de dormir. Otra razón se refiere a situaciones en las que puede haber alguna dificultad en el desarrollo psicomotor de los pequeños, debido a una escasa estimulación. Eso se manifestará a través de un hábito, de una acción repetitiva. Generalmente, este tipo de comportamiento permanece mas bien por la primera razón mencionada, con lo cual se requiere ingenio y creatividad por parte de los papitos y educadores para la felicidad, para controlar y quitar este mal hábito.
Tanto, los papitos como los educadores para la felicidad pueden y deben interferir en estos casos con paciencia, creatividad y amabilidad. Por ejemplo, en el caso de que el niño se duerma con el dedo en la boca, una de las primeras disposiciones a tomar es intentar sustituir el hábito por otro que no le pueda causar daño físico. Para que el niño no cambie el hábito de usar sus manos, le regale un muñequito u otro juguete a que el niño le guste, que en ocasiones se convierten en su objeto de seguridad, siempre hablándole con cariño y mucha claridad y puntualidad. Es necesario que se críe un amiguito, un compañero para su descanso. El masajear las manos del niño o acariciarle la cabecita como forma de relajarle, puede ser una alternativa positiva a la hora de ayudarlo a que se quite el mal hábito. Es más conveniente sustituir un mal hábito por otro bueno que hacer el empleo de castigos y prohibiciones.
Normalmente los niños dejan el hábito de chuparse el pulgar o los dedos entre los dos y los cuatro años de edad. La persistencia de este hábito después de los siete años puede favorecer la aparición de problemas dentales. Puede comprometer la posición correcta de los dientes. Existen muchos casos en que los dientes superiores se quedan más salidos que los demás. En este caso, con paciencia y mucho empeño, hay que inducir al niño para que deje el hábito.
Los papito les preocupa la costumbre de chuparse el dedo que tiene el pequeño y se preguntan si hace daño, a qué edad debe el niño dejar de hacerlo, o qué puede suceder si el niño no deja de hacerlo. Los niños chupan las cosas porque chupar es uno de los reflejos naturales de los bebés y a medida que van creciendo van aumentando sus propósitos. Chuparse el pulgar, los dedos, los chupetes u otros objetos pueden ayudarlos a sentirse seguros y contentos y los ayuda a conocer su mundo. Los niños pequeños también puede que chupen para calmarse. Como chuparse el dedo es relajante, puede inducir el sueño. Después de que los dientes permanentes salen, chuparse el dedo puede causar problemas con el crecimiento correcto de la boca y la alineación de los dientes. También puede causar cambios en la parte superior de la boca. La intensidad con que chupan es un factor que determina si resultará en problemas dentales o no. Si los niños descansan el pulgar en la boca pasivamente, tienen menos probabilidades de tener dificultades que los que se chupan el dedo vigorosamente. Algunos niños que se chupan el dedito enérgicamente pueden causar problemas a sus dientes de leche (primarios). Si nota cambios en los dientes primarios de su niño, hay que consultar al odonto-pediatra. .
Cuando se empieza la campaña de abandonar el mal hábito, hay que alabar a los niños por no chuparse el dedo, en vez de regañarlos cuando lo hacen. Es importante recordar que los chicos se chupan el dedo cuando se sienten inseguros o necesitan consuelo, en ese orden de ideas hay que corregir la causa de la ansiedad y proveerle consuelo y afecto al pequeño. Y i el chico ya es mayorcito, busque alternativas creativas como, pintar, leer cuentos, ver laminas, armar rompecabezas, jamás usar métodos como, untar sus deditos de ají, por favor, o envolverlos en esparadrapo, aquí cabe preguntar si a los papitos les gustaría les hicieran esto? La visita al odontólogo se puede aprovechar para que él le explique con laminas lo que le puede suceder a sus dientes y que claro su sonrisa e vería afectada, y si esto tampoco funciona aborde creativamente las funcione de los dedos por ejemplo pintar, acariciar, jugar; hoy día algunos pediatras recomiendan sustancias amargas en los deditos, y esto por favor es irrespetuoso, abusivo, siempre el amor, la paciencia, la creatividad, y la estimulación adecuada y oportuna son la mejor solución.
La mayoría de los niños grandecitos ya pueden razonar y están en una etapa de desarrollo en la que pueden cooperar con los papitos y tratar de superar un mal hábito. Ellos sabes que a una cause sigue un efecto, entonces los chicos pueden colaborar a dejar el mal hábito o negarse. Lo primero, tratar de convencerlo con argumentos amables, dulces, creativos, oportunos, que deje de chupar dedito, mostrándole cómo se le pueden arruinar los dientes y afectar otras partes del cuerpo, además que su dedito va a oler muy mal, y decirle que el dedito va a llevar muchos gérmenes a su lindo cuerpo, muéstrale la distancia entre los dientes de arriba y de abajo con un espejo, mostrarle también la piel áspera y arrugada (los callos) que tiene en el pulgar; es bueno acudir a su orgullo pues a los chicos les encanta parecer grandes y los grande no se chupan los dedos. Si el chico acepta que quiere dejar de chupar dedo, pilas porque empieza la planificación en compañía, para ayudarlos a que tengan éxito, los papitos deben armarse de paciencia y buena disposición, sobre todo en los primeros días que son los mas difíciles, bueno mantener las manitos ocupadas, ya sea pintando, artes manuales, etc.
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Como todo hábito chupar deditos es un acto inconsciente, entonces es bueno buscar una forma creativa, amable, respetuosa para recordárselo, por ejemplo pintando el dedito con una carita feliz, jugar con un títere de dedo, ponerse unos guantes .. o vestir el dedito con bufanda, una lanita puede servir y así con mucha creatividad el abandono de este hábito se convierte en una oportunidad de interacción, de afecto, dedicación, tiempo con calidad, y si el chico asiste a un jardín hay que compartir con sus profesoras la planificación establecida; hay evitar a toda costa actividades que invitan achurar dedo, por ejemplo ver televisión; no puedo terminar sin recordar que seguramente muchas de las actividades resultan mas placenteras que una “sopa de dedos gordos” tanto para chicos como para los papitos.
Con caricias Calientitas…
La sopa de dedos gordos para ellos es un manjar!!!!!
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